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Thursday, June 27, 2024

EL MARSELLA DE HEMINGWAY

 



El mensaje de mi amigo es para reflexionar. Tampoco resulta tan terrible, pero llama la atención que sea en una ciudad donde el turismo es importante. Sucede que las protestan  castigan a los visitantes y los carteles anuncian que los barceloneses no quieren turistas que alquilen departamentos.



 

Con expresiones tales como “Fora Pijos” y “Tourist go home”, una apreciada multitud  se expresa en la calle. Mi amigo está ahora en el bar favorito de Hemingway, donde también pasaron Dalí y Picasso. Es un lugar emblemático, un refugio bohemio con dos siglos de historia. El bar Marsella, es un icónico establecimiento ubicado en el corazón del barrio de Raval, fundado en 1820, reconocido como el bar más antiguo de la ciudad y que pasó por todas las crisis económicas, la más crítica en 2023, cuando cargó con la amenaza del cierre y la comunidad y el ayuntamiento de Barcelona decidieron unirse para preservarlo y asegurarse que siga siendo un punto de encuentro para las nuevas generaciones de artistas y amantes de la cultura.




Hablar del Marsella es remitirse a una época maldita, donde los artistas buscaban a las prostitutas para enamorarlas con sus poemas. Allí Hemingway se castigaba con la absenta y terminaba desecho.

Ahora las cosas son distintas y esto que los turistas sean echados no es nada bueno.

Hemingway estaría a los insultos y golpearía, de ser necesario, a más de barcelonés idiota.

Monday, June 24, 2024

EL BAÚL DE HEMINGWAY

 


Con el tiempo todo parece tener otro aspecto y otro valor (sentimental). Cuando hablamos del pasado y rescatamos los objetos que nos acompañaron, los recuerdos vuelven a nuestra mente. La memoria sacude al corazón y la emoción estalla. ¿El valor económico es un valor? Para muchas cosas sí, para otras, la palabra sentimiento es más fuerte.

La noticia habla de baúles, pero no de cualquier baúl. La mayor colección privada de baúles Louis Vuitton jamás subastada, sale a la venta en una operación que alcanzará entre 1,4 y 2,1 millones de euros. 




El baúl  biblioteca de Hemingway, realizado en lona con monograma y herrajes metálicos de latón, estimado en 15 mil euros, será una de esas piezas históricas puesta a consideración de un público selecto.

El ejemplar  fue diseñado por primera vez en 1927 por Gastón-Louis Vuitton para Ernest, como una biblioteca de viajes y se despliega en dos partes. El baúl tiene cajones y espacio para una máquina de escribir.

Los especialistas calculan que esta joya puede ser adquirida por alguna fundación o coleccionista atrevido.


La subasta está en marcha desde el 19 de junio hasta el 3 de julio.

Desde su orígenes, la Maison Louis Vuitton ha servido a exploradores y aventureros, a príncipes, dandis, elegantes mujeres aristocráticas y artistas de distinta condición.

Hemingway lo utilizó en sus viajes por Francia e Italia y desestimó su uso a partir de 1934. 

 Ahora forma parte de la leyenda y de un tiempo donde París era una fiesta.

Thursday, June 13, 2024

UNA TERRIBLE Y SILENCIOSA PROCESIÓN



La crónica lacerante sobre el éxodo de un pueblo golpeado. Tracio en el sentido étnico, se refiere a varios pueblos antiguos que hablaban el idioma de la rama de familia de lenguas indoeuropeas. La civilización tracia evolucionó rápidamente debido a la expansión colonial griega y al avance persa en el sureste europeo. La mayoría de los tracios o bien fueron helenizados o romanizados.

La diáspora traciana queda revelada en este breve informe que Hemingway desarrolla con puntualidad periodística, marcando los detalles lineales que son parte del desasosiego de un pueblo vencido.

José María Gatti


UNA TERRIBLE Y SILENCIOSA PROCESIÓN

Del Toronto Daily Star, 20 de octubre de 1922

 Adrianópolis

 La población cristiana de Tracia oriental se agolpa en las carreteras formando una interminable y vacilante procesión que se dirige a Macedonia. La columna cruza el Maritza por Adrianópolis y tiene unas veinte millas para llegar. Veinte millas de carros tirados por vacas, bueyes y búfalos llenos de barro, gente arropada con mantas mojadas que caminan bajo la lluvia con paso vacilante al lado de sus bienes terrenales.



Esta columna principal se forma de todos aquellos que dejan el terruño. Sin saber adónde ir abandonan sus aldeas, granjas y cosechas y se unen a la caravana de refugiados en cuanto oyen que vienen los turcos. Ahora no les queda otro recurso que mantener su sitio en la terrible marcha, mientras los soldados de caballería griegos, salpicados de barro, cabalgan al lado de ellos como vaqueros que conducen ganado.

Es una procesión silenciosa, ninguno se queja. Su ropa rústica y de vivos coloridos está empapada y sucia. Aletean gallinas atadas a las patas de los carros; terneros flacos que frotan sus hocicos con la ubre de las vacas de tiro. Un anciano camina encorvado bajo el peso de un gorrino, una escopeta y una guadaña con un pollo al mango de ella. Un esposo arropa con una manta a su mujer para protegerla de la lluvia; la mujer está con dolores de parto en uno de los carros; es la única persona que emite sonidos, y su hija, de corta edad, la contempla con horror y empieza a gritar. La procesión prosigue su camino.



En Adrianópolis, por donde pasa el torrente de refugiados, no hay nada organizado para brindarles auxilio. Se está llevando a cabo una magnífica labor en Rodasto, pero eso no es suficiente. Solo de la Tracia Oriental hay que evacuar unos doscientos cincuenta mil cristianos y las fronteras búlgaras están cerradas para ellos, Macedonia y la Tracia occidental son las únicas regiones que pueden recibir el fruto del retorno de los turcos a Europa. Actualmente hay cerca de medio millón de refugiados en Macedonia. Y nadie sabe cómo darles de comer; por eso, el mes próximo el mundo cristiana oirá el grito de :"¡Vengan a Macedonia y ayúdenos!"

Ernest Miller Hemingway


Selección y traducción Mariano Barragán


Próxima entrega: 5 de julio

Bohemios norteamericanos en París

Del Toronto Star Weekly, 25 de marzo de 1922

ANTICIPO

París

Las heces de Greenwich Village (Barrio bohemio de Nueva York) han sigo recogidas con un gran cucharón para  depositarlas en la sección parisiense del Café Rotonde. Las heces más recientes han venido a ocupar el sitio de las más añejas, pero las más rancias y espesas han llegado de un modo u otro a través del Atlántico y con sus tertulias vespertinas y nocturnas, han convertido la Rotonde en el centro de exhibición más importante del Barrio Latino para turistas ansiosos de encontrar ambiente y color local.




Saturday, June 01, 2024

LA INFLACIÓN ALEMANA



El período de hiperinflación en Alemania, sucedió entre 1921 y 1923 en la República de Weimar, nombre histórico con el que se identifica a Alemania durante el período de entreguerras.

Hemingway estaba por esos lares recogiendo información para el Star. En ese momento se presentaron situaciones tales como el desmedido aumento de precios, tasas de interés por la nubes, modificación del tipo de cambio y abandono de la moneda como unidad de intercambio.

La inflación acrecentó las dudas sobre la eficacia de las instituciones liberales, especialmente entre la clase media que había perdido todos sus bienes. La falta de confianza, el resentimiento entre banqueros y especuladores financieros fueron parte del desastre económico.

La traducción de Mariano Barragán  de esta nota nos lleva al terreno donde la crisis social, a través de la mirada de Hemingway, refleja un momento único lleno de idas y vueltas.

 La crónica que sigue, sin margen de error, patentiza esa realidad y nos acerca a lo frágil del ser humano.  

José María Gatti


LA INFLACIÓN ALEMANA



Del Toronto Daily Star, 19 de septiembre de 1922

Kehl, Alemania

El muchacho de la agencia de viajes de Estrasburgo, a donde nos dirigimos para informarnos de cómo se podía cruzar la frontera, sentenció: 

-"¡Es muy fácil trasladarse a la frontera!. No tienen más que cruzar el puente."

- No hace falta obtener el visado - le pregunté

- En absoluto. Para salir de Francia es suficiente la estampilla de la aduana - contestó el agente; sacó su pasaporte del bolsillo y nos mostró el reverso del mismo lleno de estampillas -. ¿Comprenden? Ahora vivo aquí porque resulta más económico y ésa es la manera de ganar dinero.

¡Comprendido!

Del centro de Estrasburgo al Rin hay una línea de tranvía de tres millas; al llegar al final del trayecto, los viajeros se apiñan y van en manada a una especie de corral hecho de estacas puntiagudas que conduce al puente. Un soldado francés con la bayoneta calada va de un lado a otro de la otra carretera y por debajo de su casco de  acero azul observa a los jóvenes que esperan en la caseta donde se revisan los pasaportes. El feo edifico de la aduana está a la izquierda del puente y a la derecha hay un galpón de madera con un mostrador, detrás del cual un oficial francés pone la estampilla a los pasaportes.

El Rin es turbio, de color amarillento y fluye rápido entre sus bajas y verdes orillas y forma remolinos al ser cortado por los pilares de hormigón que sostiene el largo puente de hierro, al otro extremo del cual se ve la pequeña ciudad de Kehl, semejante al triste suburbio de Dundas de Toronto.

Si uno es de nacionalidad francesa, el susodicho oficial le pone simplemente la estampilla sortie Pont de Kehl en su pasaporte y puede cruzar el puente hacia Alemania; si se es ciudadano de un país aliado, lo mira a uno suspicazmente y le pregunta de dónde viene , a  que va Kehl, cuánto tiempo estará allí y finalmente le pone sortie en el documento; si se trata de un vecino de Kehl que viene a trabajar en Estrasburgo y regresa a su casa -pues los intereses de Kehl están ligados a Estrasburgo, al igual que todos los suburbios lo están a las ciudades a que pertenecen, cualquiera que fuera su negocio, éste irremediablemente lo involucra a Estrasburgo- tiene que esperar entre  quince o veinte minutos en el puesto fronterizo mientras buscan su ficha y averiguan si ha hablado mal del Gobierno francés, verifican sus antecedentes, les hacen preguntas y finalmente le pone la estampilla sortie.  Cualquiera puede pasar el puente, pero los franceses se portan muy mal con los alemanes en este sentido.





Una vez cruzado, uno está en Alemania. El otro extremo del puente está guardado por dos soldados alemanes de aspecto sumiso. Dos soldados franceses con la bayoneta calada patrullan por él y los dos alemanes no llevan armas, están apoyados contra la pared y los contemplan ir y venir; los franceses llevan equipos de campaña y los alemanes visten sus viejas guerreras holgadas y gorro de cimera puntiaguda de tiempo de paz.

Pregunté a un francés que funciones tenía la guardia alemana, a lo que contestó:

- Simplemente están allí.

En los bancos de Estrasburgo no había marcos; la subida del cambio había agotado su existencia unos días antes, por lo que cambiamos francos en la estación de Kehl. Me dieron 670 marcos por 10 francos; esta cantidad de dinero francés equivale a unos noventa centavos canadienses. ¡Con ellos Hadley y yo pudimos gastar cuanto quisimos y al final del día nos sobraron ciento veinte marcos!

Hicimos la primera compra en un puesto de frutas, junto a la calle principal de Kehl, donde una anciana vendía manzanas, duraznos y ciruelas. Elegimos cinco hermosas manzanas, le di a la vendedora un billete de 50 marcos y me devolvió 38. Un señor anciano, pulcramente vestido y de barba blanca, nos vio comprarlas, saludó quitándose el sombrero y preguntó tímidamente en alemán:

-Disculpe: ¿Cuánto pagó las manzanas?

Después de contar el vuelto que me había dado la mujer, le dije que 12 marcos. Se sonrió, se puso el sombrero y dijo:

-No puedo permitirme un gasto así.

Y prosiguió su paseo al igual que todo anciano señor lo hace en los demás países, la diferencia consistía en el modo en que había fijado su mirada a la fruta. Sentí no haberle ofrecido alguna.

En la actualidad 12 marcos ni siquiera valen 2 centavos. Este anciano probablemente había invertido sus ahorros de toda su vida en títulos de la deuda púbica antes de la guerra y durante ella y, al contrario de los especuladores, no podía permitirse un gasto de 12  marcos. Por lo tanto, es una de esas personas cuyos ingresos no se incrementan con las devaluación del marco y la corona.

Como 1 dólar equivale a 800 marcos, es decir, 8 marcos por centavo, valoramos la mercadería expuesta en las vidrieras de las tiendas de Kehl, los porotos estaban a 18 marcos la libra , 1 libra de café Kayser (todavía hay marcas como ésta en Alemania) cuesta 34 marcos y una de café Gersten, que no es café en realidad sino grano tostado,14 marcos. Un paquete de papel cazamoscas o una guadaña valen valen 150 marcos (no llega a 19 centavos) y una jarra de cerveza 10 marcos, o poco más que 1 centavo.

En el mejor hotel de Kehl se sirven cinco platos por 120 marcos, que equivale a 15 centavos de dólar. Por una comida de inferior calidad le cobran a uno más de 1 dólar en un restorán de Estrasburgo.

Por ello, las disposiciones aduaneras son muy rigurosas para los que regresan de Alemania; los franceses no pueden comprar toda la mercadería que quisieran en Kehl, aunque pueden ir a comer. Cada tarde se puede ver un tropel de franceses que asaltan las pastelerías y salones de té alemanes. Realmente los alemanes tienen unas confituras excelentes; debido a la devaluación del marco, los estrasburgueses pueden comprarse pasteles por menos  sou en Kehl.  Este milagro en el cambio de moneda causa un espectáculo denigrante; los jóvenes franceses se agolpan en la confiterías alemanas y se llenan de tortas rellenas de crema a 5 marcos la porción, por lo que estos negocios agotan su existencia en poco más de media hora.

Entramos en una pastelería atendida por un hombre de delantal y lentes azulados; tenía aspecto de ser el dueño y le ayudaba su típico boche con el pelo muy corto. El negocio estaba lleno de franceses de todas las edades y condiciones que se atragantaban con las tortas; observé a una joven de suave y bello rostro, con vestido de color rosa, medias de seda y aros de perla que lamía un helado de frutilla y vainilla, sin importarle mucho nada a su alrededor, mientras se entretenía en acercarse a la vidriera para ver pasar a los soldados que había en la ciudad.

El dueño de la pastelería y su dependiente denotaban aspereza y no parecían estar satisfechos de haber vendido toda su mercadería: la devaluación del marco era más acelerada que el incremento de la producción de pasteles.




Entretanto, cerca de allí circulaba un pequeño tren que transportaba obreros de las cantinas a los suburbios de la ciudad; pasaban veloces los automóviles de los especuladores levantando una polvareda que se depositaba en la copa de los árboles y fachada de los edificios, y en el interior de la pastelería la juventud francesa terminaba los últimos pasteles, y las madres francesas limpiaban los labios de sus hijos llenos de crema. Esto ofrecía un nuevo aspecto de la devaluación del marco.

Al anochecer, los  visitantes regresaban a los barrios de Estrasburgo por el puente y los primeros piratas de la devaluación lo cruzaban para hacer su habitual incursión en Kehl, esto es, cenar bien por poco dinero. Las dos corrientes se cruzaban en el puente y los dos desconsolados soldados alemanes los contemplaban. Como dijo el dependiente de la agencia de viajes de Estrasburgo: "Es la manera de ganar dinero".

Ernest Miller Hemingway

Selección y traducción Mariano Barragán

Próxima entrega: 15 de junio

Una terrible y silenciosa procesión

Del Toronto Daily Star, 20 de octubre de 1922

ADELANTO

Adrianópolis. La población cristiana de Tracia oriental se agolpa en las carreteras formando una interminable y vacilante procesión que se dirige a Macedonia. La columna cruza el Maritza por Adrianópolis y tiene unas veinte millas para llegar. Veinte millas de carros tirados por vacas, bueyes y búfalos llenos de barro, gente arropada con mantas mojadas que caminan bajo la lluvia con paso vacilante al lado de sus bienes terrenales.