Monday, December 28, 2009








OTRO AÑO ENPIPADOS
No estoy de buen ánimo. Las fiestas me ponen melancólico y deseo que el año se termine. Antes de tomar la última copa y brindar por la felicidad de todos ustedes, creo oportuno decirles que para LA PIPA DE HEMINGWAY no fue un mal año. Ojalá que el venidero  este cronista tenga más ganas de seguir contándoles historias del viejo cabrón. Ya les dije que la segunda parte del libro estará lista para marzo o abril. Por ahora una cena con amigos, algunos tragos con los parientes y la aventura de unos días junto al mar.
FELIZ 2010.

Monday, December 14, 2009

HEMINGWAY: EL AMERICANO INERME
Los versos vienen desde Chile, un país que Ernest no conoció pero que hubiera sido de su agrado. La voz del Mahfud nos lleva hasta el mismo mar, en ese recorrido de sal y memorias de pescadores. Las palabras son como la corona de flores arrojada a las aguas frías del Pacífico. La elegía recién comienza.



Poema Elegía A Ernest Hemingway






Los que arrastramos un pescado, o una vaca negra,
como el Viejo Amargo del Mar de las Antillas,
los que apacentamos una gran culebra por el llano
arrojamos tu ataúd como un sauce de pelos.


¡Qué golondrina, que sueño sobrevolaba tu corazón
cuando mostrabas el pecho en armas,
como el dios-padre de los mitos desaparecidos !
porque, ciertamente, en la niebla coloquial, en el designio raro,
eras la almendra sobre el tizón negro,
cayendo en la eternidad, riente, inmemorial, con la bala llorando en la piedra del ojo.


Puro de alcohol, profundo como el aroma del tabaco,
augur estupefacto sobre la tierra,
montaste a la vida como a un perro,
mordiendo su oreja verde, sonriendo en la tormenta como un búfalo,
y rendido
entre el vino y la mujer, tu barba
de macho perdurable, tu barba de poderoso velamen,
era la barca fenicia y roja en el rescoldo de los días.
Desde mi cojera invernal, yo, americano inerme,
hijo de extraviadas religiones, pusilánime y fatal,
estrecho tu brazo peludo de triunfador.   
 Mahfúd Massís

                  

Friday, December 04, 2009

ME ESTÁN FUMANDO EN PIPA

Debo confesar que Joseph B MacGregor ha incentivado mi vanidad y no puedo dejar de agradecerle por esta crítica que a continuación ustedes van a leer. Hemingway también está de acuerdo.


                               


LA PIPA DE HEMINGWAY

Editorial De Los Cuatro Vientos


Primera edición: julio de 2008


Género: Diario Personal / Bítacora


ISBN 9870800033


200 páginas


Gatti nos ofrece un ensayo, que funciona también como una suerte de diario personal en el que mezcla la pasión obsesiva que siente por Ernest Hemingwayasí cómo sus anécdotas cotidianas. Ficción y realidad se mezclan de manera algo desconcertante (no sabemos qué es verdad o qué es fantasía), narrándolo con un particular sentido del humor.






Uno lee este libro con la sensación de estar asistiendo a una charla en un café, por móvil o celular, por email, con un amigo al que siempre le pasan las cosas más insólitas, básicamente porque a todo lo que sucede le encuentra siempre alguna relación con Hemingway. Y aquí radica, pienso yo, la gracia del asunto: en una colección de posteos de un blog la mayoría no demasiado extensos en los que el autor cuenta sobre algo que le ha pasado, algo que ha leído, algo que ha evocado, un texto que recuerda, una cita… pero siempre o casi siempre Hemingway aparece de una forma u otra.






Es interesante porque sirve para conocer muchas curiosidades sobre Ernest Hemingway pero también Gatti se fagotiza del tal modo con su obsesión que también llegamos a conocerle bastante bien, convirtiéndose en protagonista principal de su propia aventura literaria.






Hay una sensación muy bonita de cercanía – lo que antes comentaba de la anécdota que te cuenta un amigo – que convierte cada una de estas entradas en muy amenas, divertidas, interesantes, curiosas, frescas, ágiles… A la vez que nos divertimos aprendemos cosas y a la vez que aprendemos cosas disfrutamos con las peripecias de Gatti en torno a su obsesión por su escritor favorito con quien existe una operación tan curiosa como paradójica de mitificación desmitificadora del personaje en cuestión: Hemingway






© Joseph B Macgregor







Tuesday, December 01, 2009

LA MENOR DE LAS MUJERES RUBIAS

Brian Fuster la sorprendió a la pequeña del clan Hemingway y sin ningún protocolo la bombardeó a preguntas. La modelo que no tiene la belleza de Margaux ni la presencia de su madre, no es hipócrita. Cuando le preguntan sobre su bisabuelo no se calla. Como diría Borges: "eso la salva, en parte".

DREE HEMINGWAY

«De Ernest me gusta todo menos su lado oscuro»
«Mi tía Margaux fue la mujer más bella que he visto jamás», dice la bisnieta de Hemingway


Alta, delgada y pálida, pero con ese aire común a los Hemingway de haberse criado en el campo, Dree, de casi 22 años, bisnieta del escritor y Premio Nobel e hija de Mariel Hemingway. Cuenta que le encantaría llegar a conocer todos los rincones por donde piso Ernest, como ella llama a su bisabuelo. Dree no tiene el menor reparo en hablar de su familia, incluida de su tía Margaux, que se suicidó a los 41 años; pero hay algo que no está dispuesta a compartir con ellos: «su lado depresivo».


- Lo cierto es que tiene un nombre muy curioso.


- ¿Dree? Mis padres se lo inventaron. Mi madre dice que lo oyó en un sueño. Y mi padre cuenta que ése fue el primer sonido que pronunció de niño. A mí me gusta mucho mi nombre, pero no sé si me creo del todo la historia...


- ¿Dónde creció?


- En Idaho. Y un poquito en California, que es donde ahora vive mi madre. Pero desde que me mudé a Nueva York, me siento completamente neoyorquina. Es mi ciudad.


- ¿Lleva mucho tiempo en esto de la moda?


- A tiempo completo más o menos un año, pero empecé cuando era más jovencita. Luego paré para terminar mis estudios de Interpretación.


- ¿Ha hecho ya alguna película?


- Hace un año y medio participé en un filme independiente y pequeño. Fue una buena experiencia.


- Y ha elegido como nombre artístico su apellido materno, Hemingway.


- Es un apellido increíble, ¿verdad? Además, alguien tiene que llevarlo, porque no hay varones en la familia.


- ¿No le pesa un poco?


- La gente tiende a pensar que es una carga difícil de llevar, pero para mí sólo es un apellido. Por supuesto, brillante, y del que me siento orgullosa.


- ¿Hay algo que define a los Hemingway?


- No sabría decirle... No conocí a Ernest, ni creo que yo me vaya a dedicar a escribir. Sólo la idea ya me intimida. No era mala en Lengua y Literatura en el colegio pero, bueno, eso no tiene importancia. Ernest suspendió en Lengua y luego fue un gran escritor. Alguna vez he escrito un diario, pero nada serio. Creo que para escribir novela hay que tener experiencia en la vida.


- Veo que a su bisabuelo le llama Ernest...


- Así es. Me sale natural. Le admiro mucho, creo que hizo el retrato de una época, pero también que su trabajo puede resultar muy depresivo y oscuro. Ese lado no me gusta tanto. Mi obra favorita es París era una fiesta. Hace un año viví en París y fue genial haberlo leído antes.


- Así que prefiere la parte alegre.


- Exacto. Creo que si te centras en lo negativo acabas teniendo un estado de ánimo sombrío. Prefiero las novelas románticas y positivas, porque me gusta más pensar en el amor y en las cosas bonitas de la vida


-Usted ha dicho que los libros de Ernest no se los recomendaría a nadie y que incluso si tuviera que definirse por un escritor de la generación perdida su voto estaría puesto en Scott Fitzgerald.


- Es verdad. A mí Ernest no me gusta.


- ¿Como se lleva con el resto de la familia?


- Los veo poco y por lo general cada uno está en sus cosas.


- Su madre, Mariel Hemingway, ha escrito un libro sobre comida sana, yoga... ¿Le sigue la pista?


- He hecho yoga, pero confieso que no lo practico con regularidad. Creo que es muy importante cuidarse y llevar una vida sana, pero también pienso que hay muchas formas de hacerlo. Mi madre es muy inteligente al defender el yoga y la comida sana. Pero yo no soy, digamos, tan sana como ella. A mí me gusta el azúcar, je, je. Por suerte, ahora soy joven y no engordo por mucho que coma, pero ya me pasará factura algún día.


- Su madre está tan bella como siempre…


- Claro… pero no tan hermosa como yo.