Thursday, January 16, 2014

HEMINGWAY Y LAS ESTRELLAS DE GIGI



Como muchas de las cosas que rondan las inmediaciones de Finca Vigía, los fantasmas y recuerdos ocultos aparecen de tanto en tanto en la casa de San Francisco de Paula, para demostrar que Ernest tuvo la capacidad de dejar legados domésticos que con el tiempo se transformaron en mitos.

Para este cronista hablar de béisbol es como para un científico opinar sobre una receta de cocina. Debo confesar que aprendí un poco del deporte gracias a esa atleta que fue Joe Di Maggio, quien gracias a Hemingway logró mayor celebridad que en el campo de juego. Dice Joe: Hemingway me honró demasiado. Yo fui un simple jugador de béisbol y él es el más grande escritor que conocí. Por su parte Ernest lo nombra en varios pasajes de su libro El viejo y el mar: Me hubiera gustado llevar a pescar al gran Di Maggio -reflexiona Santiago- dicen que su padre era pescador, quizás fuese tan pobre como nosotros y comprendiese.




Cuando Hemingway se instala de forma definitiva en Finca Vigía decide crear un equipo de béisbol infantil. Recordemos que era un gran aficionado al deporte y así lo demuestran algunas referencias a jugadores halladas en sus obras, además de que no pocas veces se le encontró en estadios de La Habana, como el de la Tropical o el Cerro. Hemingway llamó a su equipo infantil Las estrellas de Gigi, pensando en su hijo Gregory. La historia de la localidad de San Francisco de Paula cuenta que este fue el primer equipo infantil que se creo en ese espacio y que Papa lo capitaneó y financió los costos de los implementos y trajes de peloteros. El diseño incluía una franela azul y una estrella blanca en la gorra. Entre los integrantes estaban algunos muchachos del barrio y sus hijos Gregory y Patrick.

Dice René Villarreal: No había pasado ni una semana de la llegada de sus hijos, cuando una mañana mister Hemingway salió de la quinta y después de haber reunido a los muchachos, que como siempre corríamos por las calles, nos dijo: seguramente saben jugar al béisbol. Les tengo una sorpresa.

Tras la cochera, en el solar, vimos a Patrick y Guigui en medio de un montón de guantes, bolas y palos de béisbol recién comprados. Hemingway de inmediato nos lo repartió y se puso a explicarnos las reglas del juego de verdad, con ejemplos. Después hizo de nosotros un equipo que se llamaba Las estrellas de Guigui. El propio Hemingway nos organizaba encuentros con muchachos de otros equipos. Hasta jugamos en el campo verdadero en el club de  Cazadores del Cerro.

Setenta y tres años más tarde, el antiguo terreno de pelota de la Finca Vigía ha sido recuperado y un grupo de alrededor de veinte niños, acompañados de padres y familiares, esperaban la voz de mando de su preparador Jorge Rey para iniciar el juego. A la cuenta de tres, definitivamente comenzó la acción y los muchachos de entre 6 y 9 años de edad encarnaron sus roles.

Cuenta el actual director de Las estrellas de Gigi, Jorge Rey, que este proyecto surgió como un regalo por el cumpleaños 80 de Oscar Blas Fernández, uno de los primeros integrantes del equipo fundado por Hemingway, a quien Papa llamó cariñosamente Cayuco Jonronero. Cayuco, cuando pequeño, había pedido insistentemente a los reyes magos que cumpliesen su sueño de hacerlo pelotero: quería con ansias un traje y una pelota, y fue Hemingway quien le dio esa oportunidad.



Con la idea de Jorge Rey y en  la Finca Vigía, no solo se continúa una tradición fundada por Hemingway, sino que se ha creado un espacio en el que la comunidad de San Francisco de Paula interactúa con la Finca Vigía y con la obra del novelista. Ese era, al fin de cuentas, el propósito hemingwayano, cuando dijo que su finca sería el hogar de todos los muchachos del barrio.

Mientras los niños jugaban y Cayuco jonronero revivía su infancia al lado del actor norteamericano Brian Gordon Sinclair, ya se perfilaba una idea que finalmente quedó plasmada. El portal digital Simcoe County comenta que un estadounidense ha bateado otro jonrón en la preservación del legado del escritor y periodista Ernest Hemingway. Se trata del dramaturgo Brian Gordon Sinclair, autor de “Hemingway en Escena”,  quien fue nombrado recientemente como el patrocinador del equipo de béisbol infantil  “Ernest Hemingway”, en San Francisco de Paula, Cuba.

Según Sinclair, es el equipo que se formó originalmente en la década de los 40 para entretener a los hijos de Hemingway cuando lo visitaban en Cuba.

“La decisión de reactivar el equipo se hizo hace tres años por Ada Rosa Alfonso Rosales, directora del Museo Hemingway”



Sinclair también trajo la tradición navideña de Hemingway cuando invitó a los niños a su finca donde él contaba historias y les entregaba regalos.

"Ha sido un placer poder ayudar con la recuperación ", escribió Sinclair. "En diciembre, no sólo tenía el privilegio de entregar 60 uniformes, sino también revivió la tradición de vacacionar con ellos y entregarle un regalo a cada niño. El evento tuvo tanto éxito que continuará como un evento anual mientras exista el equipo".

La publicación destaca que Sinclair está trabajando ahora en un libro de memorias llamado El Chico Jonronero: La verdadera historia del equipo de béisbol de Ernest Hemingway.



"El libro agregará material previamente desconocido para la leyenda Hemingway y mostrará la sensibilidad del escritor, especialmente cuidando la imagen del Hemingway más conocido", escribió.

La nota concluye informando que un documental sobre la reactivación del equipo también se encuentra entre las obras y se mostrará en el Festival Internacional de Cine de Cuba.