Friday, December 23, 2016

LA NAVIDAD DE ERNEST



Muchas felicidades a todos los hemingwayanos que siguen este espacio. Esta foto representa mi deseo y el de aquellos protagonistas que estuvieron al lado de Papa. 
Gracias por acompañarme. Lo mejor para ustedes y un Feliz 2017.

Monday, November 28, 2016

ENTRE OLVIDOS Y DESMEMORIAS



Mario Vargas Llosa acaba de decir en la Feria Internacional de Guadalajara que él es el último sobreviviente  del “boom” latinoamericano y que le toca “apagar la luz”. En otro momento, cuando no era un señor aburguesado y soñaba con la revolución (¿revolución?), el peruano no hubiera vertido frases hirientes y poco gratas sobre el reciente desaparecido Fidel Castro. Hoy con el diario del lunes en la mano, más de un progresista guardó su pensamiento socialista en el baúl de los recuerdos y se acostumbró al pragmatismo de un cambio de época que parece registrar el borrón y cuenta nueva. La idea de la felicidad, de la vida sin excusas y el reencuentro con el amor, ha puesto a muchos en el desafío de olvidar la coherencia y la dignidad. Vargas Llosa no es el único; “apagar la luz” es una expresión que intenta instalar una mentira. En ese error también se cae cuando se expresa que “con la muerte de Fidel Castro recién termina el siglo XX”. 





El corte de época como si se tratara de una porción de torta de chocolate es sencillamente un manejo comunicacional que arrastra el concepto de “ahora todo es distinto”, “ahora es el tiempo de nosotros”. Mientras me dejo llevar por estas líneas pienso en que Fidel, una vez más, se salió con la suya: se murió antes de ver a Donald Trump sentado en la Casa Blanca. Dijo “esto para mí es demasiado” y cerró la puerta. Como buen rebelde lo sumo a Ernest Hemingway y Bob Dylan. Ernest se cagó en el sistema, se burló de todos y se recluyó en La Habana desafiando a los amantes del Imperio. Lo hicieron regresar, enfermo y arruinado a ese país que lo había señalado como una mierda. Pero el volvía con un Nobel bajo el brazo, un Nobel que no fue a recibir, un Nobel que Vargas Llosa recibió como un rey. Y ahora otro rebelde, otro “mal bicho” como Bob Dylan, repite la acción inmunda de no presentarse en la entrega del galardón.




Es verdad, el cambio de época tiene su efecto. Estados Unidos se prepara para un desafío con un hombre que todavía no dijo nada. Ernest se rasca la cabeza, Fidel se fuma un habano, Bob sopla en el viento y Mario apaga la luz. Pido bandera blanca de tregua. Sólo eso.



Tuesday, October 18, 2016

DANDO VUELTAS POR LA CASA DE PAPA



Desde que comencé a escribir en este espacio, la vieja historia sobre los objetos que guarda Finca-Vigía ha sido motivo de marchas y contramarchas. Más allá de los acuerdos y deseos frustrados, todo está como un día lo dejó Ernest, y el gran mérito de los cubanos ha sido preservar el patrimonio. De tanto en tanto las novedades nos dan una alegría y otras veces caemos en la triste realidad. El país del norte promete, atiende el teléfono, convoca a reuniones, se firman resoluciones, pero los beneficios llegan tarde. De todos modos no hay que perder la esperanza y así  lo decimos al leer este cable que nos pone cerca del camino. Ojalá cuando volvamos a Finca Vigía, un viento de cambio esté soplando.


Si bien las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba están muy lejos de ser normales, esta semana hubo un tímido acercamiento entre las naciones para trabajar en conjunto en la preservación de los objetos en la antigua casa de Ernest Hemingway en la isla.
En una reunión en Boston, representantes de ambos países debatieron sobre el mejor modo de garantizar que el legado del escritor siga vivo en ambos países.
Participaron de la reunión el presentador de televisión Bob Vila, hijo de inmigrantes cubanos que ha estado trabajando para restaurar la casa de Hemingway, el representante Jim McGovern, Ada Rosa Alonso, directora del Museo Hemingway en Cuba, y Susan Wrynn, ex curadora de la Colección Hemingway en la Biblioteca JFK.

En la casa del escritor en Cuba hay todo tipo de objetos, desde libros y cartas hasta cañas de pescar y trofeos. Todo tiene su valor patrimonial.
La casa-museo de Hemingway es la Finca Vigía ubicada en la ciudad de La Habana y es un caserón enorme de estilo colonial con pileta, una torre, una gran biblioteca e incluso un barco con el que el escritor salía a pescar. Para su conservación, la casa, abierta al público, requiere inversiones constantes.

Friday, October 07, 2016

HEMINGWAY Y BORGES: LA PELEA



Una vez más recordar los entredichos entre Hemingway y Borges nos hace pensar en el milagro de lo literario. Cuando todavía las redes sociales no existían y el insulto se transmitía por carta, encontrarse con el duelo epistolar no deja de ser una maravilla para la memoria.
Ambos respondieron a un mundo íntimo muy particular y dejaron su impronta. El amor-odio funcionó de la mejor manera. La angustia existencial del sexo y la muerte tuvo su merecido y todo pasó al mismo momento, sin respiro.
Lo que sigue no es otra cosa que el testimonio de una disputa sin demasiados excesos. Revivirlo es como un deseo de sanación.

La encontraron entre las cartas inéditas de Borges. En una postal de alto contenido alcohólico de Hemingway enviada desde La Habana el 13 de marzo de 1950, podemos leer:

"Dear Jorges, my Cuban friend Lino Calvo gave me The Aleph, here in El Floridita, el Catedral del Daiquiri. Sure, dammed good book. They are saying around you are the best writer in Spanish, but you can kiss my ass and you never hit a ball out of the infield in your life. You took LITERATURE too solemnly. You discovered life late. You come down down here and fight for free with an old character like me, who is fifty years old and weighs 209 and thinks you are a shit, Jorges, and would knock you in your ass. HOW DO YOU LIKE IT NOW, GENTLEMEN? Viva El Torre Blanco. Yours sincerely, Papá".







Querido Jorge:
Mi amigo cubano Lino Calvo me dio El Aleph, aquí en El Floridita, la catedral del daiquiri. Lógicamente, un buen libro. Andan diciendo que eres el mejor escritor en español, puedes besarme el culo, nunca sacaste una pelota del campo de juego. Tomaste la literatura muy solemnemente. Descubriste la vida tarde. Ven hasta aquí y lucha por tu libertad con un personaje como yo, que tiene 50 años, pesa 135 kilos y piensa que eres una mierda. Jorge, te golpearía bien el trasero.¿Qué te parece ahora, caballero?
Sinceramente Papa.


Como es sabido, la antipatía era recíproca, e hizo este ramillete de flores para la tumba del escritor norteamericano: "Hemingway, que era un poco fanfarrón, terminó por suicidarse porque se dio cuenta que no era un gran escritor. Esto, en parte, lo redime".

Tal como gran parte de las citas y los libros que figuran en la obra de Borges, la postal es apócrifa. Un juego que inventó el poeta mexicano José Emilio Pacheco para reírse un poco de Borges y de Hemingway. Pero como toda broma, encierra algo de cierto: Borges no toleraba a Hemingway. Ni sus historias ni al personaje que se inventó. Y José Emilio Pacheco fantaseó la postal para justificarlo.

Hemingway se mató hace 50 años, el 2 de julio de 1961. Veinticinco años después murió Borges, el 14 de junio de 1986. Tan diferentes entre sí, ambos son dos gigantes de la literatura universal, especialmente del relato corto.
Sus cuentos están entre las cumbres del género de cualquier época. Cada uno representa una tradición distinta. Hemingway como una de las cimas del relato realista. Borges, el gran genio del género fantástico.

Sus vidas pueden leerse también como un juego de polos opuestos. “Yo he hecho todo lo posible para que me guste Hemingway, pero he fracasado”, ironizaba Borges. “Hay algo en él que me desagrada; quizá el culto a la violencia, esa brutalidad; es un defecto mío y no de él”. Borges se veía a sí mismo en las antípodas de Hemingway.

El era el hombre ilustrado y pacífico frente al matón que vivía entre corridas de toros y safaris en Africa. Mientras Hemingway iba a la guerra, se emborrachaba en bares ruidosos y coleccionaba escopetas, Borges creaba su mito de lector infinito: su vida transcurría entre libros, bibliotecas, conferencias y el departamento de su madre.

Hemingway cultivó la leyenda del macho, el cazador de leones y mujeres.
Borges, a su vez, vivió con discreción, acaso con timidez y con cierto pánico por el sexo. Políticamente antagónicos, el autor de El viejo y el mar apoyó el bando republicano en la Guerra Civil Española y, como casi todos los escritores de la época, tenía el corazón puesto a la izquierda. El autor de Fervor de Buenos Aires, en cambio, fue un conservador profesional, deportivo, que hizo de las declaraciones políticamente incorrectas un género paralelo a su obra. Ambos, y a su modo, practicaron la ingenuidad política. “Hemingway, cierta vez, disparatadamente, se comparó con Kipling, a quien consideraba su maestro. Fue medio compadre y terminó matándose porque se dio cuenta de que no era un gran escritor. Esto lo salva en parte”, comentó Borges. 








Hemingway era el escritor de la experiencia. Borges, de la imaginación. El primero fue un bestseller, un escritor de fama mundial. El segundo, un narrador de minorías, favorito de críticos y académicos. Hemingway ganó el Nobel. Borges murió sin él. Fiel a su leyenda, Hemingway se mató de un escopetazo. El mundo se estremeció. Borges murió en Suiza, lejos de Buenos Aires. El Mundial de Fútbol de México, que ganaría Argentina, le quitó atención. Fue una muerte austera, silenciosa y, como en sus cuentos, con aire espectral.






Pero aun con todas sus diferencias, algo los unió: la admiración por la valentía. Está en sus libros: la fascinación por el coraje. El valor como categoría moral.
Hemingway es una de las cimas del relato realista.
Borges, un genio del género fantástico.


Fuente : L'Omero della Pampa
Raúl Schenardi y
Andrés Gómez Bravo
La Tercera Chile
9 de julio de 2011


Tuesday, September 13, 2016

Tuesday, August 16, 2016

DE NUEVO EN EL RITZ






"Cuando sueño con la otra vida en el paraíso, siempre tiene lugar en el hotel Ritz de París", dijo Hemingway en algún momento de su vida. Es que gran parte de sus días transcurrieron en el icónico hotel parisino, que alguna vez hospedó a personajes como Marcel Proust o la diseñadora Coco Chanel, quien se mudó a una de sus suites en 1934 y nunca más se fue. 

Como buen hemingwayano cuando paso por París me planto en el ingreso al hotel y algo me dice que ese viejo borracho va a salir a mi encuentro, es una fantasía, un deseo que no se cumple pero por cábala lo sigo haciendo.


El hotel, ubicado en 15 Place Vendôme, fue sometido a un proceso de remodelación que duró cuatro años, y fue reabierto en junio pasado. 




Junto con la esperada reapertura, también volvió a abrir sus puertas el mítico Bar Hemingway, uno de los ahora tres bares del hotel. Los otros dos son el Bar Vendôme, cerca de la entrada, y el nuevo Ritz Bar, sobre la rue Cambon.

Tomar un cóctel en el Bar Hemingway no es cosa de todos los días. No sólo porque su bartender, Colin Peter Field, es referente mundial y fue elegido el mejor del mundo por la revista Forbes, sino porque esa misma atmósfera fue la que eligieron personalidades como Cole Porter, F. Scott Fitzgerald, y claro, el gran Ernest Hemingway, quien con Gary Cooper pasaba horas y horas charlando. 

Las historias se repiten en cada uno de sus rincones, como aquella que da cuenta de que aquí mismo fue que se creó el famoso trago "Bloody Mary". Cuentan que Hemingway dejó en el Ritz el recuerdo de uno de sus más apasionados romances con la entonces reportera de The New York Times Mary Welsh, quien fue su cuarta esposa. "Mi mujer no quiere que siga bebiendo. Cuando vuelvo a casa, siente mi aliento y me regaña", le contaría Hemingway al barman. Es por eso que éste inventó un cóctel, que más tarde se hizo famoso. Se preparaba a base de vodka y jugo de tomate. Al otro día Hemingway exclamó: "¡Bravo, bloody Mary (la maldita Mary) no sintió nada!".



Luego de su reapertura, el Bar Hemingway despliega su decoración original, caracterizada por madera y sillones de cuero y el infaltable piano, que le dan una impronta intimista y acogedora. Está abierto de 18:00 a 2:00 y allí se pueden degustar los inéditos cócteles preparados por Colin Field.

Algo me dice que tengo que volver para decir que París era una fiesta.



Monday, July 18, 2016

SER UN HEMINGWAY




Un interesante artículo sobre mi amigo John Hemingway, publicado hace escasos días, donde  expresa que el peso del apellido no deja de ser un problema. Lo comparto con todos ustedes.

http://www.rsvponline.mx/perfiles/ser-un-hemingway-no-es-tarea-facil

Ser un Hemingway no es tarea fácil…

por: Fernanda Brambilla - 22 de Junio de 2016

No se puede entender quién fue Ernest Hemingway sin antes conocer qué le pasó en Italia”. La afirmación viene de John Hemingway, nieto de uno de los escritores más importantes del siglo 20. Antes de dedicarse a la literatura, el autor de Por quién doblan las campanas sirvió en la Primera Guerra Mundial en la base de la Cruz Roja en la villa de Bassano del Grapa, Italia. “La muerte, la pérdida, el amor y la mortalidad, temas frecuentes en su obra, vinieron de aquel lugar. Sin eso, él no sería el artista que conocemos”, dice su nieto para RSVP durante su primera visita a la Ciudad de México.

En Bassano, su famoso abuelo salvaría a un soldado y sobreviviría a un ataque de mortero. Décadas más tarde, una coincidencia grande llevaría a John Hemingway a conocer a Giuseppe Aquila, presidente de la compañía de plumas Montegrappa, cuya sede queda justamente en la acera de enfrente de la Cruz Roja, donde sirvió el Premio Nobel de Literatura. Tres años más tarde Montegrappa presenta en El palacio de Hierro su colección Hemingway 

Hoy, John Hemingway, a sus 55 años, vive en paz con su apellido y su historia. Pero ser un Hemingway no fue una herencia fácil de abrazar y nos detalla porqué.

 

¿Me puedes contar un poco de tus recuerdos sobre tu abuelo como persona y no como el icono internacional que es?


No nos conocimos, él murió cuando yo tenía 11 meses de edad. Pero me acuerdo que cuando era niño, algunas personas me decían, ¿Hemingway, uh? Qué nombre más raro ése. Y otras me decían, ¡Oh, tu abuelo es tan famoso! Y pensaba, ¿famoso por qué?

En aquella época, mi papá nunca me hablaba de su padre. Empecé a conocerlo cuando era adolescente, leí sus libros y entendí el impacto que ese hombre había causado. “Wow, ¿soy pariente de este tipo?”
Fue hasta mis 20 y tantos años, en Italia, que me di cuenta que su memoria en lugar de perder relevancia, parecía ganar más. No podía huir de ello o esconderme. Él no se iba a ir. ¡Qué diablos!

¿Quisiste huir de tu apellido?


Sí, por eso me fui a Italia. Allá la gente es muy discreta, respetuosa. Fui a dar clases de inglés y mis alumnos me conocían como John, el maestro. Muchos en algún punto descubrieron que yo era pariente de Ernest, pero seguí siendo John, el maestro. No es que ellos no sabían quién era mi abuelo, pero era el lugar perfecto para alguien como yo, quien intentaba encontrar su propia voz como escritor. Fue difícil, hasta que me di cuenta que no podía intentar ser como él, tenía que saber mis límites. Hoy te lo digo con calma, pero fue un infierno, tenía voces en mi cabeza que decían: “Si escribes algo malo, John, te vas a quemar en el infierno, van a acabar contigo”.

Ahora vives en Canadá con tus hijos (Michael y Jacqueline). ¿Cómo les contaste de su bisabuelo?


Oh, poco a poco lo fueron descubriendo… mi hija supo hace muy poco que Ernest se suicidó. Ellos tienen un buen entendimiento, esto no es tan importante como su familia más cercana.

En el imaginario colectivo, Ernest Hemingway es la figura del hombre viril, de una masculinidad muy fuerte. Por otro lado, tu papá, Gregory, es un transgénero, que es el completo opuesto de esto. Escribiste un libro al respecto, ¿cómo ves ese contraste tan grande de tus antepasados?


Escribí un libro que es una biografía de mi padre, y para entenderlo era esencial comprender de dónde vinieron él y su papá. Ernest y Gregory no son tan diferentes como puede parecer: eran muy inteligentes y tenían un sentido del humor muy agudo. Los dos exploraron ese punto en el que un hombre deja de ser un hombre y pasa a ser una mujer y viceversa. Ernest, como un escritor, hizo cuentos sobre esto. Mi padre lo experimentó en carne propia, se hizo una cirugía de cambio de sexo. Se aventuraron a su manera. Cuando haces algo así, sabes cómo las cosas empiezan, no cómo terminan. Los dos sufrieron con enfermedades mentales, Ernest de una depresión profunda y mi papá, de bipolaridad. Y eran tiradores con unas punterías excelentes.

Sé que la puntería la heredaste tú también…


No lo sabía hasta los 17 años, cuando salimos a tirar en Montana y mi papá me dio su pistola y me desafió a tirar una lata. Yo la miré y pum. Fue instintivo. Mi papá se puso a temblar de tan emocionado que estaba. En aquel instante no entendí bien porqué eso era tan especial: mi papá vio algo que empezó con su abuelo y había pasado a su papá y luego a él hasta llegar a mí. Ese tipo de lazo era importante para él.

 

Hemingway en su época usaba plumas largas como las de Montegrappa, que hoy en día son artículos de lujo. Como un escritor, ¿cuál es tu relación con los medios digitales?


Hemingway sí usaba la pluma, en su escritura también usaba el lápiz para poder borrar, pero sus cartas están todas en pluma. En sus originales hay muchas notas en medio del texto y es interesante verlas, ver cómo él pensaba. Creo que lo que pasa con las plumas es lo mismo que con el libro. Todavía prefiero el papel. El sentido táctil es importante para mí, y también por el hecho de que se deterioran y terminan. 
Tengo mi e-book, pero no me gusta el hecho de que esté en la máquina. Hoy en día no se lee tanto porque todo está muy automatizado, fracturado, estás haciendo algo y te llega un mensaje, un correo... Tienes que aislarte de todo si quieres escribir y lo mismo es para leer. El libro expande tu imaginación. Esa relación de tomarlo en las manos, escribir en ellos, doblar, manosearlo. Eso es único.

Hay muchos museos con objetos de Hemingway ¿Has guardado algo para ti, en tu casa?


Sólo tengo una cosa que le perteneció, un plato de arcilla de tiro deportivo que estaba en casa de mi abuela. He visto los libros originales muchas veces en su oficina y puedo ir a verlos en un museo, como cualquiera. Mucha gente se sorprende, pero tengo su ADN… eso es suficiente.




Tuesday, June 21, 2016

UN TRIBUTO A ALLIE BAKER


Wendy Simpson, nombre de fantasía de Allie Baker, mientras era ampliamente popular y conocida; fue una escritora viajera, madre, esposa, aventurera, amante, apreciada amiga - en el mayor sentido de la palabra - y una inspiración para mí. Ella era todas esas cosas en ningún orden en particular, y mucho más (divertida, talentosa y creativa, etcétera y etcétera).

Ella viajaba con su marido Rich y sus hijos Andy y Matt. Como escritora estaba intrigada por Hemingway. Como escritora intrigada por Hemingway se convirtió en intrigada por España. La intriga se enredó en un estilo de vida y los Simpson se movilizaron a muchos lugares, pero, finalmente España fue su destino. En algún lugar de esa línea de tiempo Allie empezó a ampliar los horizontes de la gente. Como muchos de nosotros, expandió su camino a través de Internet.  Su blog sobre Hemingway le cambió la vida, un estudio del gran escritor con perfiles no revelados o apenas discernidos de su vida. Las entrevistas con los biógrafos, académicos, amigos, parientes, ex esposas, y muchos "otros". Participó en conferencias sobre Hemingway y se reunió con muchas personas, lo que ha contribuido de manera significativa al cuerpo de sus obras acerca de alguien cuya legendaria fama y logros como escritor tuvo un impacto significativo en la literatura. Un hombre controvertido, aunque sólo sea porque la fama invita a la controversia y Ernest Hemingway cortejó a la fama.



Se podría decir todo, pero la vida es mucho más complicada, más rica, muy generosa y a menudo trágica. Allie, en sus actividades con la familia, los viajes, la literatura, las nuevas relaciones que se desarrollan en los horizontes, de repente se aflige y se enfrenta a la eternidad. Se le dio dos meses de vida. Sólo se puede contemplar su propia reacción personal para hacer frente a la inminente presencia del demonio de la muerte. ¿Puede uno siempre estar listo para esta noticia? La mayoría de nosotros, tal vez todos nosotros, hemos sido testigos frente a los demás y algunos de nosotros hemos tenido la mala suerte o tal vez el triunfo de enfrentarse a ella.

Hemingway pasó parte de su juventud y la mayoría de su vida adulta observando el paso de la muerte, el cortejo y contemplarla sin ningún temor. Al final eligió su encuentro.



Allie eligió vivir la vida plenamente, con entusiasmo, con reconocimiento, delicadeza, valor infinito y pasión total. Mucho más allá de dos meses, ella nos permitió entrar y nos condujo a sus nuevas aventuras. Hay ejemplos, por supuesto, pero pocos han plantado sus pies tan elegantemente para satisfacer el demonio de carga con tanta gracia y la delicadeza con una alegría para vivir la vida rica y plena hasta el final.
  
                         


Allie inspiró a todos los que vinieran a conocerla. Aquellos como nosotros que llegamos a valorar su fuerza y ​​su enorme compromiso. Nunca llegué a estar con ella cara a cara, a sentarse en una mesa con Rich, Andy y Matt, compartir una comida, una botella de vino tinto, hablar de literatura profundamente en la noche, recitar poesía, cantar borrachas, tomar un brandy o un anís hasta el amanecer. Me hubiera gustado.
Allie falleció la noche de pascua en Juanajuato, México.


Allen Carney
Villeraze, Francia
14 de de mayo de 2016

Allie Baker: 18 de julio, 1962 - 28 de marzo, 2016



Monday, May 16, 2016

EL COCINERO DE HEMINGWAY


Todos sabemos el valor de la buena mesa y el reinado del cocinero. Cuando visité Finca Vigía e ingresé en la cocina de la residencia, tuve la certeza de que allí se había coronado el placer supremo de la gastronomía. Un espacio  amplio y confortable que seguramente fue utilizado por el maestro cocinero para preparar esos platos que reinaron en la mesa hemingwayana. 
En apretada síntesis el recuerdo de un protagonista de lujo. Buen provecho y buen vino para todos.

Tuesday, April 19, 2016

SEIS DÉCADAS Y UN MERLÍN



Cuando Ernest Hemingway llegó al Perú para pescar un merlín

Hace 60 años el escritor Ernest Hemingway pasó una corta temporada en el norte del Perú. Aquí las anécdotas de su estancia.

Ocurrió hace exactamente 60 años, el lunes 16 de abril de 1956. El escritor estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961) alborotó la ciudad de Talara, en Piura, a donde llegaría a las 6 y 45 de la mañana, junto con su esposa Mary Welsh, un capitán de pesca y dos amigos, uno de ellos el deportista cubano Elicin Argüelles.

Los visitantes arribaron a un reluciente aeropuerto talareño, que se reinauguró justamente ese mismo día. Dos años antes, en 1954, el escritor sufrió dos accidentes aéreos en África (incluso lo dieron por muerto), pero como compensación anímica obtuvo el Premio Nobel de Literatura de ese año. Por eso llegó al Perú bañado en gloria literaria.
Hacía cuatro años, en 1952, que en las playas de Cabo Blanco habían pescado el primer merlín negro del mundo (según la prensa de unas 1.000 libras de peso que representaban 453 kilogramos). Lo tenían desde entonces disecado en el salón principal del Fishing Club de Cabo Blanco, local en el que se alojó justamente el famoso novelista.

Cuando Ernest Hemingway llegó al Perú para pescar un merlín
Hemingway, cabello blanco y ensortijado, iba a dirigir personalmente algunas tomas exteriores de la pesca de otro merlín negro, necesario para la película “El viejo y el mar” (1958), que protagonizaría Spencer Tracy (ganaría por ello el Óscar a Mejor Actor)  y que se estaba grabando en base a su novela homónima de 1952.
Desde Cabo Blanco, el autor de “Por quién doblan las campanas” (1940), el hombre invencible de 1.83 m. de estatura, fue la noticia de toda la semana. Llegó con la fama no solo de ser un potente fabulador sino también “un pescador, cazador, boxeador, amante, bebedor, torero aficionado y soldado”, como lo describía el enviado especial del diario El Comercio, Mario Saavedra-Pinón Castillo.

El novelista hablaba un español casi perfecto, y en Piura accedió a una entrevista con Saavedra-Pinón. Ese primer contacto con el periodismo nacional fue clave para medir el talante con el que visitó el país el Nobel literario: buscaba un pez, el merlín negro; y cuando Hemingway buscaba algo… No se rendía así nomás.
Dijo para la edición del martes 17 de abril de El Comercio que confiaba en la potencia de la literatura latinoamericana. “Sus posibilidades son ilimitadas”, decía con certeza porque sentía que eran “pueblos con una gran historia y un rico idioma”. Citó a Ciro Alegría, Rómulo Gallegos y hasta a Gabriela Mistral, pero su percepción iba más allá: se adelantaba a la aparición de los escritores del boom literario de los años 60.
Luego de opinar sobre periodismo y su experiencia como corresponsal de guerra, Hemingway ratificó que venía a esas playas del norte peruano para conseguir a su “tercer personaje”: el gran merlín.  Habló también del Nobel y confirmó lo que ya se sospechaba: “El dinero que obtuve al ganar el Premio Nobel ya no existe, pero en cambio no tengo deudas”, precisó.

Cuando Ernest Hemingway llegó al Perú para pescar un merlín
El martes 17, “Ernie”, como le decía cariñosamente su mujer, se instaló en Cabo Blanco y allí vivió semanas de relativa paz y calma. Por las mañanas leía el “New York Times” (el “Times”), pero su obsesión era el merlín. El miércoles 18 de abril aun no podía pescarlo. El mal tiempo de la zona conspiró contra la hazaña. Ese día el escritor permaneció nueve horas en alta mar. Pero nada.
Para intentar pescar el merlín, el narrador y su equipo se treparon a la lancha “Miss Texas” -escoltada por la lancha “Pescador II” donde viajaba su esposa Mary- con la que salían siempre a las 8 y 30 de la mañana y regresaban antes de las 6 de la tarde. El jueves 19 de abril, como el día anterior, viajó con el equipo de producción de Warner Bros, integrado por seis personas.

Al día siguiente, el viernes 20, Hemingway declaró a El Comercio (edición sábado 21 de abril) que, pese a su deseo, no podría ir a conocer Lima, pero prometió visitar la capital cuando sea la feria taurina. Su agenda se había complicado. Por motivos de salud de una parte de la tripulación no salieron a alta mar ese viernes.

Cuando Ernest Hemingway llegó al Perú para pescar un merlín
Pero el norteamericano era una persona paciente. Estuvo en Cabo Blanco todos esos días, con la cara roja por el sol, intentando atrapar al merlín con persistencia. La mejora del tiempo prometía que ese fin de semana podía haber más posibilidades de pesca.
Por ello salió con renovadas fuerzas el sábado 21. Se debió quedar en ese puerto talareño -la mayor parte del día en alta mar- más de un mes. Hasta que consiguió pescar no solo uno sino cuatro merlines, siendo uno de ellos de más de 300 kilos de peso; es decir, casi tan grande como el que se exhibía disecado en el histórico Fishing Club de Cabo Blanco.

Esta nota aparecida en el diario La República de Perú me retrotrae a aquellos momentos vividos durante mayo de 2011, cuando con la escritora peruana Irma del Águila, programamos EL MAR DE HEMINGWAY, unas jornadas que nos llenaron de alegría porque contamos con la presencia de Douglas La Prade, Andrés Arenas Gómez y en video conferencia John Hemingway. Fueron momentos intensos, llenos de emoción y fantasía. Pudimos embarcarnos en la mítica nave Miss Texas que hoy está nuevamente en Cabo Blanco y dialogar con los que todavía habían vivido esa experiencia. Vuelan los recuerdos y esas ganas de regresar al reencuentro con el mundo maravilloso de Ernest. 








        






Tuesday, March 15, 2016

CATERPILLAR ES HEMINGWAY








La fundación cubana Finca Vigía recibirá de la compañía norteamericana Caterpillar una donación de 500.000 dólares para la conservación y preservación de los documentos y artefactos de la casa del escritor Ernest Hemingway, según anunció hoy la propia compañía de equipos industriales.


La donación estará proyectada a la construcción del edificio "Taller", que albergará un laboratorio con un almacén archivístico en el museo de Hemingway en La Habana.
"Caterpillar está orgulloso de ser parte de este proyecto importante, y estamos comprometidos a ser un socio comercial y cultural con Cuba," dijo en un comunicado el presidente ejecutivo de Caterpillar, Doug Oberhelman.
La construcción del "Taller" se llevará a cabo con materiales estadounidenses, convirtiéndose así en uno de los primeros proyectos de construcción en la isla que usa componentes de Estados Unidos, desde el comienzo del embargo hace 55 años.
"Por nuestra larga trayectoria y rico patrimonio, reconocemos la importancia de preservar la cultura de Hemingway que une la comunidad cubana y americana", añadió Oberhelman.


Ernest Hemingway, que pasó largas temporadas desde 1939 y hasta poco antes de su trágica muerte, escribió en la mansión gran parte de algunas de sus más famosas novelas, entre ellas, "El viejo y el mar", que le mereció el premio Nobel de Literatura en 1954.
Hoy en día la casa museo conserva una colección de objetos personales y documentos que pertenecieron al novelista, entre libros, trofeos de caza, discos, armas, cartas, fotos, una máquina de escribir donde solía escribir de pie y el yate "El Pilar", con el que salía a pescar y navegar por el mar Caribe que rodea Cuba.


"Hemingway vivió en Cuba los últimos 22 años de su existencia. Fue donde coleccionó los trabajos de toda la vida, incluyendo correspondencia, las pruebas de imprenta, manuscritos y miles de fotografías; la colección es sorprendente", dijo en un comunicado Jenny Phillips, copresidenta de la junta directiva de la Fundación Finca Vigía.