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Thursday, September 28, 2017

VIENTOS DE CAMBIO (NO SIEMPRE)






Después de muchos meses y de continuos comentarios sobre este espacio, acudí a repasar el archivo documental llegando a la conclusión que las críticas avinagradas no eran tales. La pipa había nacido y crecido gracias a esa idea mesiánica de humanizar al viejo Hemingway (perdón, yo soy más viejo que Don Ernesto) y en mi afán de reciclarlo lo hice participar de mis aventuras cotidianas. Esta fórmula me permitió instalar en la memoria de muchos amigos la idea sobre que Hemingway resucitaba, o algo más atroz: que no se había suicidado. Así fue creciendo mi diario personal o bitácora escandalosa que con el tiempo se fue destiñendo y dejó esa fórmula de comentario cotidiano por una suerte de ensayo memorioso. Como suele decir un mediático periodista: "me debo a mi público" y esto no es otra cosa que una estúpida reflexión vacía de contenido, pero sumamente eficaz cuando de vanidades se trata. Por lo tanto, este cronista sin más peros, va a regresar con la frente marchita, a esos picantes comentarios donde su vida se entrelazaba con la Ernest y, entre uno y otro, las desfachatadas historias de las que se puede dudar sin ningún inconveniente. Les anticipo que todo ha cambiando y aquellos seguidores que piensan encontrarse con los viejos conocidos se sentirán defraudados. Esos posteos quedan para el recuerdo en letra impresa, resguardados en la edición papel de julio de 2007 y mayo de 2009. Ahora voy por la segunda parte, en una carretera bien acondicionada y con el motor en marcha. Los preparativos me condicionan para que la aventura se inicie el mes próximo. Mientras tanto los invito a leer la reseña que un fiel miembro de esta comunidad terapéutico subió haces unos meses cuando llegó a sus manos el libro que reunía los primeros 237 posteos.






Gatti nos ofrece un ensayo, que funciona también como una suerte de diario personal en el que mezcla la pasión obsesiva que siente por Ernest Hemingway así cómo sus anécdotas cotidianas. Ficción y realidad se mezclan de manera algo desconcertante (no sabemos qué es verdad o qué es fantasía), narrándolo con un particular sentido del humor. 

  
Uno lee este libro con la sensación de estar asistiendo a una charla en un café, por móvil o celular, por email, con un amigo al que siempre le pasan las cosas más insólitas, básicamente porque a todo lo que sucede le encuentra siempre alguna relación con Hemingway. Y aquí radica, pienso yo, la gracia del asunto: en una colección de posteos de un blog la mayoría no demasiado extensos en los que el autor cuenta sobre algo que le ha pasado, algo que ha leído, algo que ha evocado, un texto que recuerda, una cita… pero siempre o casi siempre Hemingway aparece de una forma u otra. 
  
Es interesante porque sirve para conocer muchas curiosidades sobre Ernest Hemingway pero también Gatti se fagotiza del tal modo con su obsesión que también llegamos a conocerle bastante bien, convirtiéndose en protagonista principal de su propia aventura literaria. 



  
Hay una sensación muy bonita de cercanía – lo que antes comentaba de la anécdota que te cuenta un amigo – que convierte cada una de estas entradas en muy amenas, divertidas, interesantes, curiosas, frescas, ágiles… A la vez que nos divertimos aprendemos cosas y a la vez que aprendemos cosas disfrutamos con las peripecias de Gatti en torno a su obsesión por su escritor favorito con quien existe una operación tan curiosa como paradójica de mitificación desmitificadora del personaje en cuestión: Hemingway 
  
© Joseph B Macgregor

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