Hace 10 años me reunía con
Cirules en La Habana. Teníamos una amistad mediática, llena de anécdotas y
comentarios acerca de Hemingway. Ambos queríamos conocernos y todo se dio en el
marco de las jornadas sobre Papa. Al momento del encuentro llevaba en mis manos el libro Hemingway en la cayería de Romano que
había comprado el día anterior. Enrique me preguntó cuánto lo había pagado y le
dije 25 dólares. Cirules asombrado me dijo que jamás hubiera esperado que esa
obra se vendiera a ese precio. Remató: “25 dólares aquí es el salario de dos
meses.”. Claro, para mi bolsillo también era un buen precio pero yo quería
tener esa obra de Cirules y mucho no me importó comprarla. Hace un mes se fue a
recorrer otros paisajes y como bien expresa la crónica de despedida, “el
narrador y ensayista Enrique Cirules falleció este domingo (18 de diciembre), a
los 78 años, en la capital cubana. Nacido en Nuevitas, en 1938, Enrique Cirules
es considerado, por su reconocida obra, entre los más significativos escritores
cubanos contemporáneos.”
“Autor de una amplia
bibliografía de ficción, entre sus títulos publicados aparecen los cuadernos de
cuentos Los perseguidos y La otra guerra, así como las novelas Conversación con el último norteamericano - Premio 26 de Julio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias-, Bluefields, La saga de La Gloria City, Extraña
lluvia en la tormenta y Santa Clara
Santa.”
“De enorme trascendencia
resultan sus investigaciones sobre la mafia en Cuba, dadas a conocer en los
libros testimoniales El imperio de La
Habana –Premio Casa de las Américas y Premio de la Crítica Literaria— y La vida secreta de Meyer Lansky en La Habana.
La vida y la obra del escritor estadounidense Ernest Hemingway fue, igualmente,
tema de sus investigaciones, que aparecieron en sus libros Hemingway en la cayería de Romano y Hemingway, ese desconocido, mención en el Premio Casa de las
Américas.”
“Por decisión familiar, el cuerpo de Enrique Cirules será cremado y sus cenizas estarán en la Funeraria
de Calzada y K, en El Vedado, este lunes 19 de diciembre, entre las diez de la
mañana y las dos de la tarde, para posteriormente ser trasladadas a su
provincia natal.”
Cirules me preguntó cómo este
escritor del Río de la Plata se había interesado por Hemingway. Le dije que más
de una vez yo también me lo había preguntado; pero todo estaba a la vista:
Hemingway nos había conquistado.
Marcela
Céspedes Gamboa dijo sobre Cirules:
“Conocí
a Enrique en Chile en el 2000 en el Congreso Iberoamericano de Escritores
organizado por el poeta chileno Andrés Morales. Ya sabía de él por su gran
amistad con mi compañero Roberto Díaz Muñoz. Recuerdo el impacto que causó en
aquel congreso. Los jóvenes lo perseguían para conocerlo y conversar con él.
Desde aquel momento fuimos amigos y más aún cuando en Cuba conocí a su esposa
María Sánchez, guerrillera con Almeida y el Ché. Todos le decíamos con cariño
María La Chiquita. Vaya todo mi cariño hacia ella y su familia. Hablar con
Cirules era toda una experiencia pues dibujaba con la palabra lo que decía tal
y como acontece en sus libros. Entre los muchos que lo conocieron en Chile, mi
país, su pérdida ha causado un hondo pesar. Pero tuvimos la alegría de
conocerlo y sé que fue el mejor amigo de mi marido. Lo recordaré siempre por su
gentileza, su caballerosidad y compromiso sin límites con la Revolución Cubana."
Salim
Lamrani, doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris
Sorbonne-Paris IV, profesor titular de la Universidad de La Reunión y
periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, expresó
en el prólogo de Hemingway, ese
desconocido.
“Una
profunda historia de amor une a Hemingway a Cuba y Enrique Cirules se consagra
con brío a recordar esos lazos inquebrantables. No es por casualidad que la
historia de El Viejo y el mar, su
obra más famosa que le valdría el Premio Pulitzer en 1953, se desarrolle en la
isla del Caribe, donde el escritor estadounidense vivió muchos años entre el
Hotel Ambos Mundos y su propiedad Finca Vigía. Una anécdota basta para ilustrar
su apego al pueblo cubano. Tras su consagración literaria en 1954, año cuando
recibió el Premio Nobel, Hemingway eligió a un periodista cubano para conceder
su primera entrevista sobre el tema. Él, americano, declararía con mucho
afecto: “Soy el primer cubano que consigue un Premio Nobel”. Hemingway, quien
vio con preocupación el auge del fascismo en Cuba con el golpe de Estado de
Fulgencio Batista en 1952 y el establecimiento de un Estado mafioso, acogió con
entusiasmo el triunfo de la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro, con el
cual mantendría relaciones cordiales hasta su salida definitiva de Cuba en
1960."
"Enrique
Cirules, mediante su biografía apasionada y comprometida, nos recuerda sin duda
la cosa más importante a propósito de Ernest Hemingway más allá de su
extraordinario talento literario: supo cumplir su primer deber de ciudadano
libre siendo un eterno indignado."
“Mi
padre nunca olvidó a Camagüey, ni a
Nuevitas, donde se formó; con frecuencia visitaba estas ciudades y quiso, aún
después de muerto permanecer en las aguas del litoral, para que permaneciera su
espíritu en esa zona.
“Fue
un hombre de mucha tenacidad, muy perseverante, por eso pudo escribir tanto,
sobre todo en el género de testimonio, el que más le gustaba; y ahora sus obras
forman parte de la historia, queda para quienes estén interesados en esos
estudios relacionados con esos temas, y sirvan como base para nuevas
investigaciones”.
Amigo
Cirules, el camino de la literatura nos unió y Hemingway fue parte de este
destino.
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