Saturday, August 28, 2010

LOS ASESINOS
Los invito a ver esta versión realizada por Andrei Tarkovsky.Es la primera parte. La segunda viene sola. Lo hago de esta manera para rememorar aquello de la literatura popular con entrega por capítulos. Recuerdo que la primera vez que leí El viejo y el mar fue en una separata incluída en la revista Leoplan que una tía compraba regularmente. Que así sea.





Friday, August 20, 2010

ENTRE ILEGALES Y LA FIESTA


El tema de los ilegales no se termina. En mi casilla de mails recibí mensajes de todo tipo. Uno, al leer esa literatura, se da cuenta de la discriminación y falta de tolerancia de muchos que se visten de democráticos y progresistas. Como siempre la política mete la cola y, como siempre, el ciudadano es el culpable de todos los males. Hay una generación de indocumentados que se vio obligada a esconderse. Son los hijos de esos ilegales que llegaron a Florida porque en su país la economía había estallado. En ese momento, cuando pisaron por primera vez las calles de Miami, nadie dijo nada. Eran los sudacas, la caca del sur, los residuos de la pobreza. Ahora, cuando ya los usaron, los arrojan al tacho de la basura porque molestan, porque les roban el trabajo a los blancos, porque son sencillamente un preservativo que cumplió su función higiénica. Yo estimo a muchos norteamericanos pero esa idea enfermiza del dinero les tapa las arterias como el colesterol. Por eso valoro la tarea del movimiento Dream Act, porque son los jóvenes que no se duermen en los laureles y rescato aún más su consigna: “Si uno se esfuerza, lo consigue”. Ustedes me dirán que tiene que ver esto con Hemingway. Mucho…mucho, por algo Papa se fue a otra parte y volvió para decir adiós.


En medio de tanto viento huracanado se me cruza un mensaje de un viejo amigo que ha pasado por la hermosa ciudad de Alassio, en la provincia de Sabona (región Liguria) en la Rivera del Ponente. Allí, en su puerto “Luca Ferrari”, mi amigo se tomó unos tragos mirando la bahía. Entonces pensó… “Aquí tendría que estar Gatti” (pero Gatti no está) y para darme más envidia me habla de la Muralla de Alassio y de la baldosas cerámicas. Allí, en 1951, ese viejo maldito llamado Hemingway estuvo de vacaciones y pegó la primera baldosa cerámica. Para rematarme de celos, mi amigo me cuenta que va a almorzar unos penne con el mejor pesto del mundo. Un abuso de confianza.



Ahora la fiesta. Una compañía de teatro experimental neoyorquina que responde al nada dramático nombre Elevator Repair Service (Servicio de reparación de ascensores) ha llevado a la escena el primer gran éxito novelístico de Hemingway: Fiesta. El decorado es único: un bar parisino, bien surtido de bebidas y con unas simples mesas donde se desarrolla la acción incluido los viajes por tren a Pamplona y a Madrid. La obra ha tenido su estreno mundial en el Festival de Edimburgo. A la eficacia del espectáculo contribuyen los sonidos amplificados, que van desde el descorche de una botella de champán, el lanzamiento del sedal de una caña de pescar o el que produce un afeitado con navaja, hasta el ruido de un tren en marcha, el del motor de un supuesto taxi o los resoplidos de un toro cuando embiste al torero en la plaza. Todo ello se produce sin que los actores abandonen el espacio escénico.
Quiero estar allí, pero la vida no siempre es una fiesta.

Friday, August 13, 2010

MALDITOS ILEGALES


Acabo de suspender mi viaje a Florida. Espero que los amigos argentinos sepan disculparme. Yo soy uno de esos idiotas que aún creen en los beneficios de las corrientes migratorias. Es obvio, acuso haber nacido y crecido en un país donde los permisos de residencia llegan al 74 %. Mi niñez y adolescencia la pasé rodeado de “desclasados” de distintas comunidades étnicas que sólo habían llegado a estas tierras del sur en búsqueda de trabajo.

Aquí no estaba la Quinta Avenida, la Estatua de la Libertad, los hot dog. Esto era el fin del mundo o el principio, como más les guste. Sería absurdo pensar que Estados Unidos permitiera a bolivianos, paraguayos, peruanos, chilenos y uruguayos, quedarse al “tomar sol” en las playas, calles y avenidas, sin papeles sellados. Entonces ante tanta diferencia, no son raras las palabras duras que nadie quiere oír: “inmigrante ilegal”, “indocumentado”, “inglés lengua oficial”, “Florida no es santuario para hispanos”, “ley antimigratoria ya”. Amigos… cuidado: un 79 % de los niños inmigrantes indocumentados que viven en USA, por nacer en ese país, son ciudadanos norteamericanos (¿de segunda?). El 39 % del movimiento comercial de Florida está manejado por latinos (¿qué hacemos?... ¿los arrojamos al mar?). El gobierno estadounidense deportó el último año más de 380 mil inmigrantes indocumentados y este año ya lleva expulsados a 136 mil. Se estima que viven en Miami unos 200 mil argentinos de los cuales el 70 % circula de manera ilegal. Miramos al costado o adelante.


Recuerdo que a Hemingway una vez le pidieron su pasaporte y le entregó al agente un libro. !!! documento !!!, gesticuló el oficial. Ernest abrió su maleta de mano y le enrostró otro ejemplar. El empleado pretendió humillarlo mostrándole el reglamento. Hemingway fogueado en respuestas al tono, le dijo: “Estos son mis documentos, los otros pídaselo a los ladrones”. Claro, no todos son Hemingway. No todos son ladrones, no todos son sudacas, no todos son ilegales. Son, ni más ni menos que seres humanos… ¿alcanza?

Tuesday, August 03, 2010

INADECUADO PARA ESTE MOMENTO


Esto no es un acto de cholulismo. Simplemente uno lee las noticias y trata de sacar conclusiones que seguramente a nadie interesan. Lindsay Lohan, estoy seguro, no me necesita. Yo tampoco a ella. Sin embargo, como todo mortal, esta chica es un ser de necesidades.

Que se entienda: todos alguna vez pertenecemos a otros y todos somos parte de ese ser. Yo no me siento capacitado para juzgar las conductas de un semejante. Tampoco para hablar de moral y sanas costumbres. Si mi vecino es consumidor de marihuana o bebedor sin control es su elección. Pero si él me necesita, mi elección será acompañarlo porque una parte de su miseria es mi miseria. La rubia conducía en estado de ebriedad. Se sabe que tiene adicción a las drogas y es bipolar. Cuando ingresó en el Century Regional Detention Facility para cumplir 13 días de arresto por violar la libertad condicional que le habían otorgado, las autoridades del penal se pusieron firmes y decidieron no dejarla pasar con el libro El viejo y el mar. La muchacha pidió explicaciones porque ese libro lo había leído a los catorce años y le cambió la vida. Negativo. Ese libro se lo había regalado un novio que después murió a causa de una sobredosis. Esa novela era una especie de lectura esperanzada. Negativo. Ni bien dejó la prisión se marchó a una Clínica de Salud de Los Ángeles para purgarse durante 90 días. Durante el tiempo que estuvo encarcelada escribió algunos temas y volvió a pedir el libro que le negaron al ingreso. La respuesta fue que “era inadecuado para el momento que estaba atravesando”. Lindsay tiene 24 años, una vida por delante. Esto de señalarla, de declararla enferma, de pensar que es una drogona con dinero, es parte de esa miseria de la que hablaba al principio. A los que determinaron que leer El viejo y el mar era inadecuado les recordaría que el hombre no está hecho para la derrota. Se puede destrozar a un hombre, pero no derrotarlo.

Del resto que hablen los que todavía no arrojaron la primera piedra.