Hace 97 años, Hemingway escribía uno de
relatos más polémicos: Colinas como
elefantes blancos, un título metafórico que escondía una realidad marcada
por la angustia de una española y un norteamericano. El eje argumental gira en
torno a una problemática muy ligada al autor. Ernest fue un hijo no deseado y
su condición de varón borrado los
primeros años de vida, lo marcó para siempre. Su madre no recurrió al aborto
por una cuestión religiosa y lo castigó desarrollando en él un rechazo al sexo
y a las mujeres, que terminó cuando definitivamente Ernest se escapó del
mandato materno que lo sometía a una virginidad hasta el casamiento. En ese
sentido, su rebeldía lo llevó a una libertad que muchos confundieron con
“marcados desvíos”, cosas que finalmente fueron permitidas para un joven que
cargaba el sometimiento de una educación victoriana.
En ningún pasaje del cuento se menciona
la palabra aborto, algo que
Hemingway deja traslucir y que transcurre entre lo implícito y lo explícito.
Hay que ubicarse en la época y en medio de una sociedad pacata; este disparo al
aire era un desafío, la bala le podía atravesar el cuerpo a cualquiera y sobre
todo a la imagen impoluta de la mujer. El aborto existía pero se ocultaba, no
era digno, llegaba después de una inmoralidad y la sociedad hipócrita no
permitía quebrar los códigos y las buenas costumbres. Una mujer que abortaba
era una prostituta sin más vueltas.
El relato ambientado en una estación de
tren en España, se construye en una conversación en la que un norteamericano
intenta convencer a su novia Jig que aborte, mientras esperan el tren para
Madrid. El hombre no la obligará, pero cree que sería lo mejor.
El cuento es trascendente, es una obra
maestra llena de “frases verdaderas” como marca Hemingway.
Ernest inmortalizó una conversación dura,
dolorosa para esa época, pero que hoy se repite sin cambios en muchos lugares.
Andrés Julián Chiriboga Villacreces, nos
ayuda a seguir el hilo del relato que tiene toda la impronta de un Hemingway
entero.
Los invito a leer el análisis del relato
y el cuento.
‘Colinas como elefantes blancos’ es un cuento donde se narra el
dialogo entre Jig y el norteamericano en la estación de tren. Se trata de un
pequeño dialogo donde los personajes hablan de una operación. Jig no para de
observar el horizonte y mencionar que las montañas tienen un aspecto similar al
de elefantes blancos, “La muchacha miraba la hilera de colinas. Eran blancas
bajo el sol y el campo estaba pardo y seco. -Parecen elefantes blancos -dijo.”
(Hemingway, pág. 1). El dialogo entre estos dos personajes se lleva a cabo en
el transcurso de 35 minutos, ya que en un comienzo se menciona que el tiempo en
el que va a llegar el tren, y al final la chica del bar menciona que el tren
llegaría en 5 minutos, “Hacía mucho calor y el expreso de Barcelona llegaría en
cuarenta minutos. […]-El tren llega en cinco minutos -dijo.” (Hemingway, págs.
1-6). Hemingway utiliza un narrador impersonal, quien se lo muestra como una
persona más en el bar describe la escena desde su perspectiva.
El dialogo entre Jig y el norteamericano como ya se mencionó
anteriormente trata sobre una operación a Jig. El norteamericano se esfuerza
por convencer a Jig de llevar a cabo la operación, mientras que Jig muestra
miedo y desacuerdo con llevar dicha operación, “En realidad se trata de una
operación muy sencilla, Jig […] La muchacha miró el piso donde descansaban las
patas de la mesa. […]La muchacha no dijo nada.” (Hemingway, pág. 3). Como se ve
en la cita anterior, el norteamericano persuade a Jig, tratando de hacer
parecer la operación como algo normal y de lo más sencillo; por su parte Jig no
menciona nada al respecto, solo se comunica mediante el cuerpo, como se
menciona, miró al piso, no dijo nada. El norteamericano por su posición influye
demasiado sobre Jig hasta el punto en que ella se muestra sumisa y trata de
cambiar de tema, probar cosas nuevas y dejar de pensar en lo que se dice.
En un comienzo no se sabe de qué trata la operación de la que
tanto se habla en el transcurso de la historia, sin embargo, a medida que se
avanza la historia, se puede ver que esta operación influye tanto en Jig como
en el norteamericano. “-Estaremos bien después. Igual que como estábamos. -¿Qué
te hace pensarlo? -Eso es lo único que nos molesta. Es lo único que nos hace
infelices.” (Hemingway, pág. 3). El norteamericano se muestra como si lo que
van a operar es algo que les perjudica a los dos, con esto se puede concluir en
que la operación de la que hablan, en la estación del tren, es la de un aborto.
Es claro que para una persona, que no planeaba tener un hijo, este
se convierta en un problema, y lo relacione con la infelicidad. El
norteamericano, a pesar de mostrar que no la va a obligar continúa persuadiendo
a Jig para hacerlo, y se muestra como que un hijo será como un intruso, que va
a interrumpir la relación entre los dos. “[…] Pero no quiero a nadie más que a
ti. No quiero que nadie se interponga. Y sé que es perfectamente sencillo.”
(Hemingway, pág. 5).
La frase que más se repite en el relato de Hemingway, y además es
el título del cuento es ‘Colinas como elefantes blancos’. Estas palabras las
repite Jig en el transcurso del dialogo, especialmente cuando comienzan hablar
de la operación y que una vez efectuada, la tranquilidad y alegría regresaría a
sus vidas, “Dije que las montañas parecían elefantes blancos.” (Hemingway, pág.
2). ‘Elefantes blancos’ es una expresión utilizada para mencionar una posesión,
la cual no aporta nada en especial al dueño, sino que esta la perjudica
completamente y se convierte en un estorbo, “Un elefante blanco […] es el
nombre que reciben posesiones que aportan menos beneficios que lo que cuesta
mantenerlas.” (Fandiño, 2010). Jig cada que mencionaba eso, lo hacía de una
manera para referirse al embarazo. Un niño para el norteamericano, sería como
un ser que únicamente le brindaría problemas a él y a Jig.
‘Colinas como elefantes blancos’ es un cuento que transcurre en un
lapso de 35 minutos y se lleva a cabo en la estación del tren. Dos personajes
principales y uno secundario intervienen en el dialogo y un narrador impersonal
cuenta lo que puede apreciar de dichos personajes. El cuento trata de la
discusión de un hombre norteamericano y Jig una chica embarazada, en la
discusión se trata de persuadir a Jig para que ella aborte y así pueda librarse
de un problema, que sería el bebé. ‘Elefantes blancos’ es algo que Jig repite
constantemente y eso significa que el embarazo será algo que a futuro solo
causara problemas y que perjudicara en lugar de ayudar.
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