Habiendo conocido la buena
mesa de Ernest, a uno se le hace imposible pensar que Hemingway, alguna vez,
soportara llevarse a la boca una hamburguesa. Quizás, en su temprana juventud,
cuando los dólares no le llenaban los bolsillos, tuvo el deseo irrefrenable de
consumir ese alimento que se popularizó como “comida chatarra”. Pero solo como
tentación, por necesidad, no por placer No me olvido de aquella historia de las
palomas doblegadas por su manos y escondidas en el cochecito del bebé, para
luego consumirlas en el frío departamento de París, cuando todavía la vida le
mostraba una cara romántica en el París
era una fiesta que tanto recordaba.
¿Acaso ese hombre acostumbrado
a la buena mesa y al alcohol exagerado no pudo permitirse el pecado de ser un
norteamericano más? ¿Por qué no? ¿Quien en un acto de sabotaje alimenticio no se
sentó en una de esas cadenas comerciales tan popularizadas y decidió incorporar
sin ninguna culpa calorías y grasa pesada a su cuerpo?. Claro, después vino la educación
médica alimentaria y nos llenó la cabeza con las prohibiciones, y cuanto más
nos golpeaban con los peligros, más se consumía hamburguesas en todo el mundo.
Sobre esta variedad de
aglutinar carne molida con otros elementos, existen cientos de manuales y
formar de elaboración. Desde sabores prohibidos a aromas tentadores, la
literatura del medallón de carne desborda de datos, antecedentes y beneficios.
A nadie se le ocurre que una hamburguesa te va a matar. Sin embargo, como un
proyectil silencioso esa porción de veneno con el tiempo te pasa la factura y
el hígado, ya cansado, te despide sin indemnización.
En cualquier hogar una
hamburguesa no debe faltar nunca en el freezer, porque como diría una experta
en soluciones mágicas: “te saca del apuro”. Siempre me pregunté… ¿cuál es el
apuro? Respuesta: mi tiempo. Bien, y así llegamos a la hamburguesa Hemingway
según la receta del maestro, dato debidamente documentado por el maestro para que no queden
dudas que el novelista también sabía tutearse con los platos económicos. Este cronista empecinado resolvió preparar ese
plato con sus propias manos y lamentablemente debo confesar que la hamburguesa
me cayó pesada. Sepan disculpar, nací en el país de la carne vacuna y nada
suplanta a un bife de chorizo, que traducido al lenguaje universal se trata de
una porción de carne tierna y sin grasa de unos 400 gramos
aproximadamente, cocinada a la parrilla o el asador. La denominación de bistec
es más universal, más de gastronomía extranjera; para los argentinos en cambio,
el bife de chorizo es un clásico que se añora cuando dejamos estás tierras del
fin del mundo. Volvamos a la hamburguesa, Hemingway tenía su receta y fue
conocida como la “Papa’s Favorite
Hamburger”. Aclara su autor: no hay razón por la una hamburguesa tenga que ser gris, grasienta, fina como el papel y sin
gusto. A como están las cosas en la gastronomía, este especie de plato
complementario no es otra cosa que un rejunte de carne picada de ternera,
ajo en cantidad suficiente, cebollitas de verdeo finamente cortadas, huevo,
salsa de soja y pimienta de cayena.
La
receta de la hamburguesa es uno de los papeles que la John F. Kennedy Presidential Library and
Museum acaba de hacer públicos y que por
vez primera se pueden ver fuera de Cuba. Hemingway vivió una gran parte de su
vida en la isla, aunque murió en Estados Unidos. Tras el deceso de Hemingway en 1961 y aunque la prohibición a los estadounidenses de viajar a
Cuba estaba ya activa, Mary Hemingway, consiguió un permiso
especial para entrar en la isla y recuperar el archivo personal del escritor.
El acuerdo cerrado con las autoridades cubanas fue que aquello que
Mary no consiguiese sacar del país y de la casa pasaría a ser parte del patrimonio
cubano. Entre las cosas que quedaron en Finca Vigía se encontraban numerosos
papeles y objetos de la vida cotidiana del escritor, como la receta en
cuestión.
Mary
Hemingway donó a la John F. Kennedy Presidential Library and Museum su archivo
personal con todos los papeles que poseía del escritor y, en los últimos años,
la biblioteca ha cerrado un acuerdo con las autoridades cubanas para la
preservación y digitalización de la colección cubana. Es por ello que han
publicado ahora en formato digital la receta de la hamburguesa y otros papeles
asociados a la vida cotidiana del escritor.
En
la receta de “Papa’s Favorite Hamburger”
aparecen anotaciones de la propia Mary. Lo que no sabemos si ésta,
alguna vez, se hizo cargo de la preparación o si degustó la famosa hamburguesa.
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