Thursday, October 26, 2017

CAROL WHITE Y EL PUTO DE HEMINGWAY



Carol White es una empresaria exitosa. Su familia maneja uno de los casinos más importantes de Panamá. Es Doctora en Economía y Master en Harvard University. Tiene 64 años. La conocí en el desayunador del hotel, estaba lista para iniciar su rutina aeróbica y yo para estirarme en un camastro a leer uno de los cinco libros que había llevado. La volví a ver al mediodía camino a la piscina, luciendo una malla enteriza color salmón. Rutilante, hermosa, seductora. Uno que viene de batallas perdidas y guerras interminables sabe que para lograr su objetivo debe actuar con cautela. El tiempo es fundamental al igual que la paciencia. No soy un Gatti de noche, me levanto al amanecer para escribir mis 60 líneas diarias y detenerme aunque la musa inspiradora siga dando vueltas. Es raro que me sume a bailes y congas. Soy patéticamente aburrido. No me gusta el casino, sufro cuando veo a esos enfermos que dilapidan sus ahorros y aparentan disimular. Carol es todo lo contrario, ama las mesas de ruleta, trasnocha a gusto, bebe con placer y baila siempre que puede. Al menos, desde la lógica, no somos empáticos. Sin embargo cuando observe que Carol llevaba bajo su brazo derecho la biografía de Hemingway escrita por Mary V. Dearborn, cargué resuelto mi accionar de zorro viejo. 





Como buen hemingwayano tengo mis reservas sobre el texto porque no agrega mucho más a lo ya dicho y tira de la cuerda con la ya gastada idea de homosexualidad del escritor. Para el lector novato todo puede resultarle cierto, y seguramente lo es, pero qué cambia la literatura de un escritor si es borracho, homosexual o drogradicto. El lector se tiene que comer 750 páginas para confirmar la inseguridad de Hemingway sobre su vida sexual. Dearborn dice que Ernest no es un homosexual reprimido sino una persona de género ambiguo. “Eso fue parte de lo que lo destruyó al final de su vida”, expresa la autora. Tal afirmación es torpe porque su delirio final fue su imposibilidad para seguir escribiendo y el desarraigo que le produjo salir de Cuba; ya para entonces el sexo era una anécdota. Con esto no desacredito la obra, es una vuelta de tuerca sobre este personaje tan rico en situaciones difíciles y escenarios complejos; tampoco pretendo ser el dueño de la verdad, pero aquello de que su madre lo vestía de mujer siendo un infante porque soñaba con la idea de hijos mellizos, la sorpresa de Ernest cuando vio que su madre acariciaba a una alumna en la clase de canto, la historia con Scott Fitzgerald y el “pene corto” y las fantasías sexuales de Hemingway con el corte de pelo corto en sus parejas, son parte de las apostillas que armaron un relato ejemplar y que Ernest se encargó en demostrar a cada paso con su personalidad pública. Fue auténtico, sin vueltas, quería una gran vida, quería ser el mejor, quería cagarse en todo y lo logró.




Me fui de tema, me acerco a Carol y le pregunto que le parece la obra...¿éste tipo es un puto reprimido?...cuestiona, clavando su mirada inquisidora. Le puedo preguntar si leyó alguna obra de Hemingway, apunto. Responde: Este libro lo compré en el aeropuerto antes de venir aquí porque mi padre siempre me hablaba de Hemingway. Le recomiendo “El jardín del Eden” que la va a ayudar para conocerlo más, agrego. Me sonrie y creo que es el principio de una buena relación. Antes que despierte le explico que es un libro erótico cargado de ambigüedad sexual donde Ernest golpea sobre su fascinación por la androginia y la homosexualidad, y remato: Si Hemingway hubiera publicado esta novela cuando la concibió, en 1946, no solo se hubiera tenido que enfrentar a la censura, sino a la destrucción de su propio mito.
Tomamos un trago, me dice. Perfecto,respondo.






Friday, October 13, 2017

CAROL AND HEMINGWAY





Uno pierde la cabeza por una mujer bella. No fue una tarea fácil. Carol traía 3 matrimonios a cuestas y dos amantes furtivos. Caí en la trampa. La conocí en Panamá. Era periodista del PanamaToday y coincidimos en un viaje a San Blas, región antes conocida como “Kuna Yala” donde habita el grupo indígena Guna. Es al noroeste, rodeado de 365 islas, algo que invita a pasar un día en cada una de ellas y así completar el año.

Todo comenzó con la noticia sobre ese primer relato escrito por Hemingway a los 10 años. Las catorce páginas que componen la ficción se han encontrado en el interior de una heladera portátil que estaba en su casa en Key West.

Ya les he contado la historia aunque siempre es bueno recordar que Ernest solía guardar escritos en distintos lugares, generalmente textos a los que no les daba crédito; pero después de su muerte, Mary que sabía de estas obsesiones, empezó a buscar por todos los rincones y en su recorrido llegó a la casa de la familia Bruce, viejos amigos de la pareja, quienes tenían cientos de objetos y manuscritos de Papa. Bruce, otro “basurero” que como Ernest no desechó nada, gracias a él muchas de las pertenencias de Hemingway se salvaron, entre ellas este relato con su respectivo mapa, poema y notas de gramática. El relato es del 8 de setiembre de 1909, está intacto y tras el huracán del 27 de septiembre apareció sano y salvo cuando al buscar entre los escombros se lo encontró. 



Hasta unos meses antes todos los especialistas sostenían que era un simple cuaderno de viaje sobre Irlanda y Escocia, escrito por este niño como una carta a sus padres. Pero al darse cuenta que Ernest nunca había hecho ningún viaje ni de niño ni de mayor a Irlanda, lo calificaron de relato imaginario. La trama es la historia de un muerto que cada año vuelve a reconstruir un castillo en Irlanda y lo celebra con una fiesta nocturna. Pero con las primeras luces del día el castillo se derrumba y el muerto regresa a su tumba. Bruce lo tenía guardado y poca importancia le daba. Unos quince años atrás tuvo el deseo de venderlo y no lo hizo porque no llegó a tiempo para anotarlo en la subasta.





Ahora todos dan sus opiniones aunque en rigor nadie sabe cuál fue la razón concreta del cuento. Unos dicen que respondió a una tarea escolar, otros para enviarlo a un concurso de la revista infantil St. Nicholas Magazine y el resto que se trató de un pedido de su hermana mayor Marcelline para presentarlo en el taller de periodismo de su escuela. Lo cierto es que el trabajito fue dejado por Mary Welsh en la casa de Telly Otto “Toby” Bruce, el amigote de Ernest y este lo preservó escondido en una caja, en la trastienda del bar “Sloppy Joe”, un lugar legendario donde se reunían frecuentemente.



Volvamos a Carol. Esto del cuentito terminó en relación inesperada aunque yo tengo en claro mi decálogo de seducción.

1- ¿Qué quiero con Carol?.
2- Puntualidad y poco perfume.
3- Lugar adecuado de encuentro.
4- Hablar lo necesario.
5- No preguntar sobre su vida anterior .
6- Cuidar lo corporal, gestos y ademanes.
7- Medir situación de mantener sexo (no proceder como un calentón).
8- Billetera alerta.
9- No hablar de política,religión y literatura.
10-Mirarla siempre a los ojos.

Sepan disculpar, suena mi celular y en la pantalla leo Carol White.






Wednesday, October 04, 2017

EL PEQUEÑO HEMINGWAY

Un relato hasta ahora desconocido del escritor estadounidense Ernest Hemingway reapareció luego de que el huracán Irma embistiera Florida.




De hecho, la furia de la naturaleza, de la que salieron ilesos el museo-casa de Key West del autor estadounidense y los descendientes de sus gatos de seis dedos, permitió también que se encontrara un manuscrito de cuando Hemingway tenía apenas 10 años. Se trata de un relato escrito con caligrafía infantil, fechado el 8 de septiembre de 1909.


    "Partimos para un viaje en Europa": ésas son las primeras palabras del texto que sobrevivió intacto en los archivos de la familia Bruce, amiga de Hemingway de mucho tiempo, dentro de una bolsa de plástico con cierre hermético.

    El escritor Brewster Chamberlin y la directora del Hemingway Letters Project, Sandra Spanier, lo habían descubierto en mayo pasado, pero ahora, después de que el valioso documento se salvara del huracán, revelaron su existencia. Se trata de un relato que fue dejado en la casa Bruce por Mary Welsh, la cuarta mujer de Hemingway, después de la muerte del escritor, junto con otras reliquias consideradas por ella sin importancia. Dichas reliquias fueron encontradas por Telly Otto "Toby" Bruce, amigo, mecánico, hombre de trabajo y ocasional conductor, en una caja en la trastienda del legendario bar "Sloppy Joe", donde el escritor era como de la casa en los años de Key West. Ese material permaneció hasta hoy controlado por la familia Bruce. En la portada medio rasgada del pequeño cuaderno, Hemingway había diseñado un mapa del noroeste de Estados Unidos. El cuento sin título es una reseña de un viaje a través de Escocia e Irlanda entreverado con cartas a los padres y diarios.





    Sólo cuando Spanier visitó los archivos Bruce en mayo se dio cuenta de que Hemingway nunca había hecho ese viaje, ni de niño ni de adulto.

    "Era el primer intento de ficción por parte de Hemingway, 15 años antes de 'Fiesta'", pensaron Spanier y Chamberlin, quienes hoy revelaron al diario The New York Times el descubrimiento. En una de las 14 páginas del manuscrito, Hemingway contó la historia de un fantasma que vuelve cada año a un castillo irlandés. El estilo es el de un niño, pero algunas técnicas, por ejemplo la típica de Hemingway de mezclar reportaje y fantasía para insertar un toque de realismo a las historias, ya están presentes. No está claro cuál fue la razón del cuento: si se trata de una tarea escolar, o si, como hizo su hermana mayor Marcelline con quien en la escuela secundaria había participado en un curso de periodismo, Hemingway lo escribió para enviarlo a una revista para niños, el St. Nicholas Magazine, que cada mes efectuaba un concurso literario.

    "Quizás -sugirió Spencer- esperaba ya volverse un autor de publicaciones a la tierna edad de 10 años".



fuente:ANSA