Saturday, April 28, 2018

EN NUESTRO TIEMPO






Ricardo Piglia tenía 18 años cuando leyó In Ower Time. Estaba en Mar del Plata, se metió en una librería de viejos de la terminal de ómnibus, y en la mesa de saldos lo encontró. Esa misma tarde lo leyó sin descanso y se enamoró.
Ernest Hemingway publicó su obra a los 26 años, venía del periodismo y su estilo lo mostraba en cada línea.
¿Se puede hablar de un “estilo Hemingway”?. La respuesta es un sí rotundo. Más allá de todo lo dicho y buceado sobre su persona, tenemos que admitir que Hemingway, entre otros méritos, tuvo el coraje de plantarse y cambiar una modalidad, una forma cerrada de ser, un lenguaje oculto. Para lograrlo no recurrió al milagro, sino a algo tan simple como el trabajo. En su época, ser periodista era sinónimo de vago. Por diferencia, a un escritor se lo bautizaba de “bohemio”. Sin embargo, paradójicamente para sobrevivir, los “bohemios” se transformaban en “vagos” y los “vagos” en “bohemios”.
Hemingway nunca se alejó del periodismo. Su literatura es un claro ejemplo. Basta con leer La corta y feliz vida de Francis Macomber, El hombre que corrompió a Hadleyburgo o Cincuenta de a mil, para dejar abierta la inquietud y el deseo de meterse co otros relatos.
Esta publicación en castellano de En nuestro tiempo, traducida por Rolando Costa Picazzo, tiene otra protagonista: además de Ricardo Piglia, quien la prologa, se le suma la editora Daniela Portas. Es ella la que “cocina” la edición después que Piglia le confiesa: “El primer libro de Hemingway nunca se publicó en español; si lo publican yo escribo el prólogo.” Este desafío, con un Piglia enfermo, tuvo su coronación y la alegría de de contar hoy en las bateas, la obra temprana de Hemingway.
“Hem”  tenía bien en claro como manejar la situación para dominar el imaginario cultural de los Estados Unidos. Su narrativa, mal que les pese a los academicistas, tuvo la cualidad de satisfacer a un público que en su mayoría era el lector medio y, como ningún otro, logró llevarlos de las narices hasta su mundo, simple y lineal desde la estructura, despojado de artificios, veloz y violento, cercano a lo cinematográfico, profundamente tierno y melancólico, donde siempre está presente su testimonio autobiográfico.
“Papa” Hemingway fue tan hábil que él mismo vapuleó la condición del comunicador. Renegó de su pasado como reportero, pero no era ingenuo, sabía que del oficio había tomado todas las reglas y al igual que un mago sacaba de la chistera los pañuelos de colores.
Volver a leer estos cuentos me llena de placer, uno con la relectura rescata esa felicidad que el tiempo no desmorona. Me siguen emocionando Campamento indio, Gato bajo la lluvia, Río de dos corazones y Fuera de temporada. Todos con esa magia estilística que apuntaló a otros escritores.
Dice Piglia en el final de su prólogo: “Como tantos escritores, yo había buscando liberarme del falso estilo literario que ensombrecía la literatura argentina.  Mi experiencia con este libro me abrió las puertas de la experimentación narrativa. Por eso, celebro esta edición y la pienso como si fuera una deuda saldada.”

Sunday, April 22, 2018

UN TAXI PARA DONALD TRUMP

LA HABANA (Sputnik) — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, debería leer al escritor estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961) y así reorientar su política hacia Cuba, dijo a Sputnik un taxista cubano tras escuchar el discurso del mandatario, en el que anunció varias cambios que quizás interrumpan el acercamiento entre ambos países.
"En este momento en que Trump, mandatario inculto, acaba de anunciar desde Miami malas noticias para ambos pueblos, hubiera sido muy bueno que conociera lo que pensaba de Cuba y su Revolución ese Premio Nobel de Literatura para que se nutriera de información", afirmó Felix Arguelles, economista de profesión que trabaja por cuenta propia (privado) como chofer-guía en La Habana.
Más temprano el viernes Trump anunció la cancelación del acuerdo que ambos países habían alcanzado durante la administración de su predecesor, Barack Obama (2009-2017) y que supuso un acercamiento histórico entre Washington y La Habana.
Jubilado tras servir durante su juventud en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba y más tarde como profesor universitario de Economía y Ciencias Sociales, Arguelles dijo que el autor de El Viejo y el Mar fue "un puente de amistad" entre ambos pueblos y que Trump debería escuchar a la mayoría de los ciudadanos de los dos países que están a favor de recomponer las relaciones.
"El jefe de la Casa Blanca debe entender que el 65 por ciento del pueblo norteamericano, incluso de Miami, está a favor de una mejora en las relaciones entre ambos países, porque el empeoramiento afecta a Cuba pero también va en contra de los propios Estados Unidos", comentó Arguelles, estudioso del célebre escritor estadounidense, ganador del premio Nóbel en 1954 y quien residió durante muchos años en la isla caribeña.
Como guía, Arguelles se especializa en un periplo al que denomina Hemingway Tour y que incluye el museo que lleva el nombre del autor de París era una Fiesta, ubicado en las afueras de La Habana, el pueblo costero de Cojímar, donde el escritor pescaba, y los restaurantes el Floridita, la Bodeguita del Medio y el Hotel Ambos Mundos, en La Habana Vieja.
"Independientemente de las 11 administraciones que han tratado de derribar a la Revolución cubana por la fuerza o mediante la erosión ideológica, la figura de Hemingway ha quedado enhiesta, incorruptible, incólume en relación con Cuba", aseguró el guía, quien dice hablar nueve idiomas, incluido el esperanto.
"No importa que Trump emplee una política de la zanahoria y el garrote, aquí en Cuba estamos firmes y resistiremos", advirtió convencido este admirador del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, fallecido en noviembre del año pasado.
Castro, sostuvo Arguelles, tiene un lugar en la gran historia de Cuba junto a los grandes próceres del siglo XIX, como Carlos Manuel de Céspedes, José Martí y Antonio Maceo, cuyo legado supo continuar.
"Con esos antecedentes seguimos firmes en la defensa de nuestra soberanía y en el perfeccionamiento de nuestro socialismo, que requiere más prosperidad y sustentabilidad económica", aseguró.
"Para entendernos y mantener relaciones normales algún día, debemos respetarnos mutuamente y Estados Unidos tiene que levantar el bloqueo económico, comercial y financiero, eliminar la base naval de Guantánamo y suspender el financiamiento de la subversión anticubana", añadió el taxista.
Las nuevas políticas anunciadas por Trump confirman la continuidad del bloqueo económico a Cuba y endurecen las restricciones a los negocios con empresas vinculadas con autoridades de La Habana, además de prohibir los viajes particulares a la isla.
Estas medidas representan un revés al histórico proceso de acercamientoentre los dos países iniciado en 2014 por Obama y su par cubano Raúl Castro, que incluyó la reapertura de las respectivas embajadas en Washington y La Habana.
La sede diplomática de EEUU en Cuba, indicó el presidente estadounidense, se mantendrá abierta.
Desde que se inició el proceso de acercamiento, EEUU y Cuba firmaron más de 20 acuerdos sobre temas económicos, migratorios, de seguridad marítima y de protección ambiental.
Registro intelectual Sputnik.