Tuesday, March 31, 2009


UNA PIPA PARA CAROLINA KENNEDY
El recuerdo instantáneo de Carolina Kennedy es la placa fotográfica de una niña rubia y un pequeño junto a Jackeline en el sepelio de su padre. Son imágenes que quedan marcadas en la memoria. Transcurrieron muchos años. La vida dejó espacios vacíos y terreno fértil. Esa niña es hoy una madre con tres hijos y una carrera política aún sin definir. Carolina es presidente de la Fundación Kennedy, centro de mecenazgo de la Biblioteca y Museo Presidencial John Fitzgerald Kennedy. Más allá de mis diferencias con el asesinado presidente norteamericano; no me pregunten - ni quiero saberlo-, pero acabo de recibir un agradecimiento por la incorporación de mi libro La pipa de Hemingway al acerbo bibliotecológico de la Fundación. ¿Qué extraño?, me digo. No sé quién fue el amigo que se metió en este lío. Los caminos de los libros son insospechados. Nada puede decir cuál es la ruta que toman. Me atrevo a pensar que la donación viene de la mano de Giuseppe Recchia. Digo esto porque el próximo 9 de junio, la Fundación programó la presentación del filme “Una storia de vita lunga un sogno” realizada por el amigo italiano. La obra se emitirá con motivo del 110 aniversario del nacimiento de Ernest Hemingway. Estoy casi convencido que en su afán de mostrar la tarea de los hemingwayanos, mi libro forma parte del homenaje.
A Carolina deberé agradecerle este recibimiento y a Recchia desearle lo mejor en la muestra.

Thursday, March 26, 2009


MEDITACIONES BARATAS
Después de la muerte de Aurelio García, la historia de los socialistas se congeló como un cubo de hielo en el refrigerador. La pérdida para los hombres de izquierda es un frío puñal. Quien primero logró sobreponerse fue el “mosquito” Oreste Barrientos, preocupado por reorganizar a un montón de almas perdidas. Alejado del alcohol y afirmando como terapista de riesgo, el “mosquito” está tratando vanamente de establecer una cadena solidaria entre esos viejos conocidos. Oreste recibió la ayuda del doctor Sierra y de Américo Massetti. Rosendo Castillo y Eneas Federici, por su parte, parecen estar de acuerdo en volver al espacio original, regresar a nuestra querida cueva. A mí también me seduce reconquistar a La Rosa Peregrina de Almagro. Ya no importa si los billares desaparecieron, si Cosme no va a atender los pedidos, si Boris -el gato maravilloso- no se pasea por los mostradores. Ahora bien puede ser el tiempo de asociarlo definitivamente a René, de entregarle la credencial al rockero Antonio, de no desmerecer a Tomi Del Ball, porque la mística se va encarnando y la filosofía urbana nos va empujando al nido, al lugar donde el diálogo es igual a un café. Tengo ganas de volver al escenario porque extraño esos temas de reflexión colectiva. Quiero saber qué opinan los muchachos sobre el huerto ecológico de la Casa Blanca. Que alguno me responda por qué cerró el restorán británico The Fat Duck …y si hablamos del rollo de papel que Jack Kerouac utilizó para escribir En el camino. 36 metros dactilografiados encontrados en un departamento de Manhattan. Nada en especial, todo cotidiano. A la mierda con la omnipotencia. Basta de gritar:¡¡Crisis!!. Crisis es cambio. Entonces…adiós crisis cultural, crisis ecológica, crisis económica, crisis amorosa, crisis de crisis. Hay que volver a la belleza espiritual, me cago en el protagonismo. Hay que salir del (entre paréntesis). Me quiero olvidar un poco de los libros, de la editorial que me apura con la segunda parte de La pipa de Hemingway. No me quiero olvidar de John Hemingway quien me dice:! No se quede sin Pamplona!. No me tengo que distraer con las palabras azucaradas de Raúl Villarreal, el hijo de René Villarreal y regresar por la calle y a contramano hasta encontrar la puerta de La Rosa Peregrina de Almagro, hasta hallar a los amigos de siempre están sentados a la mesa. Por ahí también viene merodeando Daniela, molestando Tessie, señalándome Victoria. Me parece que comienzo a entender a Brian Fuster ensimismado en la lectura, con la sola compañía de sus perras, custodiado por la camioneta y en medio de su paraíso, en lo mejor de su locura, en la calma de un tiempo sin regreso.

Wednesday, March 18, 2009


PHOTOHEMINGWAY / 6

En Finca Vigía la vida siempre fue distinta para Ernest. Allí fue su hogar. Allí quedaron los secretos, los amores, las peleas, los hijos. Si algo deja la imagen es la ternura de un Hemingway disfrutando con Patrick y Gregory. 63 años atrás este hombre era un ser humano con sus virtudes y defectos. No había ingresado a la categoría del mito. Era simplemente "Jemingüey", sencillamente "Papa", humildemente "Don Ernesto".

Friday, March 13, 2009


RETRATO DE LILLIAN ROSS
Lillian Ross es una periodista que no se detiene. Aún hoy sigue teniendo esa mística que la consagró. Vivió la mejor época del comunicador atrevido, la etapa más dura de los corresponsales de guerra, la génesis del mal llamado Nuevo Periodismo. Fue vanguardista cuando serlo era desafiante. No se quedó con los méritos. Se tuteó con Hemingway, Capote, Miller, Picasso, Dalí. Sus notas en el New Yorker dejaron escuela. Para nosotros los pacientes hemingwayanos su libro Retrato de Hemingway es un ícono. Dentro de muy poco, el 9 de junio, en la Biblioteca John Fitzgerald Kennedy ofrecerá una charla. Giuseppe Recchia, quien conoce a la buena dama del periodismo,me pidió una nota para
www.hemingwayforcuba.net Ya está en pantalla, en idioma italiano, como corresponde. Aquí la versión en castellano, como también corresponde.

UNA SEÑORA LLAMADA LILLIAN
“La prueba de un libro es la cantidad de material bueno que se desecha” Ernest Hemingway
Tom Wolfe alguna vez refiriéndose a Lillian Ross comentó que bien podía ser esta periodista un “Hemingway con polleras”. La razón de su ironía no fue gratuita. Wolfe conocía a Ross desde hacía mucho tiempo y no hablaba de ella por azar. Lillian había sido considerada por el Departamento de Periodismo de la Universidad de Florida como una de los 100 periodistas más destacados del siglo XX. En esa misma nómina también estaba Ernest Hemingway. Además Wolfe sabía de ella por haber leído ese libro apasionante sobre John Huston que Lillian dejó para la historia de la literatura cinematográfica. John Huston había abordado la adaptación para la pantalla de la novela de Stephen Crane La roja insignia del valor, en blanco y negro. El film se estrenó con una duración de sesenta y nueve minutos y pasó rápidamente al cofre del olvido. Sin embargo, la buena letra de Ross permitió dejar un registro perdurable. Lillian Ross escribió al comienzo del libro: “Decidí seguir la historia de la película desde el principio con el fin de averiguar todo lo que pudiera sobre la industria cinematográfica norteamericana. Una película no está completa hasta que no encuentra su público. Sin un público no sabes donde están las risas. Esto es el show. La risa es necesaria. La alegría es necesaria”. Esa obra- Rodando a Huston- sería consagratoria para Lillian.
Wolfe también habló de Portrait of Hemingway donde la periodista aseguraba que la muerte del novelista fue un accidente y no un suicidio. Ross es una de las personas que se inclina por esta teoría. En rigor, siempre la desaparición de Ernest estuvo rodeada de misterios. Sucedió con su carpeta médica en la Clínica Mayo, material hasta hoy prohibido y resguardado como si se tratara de un archivo secreto de la CIA. Así pasa con la documentación del médico Herrera Sotolongo que fue “sellada” para no darla a conocer.
Lo cierto es que Lillian Ross, nacida en Syracuse (New York), redactora de la revista New Yorker, autora junto a su hermana Hellen del libro The Player, de Moments with Chaplin, Tark Stories y Town Topics es, hoy por hoy, una “señora periodista”.
En 1950, cuando tuvo la oportunidad de hablar largamente con Hemingway, Ross le preguntó si creía en los héroes. Ernest le respondió: “A medida que envejecemos se vuelve más difícil tener héroes, pero siguen siendo necesarios”.
Lilliam Ross puede ser que sea realmente una “Hemingway con polleras”.

Sunday, March 08, 2009


NO SOY TAN MALO PARA IR AL INFIERNO
Después de la promocionada difusión en todos los diarios del mundo sobre los documentos guardados en Finca Vigía, la historia de Ernest Hemingway parecía cerrada. Sin embargo, casi paralelamente, Pen State University Press volvió a poner al norteamericano sobre las portadas de los principales medios de prensa. Una nueva serie de cartas íntimas adquiridas por la Biblioteca de la Universidad nos acerca cada vez más al norteamericano. La colección que supera el centenar incluye misivas inéditas, notas, tarjetas postales, telegramas y recordatorios. Lo interesante de este material es que la mayoría está dirigida al grupo familiar. Muchas veces hemos hablado de la mala relación que Ernest mantuvo con sus parientes, sabemos de historias denigrantes y perversas que se tejieron sobre el autor, a nadie escapa que la huída de un joven Hemingway en busca de su propio destino fue una realidad. Todo eso ya lo conocemos, pero estos nuevos (viejos) documentos fechados en Toronto, Milán, Key West, Pamplona, Bimini y Cuba, que cubren 40 años de la vida del autor, son de una importancia fundamental. Las cartas muestran una faceta poco conocida del novelista. Aparece la figura del hijo obediente, del hermano cariñoso y preocupado, del hombre ligado a la espiritualidad, en fin, todo lo contrario al Hemingway despreciativo. La correspondencia estaba en posesión de un hijo de Madelaine, la hermana preferida de “Papa” y este desprendimiento llega después de mucho trabajo de los especialistas que convencieron al sobrino de mostrar el tesoro. Unos se puede encontrar con un “Hem” que agradece a su padre haber llegado al Kansas City Star. A su madre por enviarle el “gran pastel” que todos los reporteros del diario saborearon. Cuando vivió en París le escribió a su padre contándole las especies botánicas que enriquecían el Jardín Botánico.Las tarjetas postales también son de gran valor. Una de ellas, fechada el 9 de junio de 1918 en el Hospital de la Cruz Roja Americana de Milán, termina así: “PS: No te preocupes, Papá. Soy fuerte”. El volumen editado con esta colección será dado a conocer en setiembre de 2009. Hasta hace poco, el registro más importante sobre Ernest Hemingway estaba en la Biblioteca John Fitzgerald Kennedy. Esa obra se había incorporado a la institución gracias al primer intercambio que mantuvieron en 1968, Mary Welsh y Jacqueline Kennedy. Por entonces Mary ya había separado la documentación que pudo rescatar de Finca Vigía.

Nos queda esperar a los investigadores la llegada de la publicación y agradecer a Pen State University este esfuerzo.

Thursday, March 05, 2009


PHOTOHEMINGWAY / 5

Siempre Ernest tuvo pasión por la pesca. Siempre Hemingway estuvo ligado al mar. Un pescador es un ser sensible, de enorme paciencia, con una mística del tiempo distinta a los otros. Es también un ser que se sorprende ante su pieza, que renuncia a ella si la lucha fue despareja. No hay sadismo en un pescador. No hay maldad. Los momentos de felicidad para un pescador son escasos. Hemingway siempre se rodeó de amigos pescadores. Hemingway será eternamente Santiago.Ernest no dejará de ser El viejo y el mar.

Tuesday, March 03, 2009


BUSCANDO A AUDREY HEPBURN
¿Qué relación hubo entre Audrey Hepburn y Ernest Hemingway? ¿Sólo amistad?¿Trabajo artístico compartido con Mel Ferrer?¿Una de las tantas fantasías sexuales del norteamericano?¿Otra gran mentira de “Hem”?. Lo cierto es que la duda nace con la aparición de un sobre sin la correspondiente carta, entre los tantos papeles y documentos rescatados de los archivos de Finca Vigía que ahora fueron digitalizados. No se puede hablar sin la prueba testimonial. Acaso ese sobre con el nombre de Audrey no sea de la estrella protagonista de Sabrina, pero no se puede descartar que la Hepburn fue muy amiga de Gary Cooper y por este camino no sería extraño que Ernest y Audrey se hubieran relacionado. Los especialistas que trabajaron en la tarea de nuclear la documentación han sido muy cautos. Muchas misivas están firmadas, otras tienen un solo nombre y hay algunas selladas con seudónimos. Este juego que Ernest ejercitaba con enorme placer siempre le dio resultado. Para los investigados, por diferencia,fue un problema. Buscando un hilo conductor llego hasta la Casa Museo Hemingway de Key West y advierto que en el libro de los gatos famosos de Ernest, una gatita de pelo blanco con manchas color canela se llamaba Audrey Hepburn. Me pregunto:¿Casualidad?¿Debo relacionar el sobre con la gata? No, pero algo de misterio circula entre los protagonistas. Un dato que debe agregarse es que Mel Ferrer tenía pensado llevar al cine un cuento de Hemingway. Quien lo había seducido fue Gary Cooper. Después desistió de la idea por el dinero que habría pedido Ernest. De todas formas, crease o no, el Sobre Audrey está entre los objetos valorados. Nada mejor que la frase de Hemingway para cerrar este comentario: “Toda la vida del hombre termina de la misma manera. Es sólo los detalles de cómo vivió y cómo murió. Eso es lo que distingue un hombre de otro”.