Hace tiempo que Ricardo Koon viene luchando con la publicación de su libro. En más de una oportunidad hablamos de la dificultad para llevar a cabo esta tarea. Sin embargo, hoy podemos decir que tanto esfuerzo tuvo sus frutos y un volumen de mil páginas está a la consideración de todos nosotros. Es importante destacar que el sacrificio le llevó a Ricardo más de 40 años, toda una vida dedicada a Hemingway. A los hemingwayanos que seguramente estarán con ganas de conocer estas páginas los invito a contactarse con el autor.
Lo que sigue es el prólogo de su obra que gentilmente Koon nos autoriza a publicar como adelanto.
Lo que sigue es el prólogo de su obra que gentilmente Koon nos autoriza a publicar como adelanto.
Vi el filme El viejo y
el mar, protagonizado por Spencer Tracy cuando cumplí
diez años de edad, y mi padre me compró el libro tiempo
después.
Cuando fueron pasando los años sentí una deuda con ese viejo pescador de
cuya vida no sabía nada. Viajando
un día a La Habana/Cuba, entré en el
mundo de Gregorio Fuentes, quien
junto con el periodista Fernando González
Campoamor, me llevaron por ese
hilo de historias de los momentos que
vivieron junto a Papa Hemingway.
Aunque algunos hechos sean dolorosos, en este libro traté de contar la
vida
de Ernest Miller Hemingway como
si fuese él mismo el narrador; con tanta
exactitud y honestidad como fuese
posible. Tomando referencias de sus
trabajos periodísticos y
literarios; revisiones de cartas, apuntes y aportes
documentales de otros
investigadores y testimonios circunstanciales,
puntuales o de momento, de
aquellos que lo conocieron, cuyos nombres y
algunas obras figuran al final de
este libro.
Es un volver a recorrer los caminos por los que Hemingway peregrinó con
esa
profunda disposición a la vida
intensa. Esa vida que él vivió y terminó a su
manera. Esa vida que importa
porque su obra importa y no tiene sentido
pretender que ambas cosas no
estén relacionadas aunque no es mi interés,
en este volumen, el realizar un
estudio minucioso y completo sobre sus
obras. La negativa de Hemingway a
trazar una línea entre su vida y sus libros,
entre el actor y el espectador,
fue el manantial de su fuerza, pero también
fue el motivo del ocaso de sus
escritos en los últimos años.
El carácter y la historia personal del escritor influyen sobre lo que
escribió y
cómo lo escribió, y cuanto más se
sepa sobre su vida, mejor podremos
comprender su obra. Y si de
literatura se trata, siempre estará él. No por ser
el mejor, simplemente porque es ¨Él¨.
Como mencionó James Joyce: Es un
campesino grande y poderoso, tan fuerte
como un búfalo. Y listo para vivir la vida sobre la que escribe. Nunca
la
hubiera escrito si su cuerpo no le hubiera permitido vivirla. Pero los
gigantes
de esa clase son verdaderamente modestos: hay mucho más detrás de la
forma
de Hemingway que lo que la gente cree.
Detrás de todas las máscaras -sus
poses, sus arrebatos de agresividad,
y sus cambios de personalidad por su
bipolaridad-, existió un Hemingway que buscó
sobrevivir, y protegerse a
través de su capacidad de creación literaria.
Siempre fue un hombre abierto en sus expresiones, hayan sido o no
correctas; manteniéndose al
margen de organizaciones políticas. Fue un
constante trabajador, y admiraba
y respetaba todo trabajo bien hecho;
amaba la justicia y detestaba el
abuso. Fue honesto en su profesión y -como
algunos de sus personajes-, estableció un código ético personal
sobre la base
del honor, la verdad y la
lealtad. Pero al final, el código le falló en estos tres
puntos, y más grave aún, sintió
que le estaba fallando su arte. Aunque tuvo
algunas fallas como todo ser
humano, hubo algo que nunca le faltó:
integridad artística.
Este libro autobiográfico es una amplia investigación de hechos
documentados y no documentados (fechas, comprobación y verificación de
hechos), realizada durante los últimos cuarenta años; basada en la
idea de
que éstos hablan por sí solos si
se presentan con suficiente detalle,
concentrándonos en la ¨vida pública del biografiado¨ e intento
transmitir una
idea del ser humano que hay tras
esa máscara pública: ver el mundo a
través
de los ojos de Ernest Hemingway y de transmitir esa experiencia al
lector. Y
entender su vida, aunque más de
una vez se encontrarán piezas o fechas que
no encajen.
Siempre que me fuese posible,
dejaré al escritor, a su familia o a sus amigos
contar sus propias historias, citando o parafraseando palabras.
Hemingway luchó para imponer su ficción logrando convertirla en
realidad,
pero no pudo superar su propia
victoria y se derrotó a sí mismo. Cuando ya
no pudo escribir, producir
alquimia y misterios en sus relatos;
¨sentía la
soledad de la muerte que viene al final de cada día perdido en la
vida¨, la
única alternativa que le quedó
fue el silencio.
Aquella madrugada de verano, cuando puso fin a su existencia; Hemingway
no sólo se mató como correspondía
a su vida y sus obras; sino de la única
muerte posible para él: su experiencia, sus escritos, su existencia
y su esencia
se hicieron una. Se mató
mucho, me dijo una vez mi amigo, el escritor
argentino Osvaldo Soriano, y la eterna puta -como Hemingway definía a la
muerte-, ganó
finalmente la partida.
Otro hemingwayano ¨frustrado
aventurero que nunca se animó a largarse
por el mundo¨, el escritor Haroldo Conti, mi profesor de la Universidad en los
años setenta y desaparecido durante la dictadura militar argentina,
con
quien discutí la teoría de
Hemingway según la cual un relato debe ser como
un iceberg, con tres cuartas
partes de él sumergida, me dijo que había hecho
suya una frase del escritor: El talento reside en cómo uno vive la vida.
Así
pues, para hablar de su vida,
inevitablemente debo comenzar con su muerte.
Muchos periodistas crearon una imagen falsa de Hemingway y él los
ignoró.
Fue un hombre sencillo que
respetó la verdad, las cosas simples y la
honestidad. Un hombre que comía y
bebía más a gusto en compañía de
pescadores, boxeadores, jugadores
de béisbol y gente común, que con
escritores o intelectuales. No
fue ninguna excepción, tuvo muchas fallas y
virtudes como cualquier otro ser
humano. Se enfrentó permanentemente a
su imagen en el espejo, y cuando
ya no pudo seguir haciendo las cosas que él
quería… cazó al último león.
Hemingway dijo que para él no existía sino una manera de explicar las
cosas:
decir toda la verdad acerca de
ellas, sin callar nada; decir al lector la manera
en que todo sucedió realmente, el
éxtasis, el dolor, el remordimiento y el
estado del tiempo, y con un poco
de suerte, el lector logrará llegar al centro
mismo del asunto. Así pues, como
mencionó Aarón E. Hotchner en su libro
Papa Hemingway, es lo que trataré de hacer, sin callar nada, y
tratar de
acercarme al porqué.
A cincuenta y cuatro años de su muerte, sigue siendo imposible separar
la
vida de la obra de Hemingway sin
tener presentes los hechos principales en
su biografía: el hombre se hizo inseparable de su leyenda.
Habrá mucho material que tal vez no fue tenido en cuenta en biografías
anteriores, y con esto se
justifica la redacción de una nueva; aunque una
montaña cargada de documentos no
bastaría para hacer una buena biografía
No comments:
Post a Comment