Friday, July 25, 2008

PERDIDOS EN LA ISLA ENTRE PESCADORES Y DESERCIONES
Sabía que el asunto de Daniela en Cuba se complicaría. Dudaba de Tessie y no me equivoqué. En cuanto se le acercó un seductor caribeño la muy traviesa dejó el arado y se fue amotinada a maridar a las playas de Varadero. Siempre lo mismo. Siempre el engaño. Siempre el desplante. ¿Cómo se le dice al hermano de la víctima que su acompañante terapéutico se hizo humo?. Victoria y Pierette, de buenas a primeras, se quedaron con la responsabilidad de asistir a una enferma que ya comenzaba a recuperarse y volvía a caminar ayudada por bastones. Pero este no era el trato. Se había acordado estar dispuesto al sacrificio solidario, no a la aventura y, ante ésta situación inesperada (?), René me suplicó que lo acompañara a Cuba para reorganizar la cuestión.
Pactamos estar una semana, tiempo suficiente para depurar las cosas y volver lo antes posible porque el lanzamiento del libro me apremia. Viajamos con la noticia a cuestas sobre lo vivido por dos pescadores, los hermanos de 35 y 37 años respectivamente, que lograron atrapar un tiburón de 370 kilos y cuatro metros de longitud. Como su barquita sólo mide tres metros, tuvieron que pedir ayuda a un barco. “El bicho era demasiado grande para el batallita. Seguro antes de morir- dijeron los pescadores- soltó al mar varias de sus crías. Es curioso porque tenía muchos dientes fuera de la boca, de pulgada y media de largo. Para subirlo a un camión fue tremendo y hubo que doblarlo. Nos hizo recordar esta experiencia a la historia de Santiago en El viejo y el mar.
Debo anticiparles que durante este período no colgaré ningún posteo en la bitácora porque es sumamente costoso el acceso a internet en la isla. A la vuelta les contaré como terminó el culebrón. Mientras tanto y si tienen ganas, los invito a entrar en
www.abanico.org.ar para leer tres cuentos míos que publicó la revista virtual de la Biblioteca Nacional. Espero que los disfruten.
SE VIENE LA PIPA DE HEMINGWAY EN FORMATO DE LIBRO. EN AGOSTO YA ESTÁ A LA VENTA. LA EDITORIAL REGALARÁ UN LIBRO SIN CARGO A LOS LOS 10 PRIMEROS QUE ENVÍAN UN E-MAIL A MI CASIILA. LA PIPA DE HEMINGWAY- UN BLOG HECHO LIBRO-

Wednesday, July 23, 2008

EL EXTRANJERO, EL DE TRAJE AZUL Y EL DE CORBATA VIOLETA
Emblemático café Rond Point. 14.30. Lunes. En algunos minutos llegará Eneas Federici para hablar de un tema personal. En medio de la lenta espera observo a un grupo de señores de saco y corbata que dialogan relajadamente. Beben whisky y saborean saladitos. Uno es extranjero, su acento lo delata. Habla un castellano gangoso. Los dos restantes parecen empresarios. Están groseramente desparramados en las sillas. Hasta mi mesa llega la voz del más conversador: “¡Qué mal gusto el de Bush, comerse a la Rice habiendo tanta Barbie suelta!”. Le responde el de traje azul: “Uno con la negra y el otro con la gordita becaria”. El extranjero prefiere salir del comentario vulgar y llevarlos al tema que le preocupa: “¿Vieron la foto de la playa de Torregaveta, el balneario al sur de Nápoles?”.Silencio. Desconocimiento. “Las dos nenas muertas en la arena y los bañistas tomando sol ¿todo por ser gitanas?”. El enemistado con el presidente norteamericano trata de imponerse: “¡Son todos iguales, el MacCain que quiere ser el sucesor de Bush no maneja una computadora, no sabe lo que un e-mails, todo lo hace el equipo!”. Le responde el de corbata violeta: “Son todos garcas, esperen unos meses y la bola de mierda nos ensuciará a todos porque se viene la diarrea bursátil y al negro no le va a alcanzar los jardines de la Casa Blanca para tapar la bosta”. El extranjero sigue preocupado por la conducta indiferente de los napolitanos y de sus compañeros de mesa: “Cuando empiezan con los gitanos se termina con los campos de concentración”.
Aparece Federici , me saluda y se sienta. Mira al sector de la barra buscando al mozo que lo atienda. “Ayer leí que Scott Fitzgerald al momento de morir tenía sobre su mesa de noche el libro de Hemingway Por quién doblan las campanas. Me acordé de usted y quería decírselo porque hoy es el cumpleaños de él. Seguro que para usted esto es una obviedad, pero se lo comento porque el domingo fue el día del amigo y no lo saludé”.
El de traje azul, el de corbata violeta y el extranjero, se levantan y salen del café. Suben a un BMW bordeaux y se marchan. Federici me pregunta: “¿Los conoce?”. Le respondo: “Son de la CIA y vienen por mí”.
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Wednesday, July 16, 2008


GORA SAN FERMÍN
Esta vez no es Amparo ni Manolo. Tampoco la fugitiva chilena Guillermina. Menos aún Foster. Ahora los ecos de la noche melancólica y azucarada con el cántico “Pobre de mí”, sumado a la ceremonia de las velas encendidas, me llega de la mano de John Hemingway, escritor y nieto de Ernest, quien estuvo en los recodos y balcones, en la esquina Hemingway y en cada lugar donde su antepasado dejara huella. Recién 85 años después que su abuelo pisara por primera vez las calles de la capital de Navarra, este hombre se suma a la fiesta y con total modestia se presta a una entrevista que podemos rescatar en
www.johnhemingway.blogspot.com No hace falta decir que la historia lo señala como protagonista.
Irene Zabytko, con mucha capacidad periodística, lo entrevistó hace muy pocas semanas con motivo del lanzamiento de su libro Strange Tribu: A memoir familia, editado por Globe Pequot Press. John le expresa a su entrevistadora en esa nota, que su trabajo literario reúne las memorias sobre su padre (Gregory) y su abuelo. Allí aparecen las desventuras y sinsabores de una relación dolorosa.
Mientras en Pamplona todavía se habla del turista irlandés que murió al caerse ebrio de un muro poco antes de la apertura oficial de las fiestas, el pasado 6 de julio. Cuando aún se contabilizan 42 personas hospitalizadas por las heridas sufridas durante las carreras. Sin dejar de lado que la Cruz Roja atendió en total a 457 personas en las calles, que la mayoría de los visitantes eran norteamericanos e ingleses y que el alcohol llenó las venas y el cerebro alegría, ya se está hablando de que en la calle Mercaderes otra vez un Hemingway regresará a ponerle aventura a la vida y a decir que en Pamplona nada se termina, todo se anuda al pañuelo sangre que acogota la respiración.
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Wednesday, July 09, 2008


DE INGRID BETANCOURT AL MUSEO SHÓLOJOV
“Yo soy idiota o este Chávez es un hipócrita; ahora resulta que después de haberse peleado con Uribe y tratarlo de agente de la CIA, anuncia que pronto recibirá a su hermano Álvaro Uribe para sostener una reunión en la que espera superar para siempre la crisis bilateral derivada del conflicto de la FARC”; dice el peluquero Mattarazzi, mientras el resto de los muchachos están siguiendo las imágenes que emite la televisión, en el momento que Ingrid Betancourt se reencuentra con sus hijos y pide apoyo internacional para liberar a todos los rehenes. “Para mí todo estaba arreglado, la Ingrid apareció disfrazada de guerrillera saludando como si se tratara de una actriz de cine. No se mostraba agotada, no parecía angustiada, se reía, hablaba perfectamente…¿no estará la mano de Bush en todo esto?¿Qué estaba haciendo Mc Cain justamente en ese momento?”, reflexiona Rosendo Castillo sin dejar de mirar la pantalla. René, recién llegado de La Habana y todavía sorprendido con la asistencia médica en la isla, aporta su opinión: “Nadie puede ser ingenuo. En el momento que liberaron a Ingrid, los buques norteamericanos vigilaban el Cono Sur y esto sucedió justo cuando Uribe y Mc Cain estaban reunidos. Precisamente en esa charla el candidato le decía que el operativo Jaque sería un éxito y que él como presidente, saldría favorecido a tal punto que Bush se lo agradecería personalmente”. El doctor Sierra poniendo más el acento y subrayando el concepto, agregó: ¡Cómo no va a ser así si los pozos de petróleo en las zonas más productivas de Colombia son del clan Bush!. Aurelio García, al que le encanta los tiros de ametralladora no se quedó con las ganas: “La Betancourt está en campaña. Se fue a Francia, se paseó por París como una reina…! Gatti, París era una fiesta!; estuvo con Sarkozy pero no con Royal porque ésta dijo que Sarkozy no tuvo nada que ver con la liberación y después de caretear, anunció que va a escribir un libro de su triste cautiverio y que la película no podrá contar todo lo vivido. Matarazzi interrumpe: “Fidel pidió a las FARC liberar a los rehenes y dijo que debe hacerse sin condición alguna. Eso viene bien porque los frena a Chávez y Correa y la hace pensar a la colombiana que ya se tiró contra Uribe cuando dice que el cree que se llega a la paz terminando con la FARC y yo creo que hay que hacer cambios sociales. No quiero dejar de opinar porque tengo en claro que Uribe quiere la reelección, Sarkozy el bronce, los halcones del norte el poder, los israelitas la medalla de oro y la Ingrid el Nobel, pero todo esto sucede mientras estamos sentados a la mesa en la “Pulga Beoda” y esperamos que llegue el chivito a las brasas y el cordero patagónico. Ninguno quiere hablar de Antonio, el rockero, al que acabamos de dejar en medio de un mar de tranqulizantes. Tampoco se dice nada sobre el mosquito Barrientos cuyo hígado ya le dijo que no soporta más una gota de alcohol. Todavía no crucé palabras con René sobre Daniela y aún tengo en la cabeza a los rusos que aman a Hemingway, como Yuri Diomin, el director del museo Mijail Shólojov, quien está interesado en hacer un intercambio con el Museo Hemingway de Cuba y desea invitar a varios especialistas. Me llegó la invitación y no sé si seguir esperando en este bodegón asqueroso el chivito o volar hasta mi departamento para contestarle al ruso que lo estoy meditando, que una aventura por Rusia bien vale la pena y que si se trata de Hemingway siempre es un privilegio.
EN AGOSTO APARECE LA PIPA DE HEMINGWAY EN FORMATO LIBRO. LOS PRIMEROS 237 POSTEOS DEL BLOG EN UNA PUBLICACiÓN DE LA EDITORIAL DE LOS CUATRO VIENTOS - UN BLOG HECHO LIBRO - LA PIPA DE HEMINGWAY-

Sunday, July 06, 2008

LAS CARTAS DE HEMINGWAY
Este documento es sumamente importante para todos los amigos hemingwayanos. Lo comparto y lo disfruto porque es un testimonio que merece difundirse.

Correspondencia entre los dos escritores
Hemingway invitó a Símonov a La Habana

Luis Hernández Serrano
La Jiribilla


Los escritores Ernest Hemingway —norteamericano— y Konstantin Símonov —soviético—, aunque nunca llegaron a estrecharse las manos, intercambiaron correspondencia en cierta época. Tales cartas, poco conocidas, contienen un alto interés humano y muestran facetas del pensamiento de estos importantes artistas.
El hecho que originó este intercambio de misivas sucedió cuando una delegación de escritores y periodistas de la Unión Soviética visitó EE.UU., invitada por la asociación de redactores de ese país. Los representantes soviéticos eran Símonov, Ilya Ehrenburg y Mijail Galaktiónov. Hemingway, residente en Cuba, al conocer la noticia, los invitó a La Habana. Los intelectuales soviéticos no pudieron viajar a la Isla porque, entre otras razones, obedecían a un intenso programa de trabajo que cumplir en territorio norteamericano y canadiense.
Símonov tenía una particular admiración por Hemingway, a quien consideraba como una de las figuras más interesantes de las letras norteamericanas. Durante su visita a EE.UU. en 1946, en un mitin celebrado en San Francisco, Símonov señaló que entre los literatos estadounidenses conocidos en la URSS, estaba especialmente Hemingway, y aclaró que entre los años 1936-46 llegó a ser el autor preferido de la intelectualidad soviética. Hemingway-hombre —valoraba Símonov— es inseparable del Hemingway-escritor, de sus libros y personajes, mejor dicho, de aquellos personajes suyos en quienes, sin ocultarlo, apreciaba la fuerza, la amplitud del alma, la valentía, la disposición a defenderse y defender la causa que se considera justa.
La participación de Hemingway en la guerra antifascista española de 1936-39 a favor de los republicanos y cuanto escribió sobre este hecho, significó mucho para Símonov. El escritor soviético, como otros tantos contemporáneos suyos, soñaba con luchar contra los fascistas en España, pero su bautismo de fuego fue Jaljin Gol, en Oriente, en el año 1939, antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial. No obstante, Símonov siempre mantuvo interés por la guerra española y escribió sobre ella poemas y una pieza teatral, entre otras cosas.
El autor de las novelas Días y Noches también redactó en abril de 1943 un artículo titulado Nuestra profesión, donde argumentaba: "En lo que a mí se refiere, que preferentemente escribo versos líricos, puedo decir que durante muchos años no he experimentado tanto gozo como cuando leí las escenas de amor de Hemingway en Por quién doblan las campanas.
Hemingway no conocía personalmente a Símonov y tampoco los unía personalmente ninguna vivencia común. Tal vez leyó su nombre en la prensa norteamericana porque, antes de llegar Símonov a EE.UU. en 1946, se había editado recientemente su novela Días y Noches, la cual narra la defensa de Stalingrado frente a los invasores alemanes. La prensa estadounidense había valorado positivamente la publicación de la novela y destacó que estaba escrita por un hombre que había vivido la difícil experiencia de la guerra. "Cuando llegué en 1946 a EE.UU. era allí uno de los best sellers", afirmó posteriormente el intelectual soviético.
En el momento de la invitación de Hemingway a Símonov, la atmósfera política internacional se caracterizaba por el proceso de Nuremberg contra los criminales de guerra nazis, y en Norteamérica ya había sido pronunciado el tristemente célebre discurso de Churchill que dio comienzo a la "guerra fría" de EE.UU. y Gran Bretaña contra la Unión Soviética.
Esta correspondencia entre ambos escritores —de la cual ofrecemos una muestra— se publicó íntegramente, por primera vez, en el número nueve de la revista Literatura Soviética1, el pasado año.
Invitación a La Habana
La Habana, Cuba, 16 de mayo de 1946.
Querido Símonov:
Tom Sevlin, con quien Ud. Se ha encontrado en Nueva York, me telefoneó desde allí para comunicarme que posiblemente usted viaje a nuestras tierras y yo le pedí que lo invitara a pasar por mi hacienda. Me prometió transmitirle mi invitación. Pero le escribo yo mismo para tentarlo a venir si es que puede.
Estoy en la mitad de mi novela, me sentiré feliz de aplazarla por un par de días para poder ir con usted al Gulf-Stream a pescar. Creo que realmente lo gozará y podríamos tener una pesca realmente magnífica. Le he escrito a Ehrenburg, tentándolo a venir también a él, y espero que ambos podrán hacerlo. Si puede venga, por favor, porque para mí será un verdadero placer verlo a mi lado, y para usted resultará una buena vacación.
Ahora en el Gulf-Stream abunda el pez espada, y el agua está densa y oscura, lo que promete una pesca estupenda, que durará por lo menos un mes.
En el caso de que no lleguemos a pescar nada, pasaremos un buen rato juntos, y espero que a ambos les gustará ver La Habana. Con el más fraternal saludo y gran esperanza de verlos, siempre suyo, Ernest Hemingway.
Símonov no pudo
Nueva York, EE.UU., 20 de junio de 1946.
Querido Mr. Hemingway:
Me ha alegrado mucho su carta. Más aún, me hizo dichoso. No le he contestado durante tanto tiempo, porque no me abandonaba la esperanza de viajar a Cuba para verlo a usted. Y solo hoy definitivamente me enteré de que no podré hacerlo porque en días próximos debo partir a casa, donde he estado casi desde que terminó la guerra2.
En una carta es difícil expresar lo que se podría decir estando a su lado, pero, de todas formas, quiero decirle varias palabras. Me siento muy apenado de que no podré verlo en ese viaje mío a Norteamérica, y quisiera explicarle por qué lo estoy.
En Rusia muchos aman los libros. Pero gente distinta los ama de diverso modo. Yo los he leído por primera vez antes de la guerra y lo amaba como la mayoría, como lector. La guerra dio vueltas y más vueltas a mi vida y me transformó, como me parece, en una persona diferente a lo que era. Y yo, siendo ya otra persona, volví a leer sus libros y volví a amarlos, pero de otra manera que antes. Los amé como ex soldado y como joven escritor que llegó a ser escritor solo en la guerra. Su libro Adiós a las armas3 no fue para mí simplemente un libro, sino mi vida o, más exactamente, un trozo de mi vida. Elefantes blancos…4 fue aquello mismo de cuanto durante años de guerra escribía en mis versos. En una palabra, me parece que después de la guerra no solo lo aprecio a usted, sino que también lo comprendo. Tal vez suene demasiado presuntuoso cuando uno dice que comprende a un escritor, pero de todas maneras así me parece y he decidido escribirle solo la verdad, porque de lo contrario no habría tenido sentido escribirle.
Si usted me cree, comprenderá por qué sentía y siento tantos deseos de verlo. Porque lo necesito, no porque me sea interesante, sino porque lo necesito. ¿Me comprende usted? Espero dentro de algún tiempo, tal vez dentro de un año, volver a Norteamérica. Entonces trataré de entrevistarme con usted, cueste lo que cueste.
Quisiera pedirle un favor. A esta carta adjunto mi libro y unas palabras sobre él. Yo he escrito muchos libros, poemas, muchas piezas teatrales y quizá demasiados reportajes. Este es el primer libro en el que algo me agrada. No podría decirle exactamente qué. Pues, en qué reside ese qué, me es importante saberlo, porque precisamente es lo que hay que seguir escribiendo.
Como escritor que redactó su primer libro, y yo lo siento así, le ruego que después de leerlo me escriba unas palabras como un camarada. Escríbame lisa y llanamente. Le diré con franqueza que si usted me escribe que el libro es malo y no le gusta, lo lamentaré, pero de todos modos escríbamelo sin rodeos, que para mí es muy interesante.
Hoy marcho a Canadá. Regresaré a Nueva York el 23, y el 26 partiré para la patria. Sería estupendo si usted pudiera contestarme antes de mi partida: Hotel Waldorf Astoria, habitación 1588, Nueva York. En caso contrario, escríbame a Moscú. Mi dirección: Moscú, carretera Leningrádkoe número 25-A, Apartamento 66.
En ambos casos voy a esperar su contestación. Un apretón de manos. Le agradezco mucho su carta y tengo grandes deseos de verlo. Suyo, Konstantín Símonov.
He querido estar entre las tropas de la URSS
La Habana, Cuba, 26 de junio de 1946.
Estimado Símonov:
¡Qué pena que no puede venir aquí! Pero yo comprendo lo feliz que debe sentirse de viajar a casa. Al año siguiente, cuando vuelva a venir, nos reuniremos y seremos buenos amigos. Qué alegría haber recibido su carta y sentir que hay un contacto estrecho y bueno con un hermano escritor. Pero, ¡qué lástima que no haya podido venir aquí! Hubiese pasado bien el tiempo juntos, tanto en el mar, como en mi casa de campo.
Su libro llegó ayer por la tarde. Hoy lo estoy leyendo y cuando lo termine le escribiré a Moscú. A juzgar por las primeras 48 páginas, creo que recibiré una gran satisfacción. Será un placer escribirle de ello.
Debí haberlo leído cuando aquí lo tradujeron por primera vez. Pero yo acababa de regresar de la guerra y no podía leer nada de ella. Ni siquiera la mejor. Estoy seguro de que comprenderá a qué me refiero. Después de mi primera guerra no podía escribir de ella durante casi nueve años.5 Después de la guerra de España tuve que escribir inmediatamente6, porque sabía que la guerra siguiente habría de comenzar pronto y sentía que no me quedaba tiempo.
En esta última guerra he tenido tres graves traumas de la cabeza y fuertes dolores. Pero al fin y al cabo me senté a escribir de nuevo; sin embargo, mi novela, después de 800 páginas escritas, todavía está muy lejana de la guerra. Pero bueno, si no me pasa nada, ya llegaré a ella. Confío en que saldrá un buen libro.
Toda esta guerra he querido estar entre las tropas de la URSS y ver su magnífica manera de combatir, pero no me creí con el derecho de pedir que me enviaran allí como corresponsal de guerra por cuanto no hablo ruso, a excepción de cuatro palabras: sí, no, mierda (govnó) e imposible, que aprendí aún en España como vocabulario militar; y porque pensé que traería más provecho si empezaba a liquidar a los Krauts (como llamábamos a los alemanes) de otra manera.
Durante dos años salía al mar7 y aquel fue un trabajo difícil. Luego viajé a Inglaterra y hasta la invasión volé en aviones de las Reales Fuerzas Aéreas como corresponsal de guerra, presencié la invasión a Normandía y ya luego estuve hasta el fin de la guerra en la Cuarta División de Infantería. En las Reales Fuerzas Aéreas pasé el tiempo estupendamente, pero sin provecho alguno. En la Cuarta División de Infantería y en el 22 Regimiento de Infantería trataba de ser útil, por cuanto conozco el francés y el país, lo que me permitió trabajar en las avanzadillas de nuestras unidades con los maquís. Era una vida formidable, a usted le gustaría.
Recuerdo cómo entramos en París antes que el ejército y luego este ocupó la ciudad; vino a verme André Malraux8 y me preguntó cuánta gente tenía bajo mi mando. Le contesté que nada más que 200 hombres y por lo general entre 14 y 60. Estaba dichoso y suspiró con alivio, porque según él, comandaba a 2 000 hombres, de modo que su prestigio literario no se vio involucrado.
Aquel verano, de Normandía a Alemania, fue el verano más feliz incluso a pesar de la guerra. Ya más tarde en Alemania, en Schee Eifel y en los bosques de Hurtgen, durante la ofensiva de Runsdtedt9 se llevaban combates muy duros y, además, hacía mucho frío. Antes también hubo penosos combates, pero cuando recuperábamos Francia y en especial París, me sentí tan bien como nunca.
Siendo un muchachito todavía, me vi ya en retiradas y rechazando ataques, conocí victorias cuando faltaban reservas para desarrollar el éxito, etcétera, pero jamás conocí qué siente uno con la victoria.
Ahora desde el otoño de 1945 vengo escribiendo sin darme suspiro y las semanas y los meses vuelan con tanta rapidez, que uno puede morir sin notarlo. Espero que usted haya tenido un buen viaje por Norteamérica y Canadá. ¡Como quisiera hablar el ruso y viajar junto con usted; porque hay gente realmente magnífica con la que vale la pena tratar y hermosos quehaceres de los que vale la pena ocuparse! Solo que entre esa gente pocos son los que hablan el ruso.
Yo quisiera presentarle a Lanham10, nuestro coronel del 22 Regimiento (ahora general), es mi mejor amigo y a los comandantes del primero, segundo y tercer batallones (con los que quedaron con vida), a muchos comandantes de compañías y secciones y otros muchos magníficos soldados norteamericanos. La Cuarta División de Infantería desde el desembarco en el sector de Uta Beach hasta el día de la victoria recibió 21 105 heridas para 14 037 hombres del efectivo. Mi hijo mayor11 sirvió en la Tercera División de Infantería, donde la proporción de 33 547 y 14 037. Pero ellos antes de que los desembarcaran en el sur de Francia, combatieron en Sicilia e Italia.
Él estaba en las tropas de paracaidistas; más tarde, en otoño, fue gravemente herido en Voges y cayó prisionero. Es un buen muchacho, capitán, él le gustaría a usted. Dijo a los Krauts que era hijo de un instructor de esquí de Austria (es muy rubio) y que fue a América después de morir su padre bajo una avalancha. Cuando por fin los Krauts se enteraron de quién era, lo enviaron a un campamento de rehenes. Pero luego llegó la liberación.
¡Qué maldición que no haya podido venir aquí! ¿Sus poemas y diarios han sido traducidos al inglés? Mucho me agradaría leerlos. Porque yo comprendo de lo que usted habla. Y usted, según lo ha dicho, comprende lo que yo quiero decir. Después de todo, el mundo ha avanzado tanto que los escritores ya pueden comprenderse. Cuánta govnó (temo transcriba mal) sucede alrededor, pero la gente todavía es buena e inteligente (moderadamente) y bien intencionada y se comprendería magníficamente si nosotros nos comprendiéramos mutuamente; en lugar de presenciar una nueva salida de Churchill12 quien, como en 1918-1919, trata de poner obstáculos a aquello que hoy solo la guerra puede obstaculizar.
Perdone que hable de política. Sé que siempre que me pongo a hablar de política me toman por un tonto. Pero sé que no hay nada que pueda obstaculizar la amistad de nuestros dos países y esta amistad podría ser tan sólida como la que sostenemos con el Canadá vecino si no existieran los planes de cierto imperio, que no tienen para el futuro justificación ni económica ni moralmente.
Sea como sea, cuídese y escriba bien. Sé que deberá ocuparse de periodismo (correspondencias) como lo hacemos todos nosotros. Pero recuerde que es un pecado contra el espíritu santo si uno no es capaz de escribir como se debe (…) y al fin de cuentas no hará nada bueno si se propone escribir obras maestras, la única razón de escribir, a no ser para ganarse la vida.
En la URSS hay un muchacho (ahora tal vez sea un hombre maduro) apellidado Kashkín13 que habitualmente traducía mis obras. Es pelirrojo (ahora tal vez pelicano). Es el mejor de mis traductores y críticos. Si lo ve por ahí, déle mis mejores votos. ¿Ha traducido al ruso Por quién doblan las campanas? He leído la reseña al respecto de Ehrenburg14 , pero más nada de su traducción.
Se podría publicar con pequeños cambios u omitiendo algunos nombres. Quisiera que usted la leyera. No trata de la guerra tal como la conocimos los años últimos. Pero de la pequeña guerra de guerrillas he escrito como se debe; hay allí un pasaje, que a usted le agradaría, sobre cómo matamos a los fascistas. Buena suerte y tenga buen viaje. Su amigo, Ernest Hemingway.

Notas1- Lasar Lazarev es el autor del trabajo del cual extraemos estos datos.2- De diciembre de 1945 a abril de 1946, Símonov se hallaba en Japón, en comisión de servicio. De regreso de suelo japonés, se detuvo solo unas horas en Moscú y voló a EE.UU., respondiendo a la invitación de los escritores norteamericanos, donde permaneció hasta fines de junio.3- Adiós a las armas, escrita por Ernest Hemingway en 1929, fue publicada en ruso en 1936 y constituyó realmente un acontecimiento literario.4- Elefantes blancos… Se refiere al relato de Hemingway "Colinas semejantes a elefantes blancos", de la recopilación Hombres sin mujeres, publicada en 1927. Traducida al ruso en 1934, también tuvo una gran acogida entre los lectores soviéticos y la intelectualidad de la tierra de Lenin.5- En 1918 Hemingway se encontraba en el frente ítalo-austríaco, donde fue herido de gravedad. Comenzó a trabajar en la novela Adiós a las armas en 1928.6- Hemingway empezó a escribir Por quién doblan las campanas en 1939. En 1940 salió a la luz.7- En 1942 y 1943, Hemingway patrulló en el Caribe, buscando la pista de los submarinos alemanes en su yate Pilar, armada y pertrechada de aparatos acústicos especiales.8- André Malraux (1901-1976). Escritor y personalidad política de Francia. En la guerra española fue organizador y comandante de una escuadrilla aérea que combatió a favor de los republicanos; en 1944, coronel, comandaba una brigada del ejército francés.9- Rundstedt Karl Rudolf Berd for, General, mariscal de campo del ejército nazi-fascista. Desde septiembre de 1944, Comandante en Jefe de las tropas alemanas en Occidente. Se refiere a la ofensiva en Ardenas de las tropas fascistas en diciembre de 1944 y enero de 1945, que tenía por objetivo la derrota del ejército anglo-norteamericano.10- Buk Lanham. En 1944-45, comandante del 22 Regimiento de la Cuarta División de Infantería del ejército norteamericano.11- John Hemingway, nacido en 1923.12- Churchill, Winston L.S. (1874-1965). Político y estadista inglés. En 1918-1920 fue uno de los principales organizadores de la intervención contra la URSS. El 5 de marzo de 1946, en el estado de Missouri, en el colegio de Westmister, pronunció el discurso que dio inicio a la denominada "guerra fría" de EE.UU. y Gran Bretaña contra la Unión Soviética.13- Kashkín Iván Alexandrovich (1899-1963). Crítico y traductor soviético, autor de las primeras traducciones de las obras de Ernest Hemingway y de los primeros artículos críticos dedicados a sus trabajos literarios.14- Según testimonio del doctor Herrera Sotolongo —médico personal de Hemingway—, Por quién doblan las campanas fue publicada por el Ejército Rojo para lectura de sus combatientes durante la Segunda Guerra Mundial. Ilya Ehrenburg entonces escribió en el diario Pravda un comentario crítico sobre los valores de esta obra. Es posible que al redactar esa carta, Hemingway no hubiera recibido aún un ejemplar de esta edición que Herrera Sotolongo atestigua haber conocido en la biblioteca del escritor en su casa de La Habana.
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Tuesday, July 01, 2008

TODO POR EL VIEJO CABRÓN Y PENDENCIERO
Brian Fuster terminó enojándose conmigo porque lo abandoné cuando estaba dispuesto a concretar un viaje a Porto Alegre. Ya me había amenazado con la idea desde el primer día de nuestro encuentro. Inútil hubiera resultado cambiar la rutina a este gigante colorado y decirle que mi dinero en el bolsillo no era lo mismo que los dólares en su mochila. Él, con tal de seguir paseando, me adoptaría, pero yo no participo a esta altura de mi vida de ciertos esfuerzos amistosos. Cada uno con lo suyo y la mesa servida.
Sin despertar sospecha, en la cafetería del hotel dejé la “brótola congelada” y me despedí de Montevideo. Aquí en Buenos Aires me encontré con el famoso sobre de Evans y las boletas de impuestos en espera. Estoy solo, el grupo familiar permanece en La Habana y antes de llamarlo a Américo García, me organizo. Reviso los mensajes telefónicos. Encuentro la voz de Manolo y Amparo quienes me saludan porque caen en la cuenta que, La pipa de Hemingway, el 26 de junio cumplió 2 años de vida. Agregan: el 2 de julio levantarán una copa por el Tío Ernesto y me van a carajear porque no estoy con ellos en la península, justamente ahora que el equipo de fútbol ganó la Eurocopa. No puedo dejar de pensar en el próximo San Fermín y un temblor me sacude el cuerpo.¡¡¡Qué mierda hago aquí!!! Por ahora debo conformarme con la salida del libro -que no es poco –editado por De los Cuatro Vientos Editorial, con fecha insegura de lanzamiento en el mes de agosto. También me espera reintegrarme al grupo de los socialistas sanadores y hacerle más placentera la vida al degenerado de Antonio. Tampoco puedo olvidarme de Corak, la directora del grupo Barnes, fanatizada con el poema que le mandé de Hemingway y mucho menos de los amigos cubanos que me pedían estar el Cojímar para llamar al viejo pendenciero y decirle en voz alta que La pipa de Hemingway está resucitándolo.
26 de junio de 2006 - LA PIPA DE HEMINGWAY - 26 de junio de 2008
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