Pamplona
es una ciudad mágica por donde se la mire. Hemingway lo adivinó ni
bien puso sus pies en ella. La mística que la
rodea está llena
de historias y anécdotas. Más
allá de sus sanfermines, las saetas enamoradas llegan al corazón.
En
los últimos días, las escritoras
Miren Epalza y Mirentxu Larrañiaga, inauguraron
el ciclo de conferencias “Pamplona ciudad abierta-Iruña
hiri irekia”, dentro
de la segunda edición de Recuperando a Hemingway-Hemingway Bidaide,
con la charla en euskera “Nada sin ellas-Emakumeak, ezinbestekoak”,
en la que se resaltó la influencia del mundo femenino en la vida y
obra de Ernest Hemingway.
Ambas
escritoras pamplonenses, el sábado 2 de diciembre, coincidieron en
que
“Hemingway no hubiera sido el escritor que fue sin el apoyo de las
mujeres que le rodearon”, afirmó Miren Epalza.
Entre
las damas que marcaron el camino de éxito de Ernest Hemingway se
encuentra Gertrude Stein, a quien conoció en el París de los años
1920. Considerada como la pionera de la literatura modernista, en la
casa que compartían Gertrude Stein y su pareja Alice B. Toklas, se
convirtió en el lugar de referencia cultural de la Europa de
entreguerras. Picasso, Hemingway, James Joyce, Sylvia Beach, Juan
Gris… convirtieron ese espacio en la sede central de la vanguardia
europea.
“Gertrude
Stein vio en Hemingway algo especial, diferente, algo único que le
llevó a apostar decididamente por el joven periodista que quería
ser escritor. Pero antes le descubrió Sylvia Beach (editora y
propietaria de la legendaria librería parisina ‘Shakespeare &
Company’). Hemingway siempre estuvo rodeado de mujeres muy cultas,
muy potentes, mujeres rompedoras… y todas ellas dieron su apoyo
incondicional y apostaron por Hemingway”, explicó Miren Epalza.
La
escritora azkoitiarra Mirentxu Larrañaga profundizó en la relación
de amistad que unió a Ernest Hemingway con la también periodista y
escritora Dorothy Parker, la primera que escribió y defendió
públicamente los derechos sociales y los derechos de la mujer.
“Dorothy admiraba la literatura de Hemingway; para ella ‘Por
quién doblan las campanas’ era la novela por antonomasia. Decía
que nadie podía escribir nada mejor que esta novela’. Dorothy, al
igual que Hemingway, defendió la causa de la República y
mantuvieron “siempre una relación muy cercana con los problemas de
la sociedad y siempre denunciaron las desigualdades”.
Ambas
coincidieron en asegurar que la leyenda de machista que persigue a
Hemingway contrasta con la relación que mantuvo con las mujeres que
protagonizaron el cambio cultural occidental en las primeras décadas
del siglo XX.
Si
vale agregar musas y polleras tengamos en cuenta que a Papa siempre
le gustó estar rodeado de mujeres y a ellas también quienen lo
buscaban en su afán de estar con un verdadero seductor. Además de
sus cuatro esposas en la visa del escritor, no podemos ocultar a Ava
Gardner, Ingrid Bergman y Marlene Dietrich, sin olvidar ese primer
amor que inspiró “Adiós a las armas”, la enfermera Agnes Von
Korowsky y que decir de Leopoldina su amor cubano y Adriana Ivancich.
Pero
de eso ya hemos hablado y seguiremos rascando la olla para no dejar
sin cupido al eterno Hemingway.
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