Friday, March 13, 2009


RETRATO DE LILLIAN ROSS
Lillian Ross es una periodista que no se detiene. Aún hoy sigue teniendo esa mística que la consagró. Vivió la mejor época del comunicador atrevido, la etapa más dura de los corresponsales de guerra, la génesis del mal llamado Nuevo Periodismo. Fue vanguardista cuando serlo era desafiante. No se quedó con los méritos. Se tuteó con Hemingway, Capote, Miller, Picasso, Dalí. Sus notas en el New Yorker dejaron escuela. Para nosotros los pacientes hemingwayanos su libro Retrato de Hemingway es un ícono. Dentro de muy poco, el 9 de junio, en la Biblioteca John Fitzgerald Kennedy ofrecerá una charla. Giuseppe Recchia, quien conoce a la buena dama del periodismo,me pidió una nota para
www.hemingwayforcuba.net Ya está en pantalla, en idioma italiano, como corresponde. Aquí la versión en castellano, como también corresponde.

UNA SEÑORA LLAMADA LILLIAN
“La prueba de un libro es la cantidad de material bueno que se desecha” Ernest Hemingway
Tom Wolfe alguna vez refiriéndose a Lillian Ross comentó que bien podía ser esta periodista un “Hemingway con polleras”. La razón de su ironía no fue gratuita. Wolfe conocía a Ross desde hacía mucho tiempo y no hablaba de ella por azar. Lillian había sido considerada por el Departamento de Periodismo de la Universidad de Florida como una de los 100 periodistas más destacados del siglo XX. En esa misma nómina también estaba Ernest Hemingway. Además Wolfe sabía de ella por haber leído ese libro apasionante sobre John Huston que Lillian dejó para la historia de la literatura cinematográfica. John Huston había abordado la adaptación para la pantalla de la novela de Stephen Crane La roja insignia del valor, en blanco y negro. El film se estrenó con una duración de sesenta y nueve minutos y pasó rápidamente al cofre del olvido. Sin embargo, la buena letra de Ross permitió dejar un registro perdurable. Lillian Ross escribió al comienzo del libro: “Decidí seguir la historia de la película desde el principio con el fin de averiguar todo lo que pudiera sobre la industria cinematográfica norteamericana. Una película no está completa hasta que no encuentra su público. Sin un público no sabes donde están las risas. Esto es el show. La risa es necesaria. La alegría es necesaria”. Esa obra- Rodando a Huston- sería consagratoria para Lillian.
Wolfe también habló de Portrait of Hemingway donde la periodista aseguraba que la muerte del novelista fue un accidente y no un suicidio. Ross es una de las personas que se inclina por esta teoría. En rigor, siempre la desaparición de Ernest estuvo rodeada de misterios. Sucedió con su carpeta médica en la Clínica Mayo, material hasta hoy prohibido y resguardado como si se tratara de un archivo secreto de la CIA. Así pasa con la documentación del médico Herrera Sotolongo que fue “sellada” para no darla a conocer.
Lo cierto es que Lillian Ross, nacida en Syracuse (New York), redactora de la revista New Yorker, autora junto a su hermana Hellen del libro The Player, de Moments with Chaplin, Tark Stories y Town Topics es, hoy por hoy, una “señora periodista”.
En 1950, cuando tuvo la oportunidad de hablar largamente con Hemingway, Ross le preguntó si creía en los héroes. Ernest le respondió: “A medida que envejecemos se vuelve más difícil tener héroes, pero siguen siendo necesarios”.
Lilliam Ross puede ser que sea realmente una “Hemingway con polleras”.

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