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Wednesday, May 20, 2015

RICARDO KOON: EL ÚLTIMO LEÓN

  


 Hace unos días finalizó la 41 Feria Internacional del Libro en Argentina. Más de un millón de personas visitaron sus stands y participaron de las actividades programadas. En ese marco donde los libros fueron los protagonistas, un hemingwayano se atrevió a presentar su obra; un libro escrito paso a paso, sin apuro, sin presiones de los editores, un texto elaborado durante 40 años. En verdad este no es un hecho para dejarlo de lado. Koon le dedicó a la obra los mejores momentos de su vida. Sabía que su trabajo terminado era inacabado; siempre aparece un dato más, un indicio, un comentario que debe ser chequeado. Sin embargo, tomo la decisión. Como decía Borges, "uno publica para no seguir corrigiendo" y de eso se trata este maravilloso ensayo. 

 


Acompañé a Koon en la  presentación el 1ro de mayo. Estaba emocionado, no era para menos. Hoy su sueño está cumplido.

  El autor confiesa: Me propuse investigar la vida de Hemingway, y no me rendí hasta lograr mi objetivo

 Días previos al lanzamiento, la investigadora cubana Gladys Rodríguez Ferrero entrevistó a Koon. De ese reportaje rescatamos esta síntesis que publicamos gracias a la autorización del portal de noticias Cubarte. 


El viejo y el mar fue la primera lectura, el primer contacto que tuviste en tu vida con Ernest Hemingway. Sé que tenías apenas seis años. ¿Tanto te impresionó la historia que te ha llevado a la concepción de esta obra, vital para tu vida?
No creo que a mis seis años pudiese entender mucho de la historia del viejo pescador y el pez (era el año 1959). Recuerdo que el libro tenía muchas imágenes y era un cuento con dibujos secuenciales. En la contratapa estaba la foto de Ernest Hemingway. Probablemente en mi infancia habré asociado su rostro con la figura del pescador o de un abuelo. Yo no recuerdo esos detalles. Pero a los pocos años llegué a ver la película sobre ese libro. Protagonizada por el actor Spencer Tracy. Recuerdo nuestro viejo televisor de caja de madera con imágenes en blanco y negro, pasando el filme.
Durante mi juventud, pude leer el libro completo, pero tal vez sin llegar a entender el contenido de la historia. Detalles que pude comprender ya adulto: Sobre la determinación de las personas a lograr unos objetivos, sin importar el esfuerzo que se tenga que hacer para conseguir lo que uno se propone. En este caso, el pescador no se rindió hasta ver realizado su propósito de pescar el gran pez.
Tal vez, por analogía, la historia tuvo que ver con mi propia vida. Me propuse investigar la vida de Hemingway, y no me rendí hasta lograr mi objetivo: rescatarlo como persona, hijo, esposo, padre, tío y abuelo. Por así decirlo, El último león es mi gran pez.
Justo hace seis años te pregunté si no era hora ya de publicar aunque fuera un primer tomo de tu investigación histórica sobre Papa. La respuesta fue que preferías tenerlo todo completo antes de publicarlo. ¿Ya lo consideras completo?
Yo creo que la vida de Ernest Hemingway nunca va a estar completa, siempre surgirá documentación, fotografías y/o información, que en muchos casos se encuentran en distintas instituciones, que acaparan el material. A cargo de personas que, a veces,  no tienen ninguna relación con Hemingway, y que son sólo simples administradores. Otras ocasiones, son inaccesibles a los investigadores. Solo podemos acceder a información superficial de uso público, a veces sin un valor añadido, que no aportan casi nada a lo que ya sabemos. Como asimismo archivos clasificados que aún no han visto la luz en forma completa. Por ejemplo: archivos familiares, dossier de la Clínica Mayo, y/o del FBI (desclasificado parcialmente), bitácoras de viajes, registros de pasajeros de hoteles y fotografías, entre otros. Como asimismo documentación que acaparan Instituciones, Fundaciones, Museos y/o Bibliotecas. Esos administradores no entienden que hasta un simple recibo, un cheque, una factura, una dedicatoria, una fotografía, un registro de hotel, etc. sirven para seguir los pasos de Hemingway, ya sea por fechas, lugares y/o nombres de otras personas que lo trataron, como asimismo identificar a distintas personas en fotos. Tema este último, que aún resulta difícil por cuanto ya casi no quedan sobrevivientes que hayan tratado a Hemingway, a excepción de su hijo Patrick, Aarón Hotchner, Valerie Danby-Smith, entre otros.



Recuerdo que aún quedaba mucha información imposible de verificar hoy. ¿Tuvo el Prof. Koon la posibilidad de concretar algunas de esas verificaciones casi imposibles?
Me remito a la respuesta de la pregunta anterior. Contestada ampliamente. Además por razones de distancia y tiempo, resulta difícil ya que la mayor parte de la documentación está en instituciones de otros países. Ello implica desatender nuestra vida personal y laboral para dedicarse a ello, además de costear estadías y viajes, permaneciendo un largo tiempo buscando y/o revisando documentación. A veces inaccesible por cuestiones burocráticas, de idioma, o de no colaboración de las personas a cargo de las mismas.
Lo de burocrático se puede entender razonablemente, ya que apunta a preservar estos documentos; si es que se aplica a cualquier persona, pero debería facilitarse el acceso libre a esta documentación y sin costo, a los investigadores de la vida de Hemingway. Nosotros, seguramente seremos mejores y recelosos guardianes de este preciado tesoro, mucho mejor que unos meros administradores.
A ello debemos sumarle mi limitación auditiva, ya que fui perdiendo la audición a los tres años de edad, lo cual me limitaba mucho cuando se involucraba otros idiomas.
Toda la información que pude reunir fue en base a otros escritos y testimonios orales de personas que conocieron a Hemingway y a los que tuve el privilegio de conocer, entre ellos la actriz Ava Gardner y la bailaora flamenca Pastora Imperio; periodistas como José Luis Castillo-Puche y Fernanda Pivano; el guionista Peter Viertel y su esposa Deborah Kerr; el inolvidable boxeador cubano Kid Tunero; Pablo Córdova (que fue confidente de Ernest en Perú); las familias Ivancich, Kechler, Menocal, Cipriani, Mason,  Guggenheim, Villarreal y Steinhart; los pintores Joan Miró y Salvador Dalí; los toreros Antonio Ordóñez y Dominguín; escritores como Rafael Alberti, Robert Graves, Julián Marías y Pablo Neruda. Fernando G. Campoamor, y el inolvidable Capitán Gregorio Fuentes, con quien durante cinco años he compartido muchas charlas de sus vivencias con Hemingway. Sin olvidar también al escritor Horacio Vázquez-Rial, con quien compartimos la lectura de muchos archivos sobre la guerra civil española y a Gherardo Scapinelli, el sobrino de Adriana Ivancich, a quien me une una profunda amistad. Como también tuve oportunidad de tratar con los algunos familiares de Hemingway; su hijo John (Jack), sus nietos Margot y John, sus sobrinos Hilary y Ernest Mainland, y Valerie Danby-Smith; entre otros.



¿De cuántos años de investigación estamos hablando?
Empecé a buscar información desde 1975 cuando viajé a varios países de América y Europa, y que fui ampliando en años sucesivos. Comenzando a escribir formalmente alrededor de 1986.  ¡Son casi cuarenta años de mi vida dedicados a Hemingway!
Tú señalabas, en 2009, que “nunca se va a terminar de investigar sobre la vida de Hemingway. Así que voy a cerrar la investigación hasta donde pude ir avanzando en estos 26 años y después se verá”. Dónde logró el autor “cerrar”, por denominarlo de algún modo, esta gigantesca pesquisa.
En realidad, nunca se va a poder cerrar esta investigación. Todos los días va surgiendo nueva información, lo que me llevaba a verificar la información, y en su caso, modificar y/o readaptar mis escritos, con los consiguientes cambios en el libro, la paginación, la ubicación de las fotos, etc. Lo cual implica cambios importantes que retrasaban la edición del libro. Y esta tendencia va a continuar a medida que se permita la reapertura y revisión de nuevos archivos.
Por otra parte conversábamos, en aquella oportunidad acerca de que “no es cuándo va a salir sino es más bien una cuestión económica…” Señalabas que no eras un escritor conocido por lo que “los escritores estamos obligados a poner de nuestro bolsillo para poder publicar un libro”. ¿Se ha comportado así esta edición?
Efectivamente, además de la cuestión económica. Un editor, naturalmente, busca su propio beneficio económico y al momento de contactarlos, sus propios redactores literarios como los llaman, hacen revisiones y cortes que literalmente mutilan el libro, reduciendo la cantidad de páginas y textos para adecuarlo a su propio costo, con papel económico, y comercializarlo. Prácticamente el libro queda mutilado y sin un contenido importante.
Los editores argentinos, literalmente, no tienen interés en editar un libro biográfico sobre Hemingway. Menos si tiene más de mil páginas y el autor del libro no es una figura reconocida.
Rebelándome a que mutilen mi libro. Con mucho esfuerzo personal y económico, me decidí a costear esta obra en una edición limitada y de mi propio bolsillo. Lo cual fue una satisfacción personal para mí. Y seguramente para muchos hemingwayanos que, espero disfrutarán su lectura.
¿Crees que tu obra hará al lector argentino más partidario de Hemingway, al lograrse una mayor difusión?
Creo que los lectores argentinos interesados en la vida de Hemingway podrían aumentar, si El último león llegase a todo el público de habla hispana en forma masiva. Es una forma de que se conozca más sobre él, en un idioma que tiene más adeptos que el inglés. A partir de allí, es más seguro que el público empiece a pedir las obras que Hemingway escribió.
Las generaciones actuales no saben casi nada sobre él, a excepción de aquellos que sólo encuentran algunas de sus obras en librerías, como El viejo y el mar; Adiós a las armas ó Por quién doblan las campanas. Las demás obras prácticamente no se consiguen en Argentina. A excepción de las que poseo en mi biblioteca personal. Pero solo las adquieren como lectura, sin saber casi nada del autor. Y las profesoras de Literatura de Escuelas y Universidades de habla hispana, tampoco proponen la lectura de sus cuentos y libros a sus alumnos. Y debería ser importante que lo hagan, pues Hemingway fue, en su época,  uno de los mejores narradores de todos los tiempos. Y aún sigue vigente.
Los que sí recuerdan a Hemingway son aquellos de mi generación, los de las décadas del cincuenta y sesenta. Aquellos que disfrutaron los filmes sobre sus obras y recuerdan también a actores como Ingrid Bergman, a Marlene Dietrich, a Ava Gardner, Laureen Bacall, Humphrey Bogart, John Huston, y otros, que también fueron amigos de Hemingway.
También espero que mis amigos, mi familia y mis seis hijos puedan leer esta obra, y comprender el porqué de mi entusiasmo por Papa Hemingway, que prácticamente, formó parte de sus vidas desde que nacieron.
Los días 1º y el 2 de mayo de este año, tendrá lugar la presentación de El último león. Tu libro, en la Feria Internacional del Libro en el stand de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores), en Buenos Aires. ¿Qué espera Ricardo de este acontecimiento?
Espero que el libro esté al alcance del público argentino y latinoamericano, que visitarán la feria. Habrá también editores de España, Chile, Colombia, México, Cuba, y muchos otros países. Y también estarán presentes funcionarios de la Embajada de Cuba en Argentina. 
Si alguno de ellos se interesa en multiplicar esta obra, para que el legado sobre la vida y obra de Ernest Hemingway se mantenga vivo, me doy por satisfecho.
¿Han mostrado interés editoras de otros países por el título?
Hubo importantes editores italianos interesados, pero además de la traducción a ese idioma, está la dificultad de que los redactores literarios mutilasen la obra y dado mi desconocimiento del idioma, me sería imposible chequear que mi libro sea literalmente traducido. ¡Ni siquiera yo sería capaz de revisar las pruebas de galeras de mi propio libro en otro idioma!  Por otro lado, la persona que realizase la traducción, debería tener amplios conocimientos sobre Hemingway y tener, por así decirlo, un espíritu hemingwayano. De lo contrario sería un libro aburrido.  Lo mismo sucede con el inglés. La comprensión cultural e idiomática en otros idiomas, no es igual que en español. Por esto me decidí a realizar esta obra en español, ya que casi todo lo que hay sobre la vida de Hemingway, está en otros idiomas, mayormente en inglés, luego en italiano, francés y ruso.
Quisiera abordaras el estilo en el que has escrito esta obra monumental porque cuenta con 1 044 páginas. Es una biografía, una investigación. ¿En qué género ubica Ricardo Koon su obra?
Es una autobiografía de estilo muy personalizado. Tuve que ponerme en la piel de Ernest Hemingway, por así decirlo. Ubicaría mi libro como un ensayo, por especificar un género.







Tengo entendido que participarás en el próximo Coloquio Internacional Hemingway que tendrá lugar en La Habana del 18 al 21 de junio. ¿Alguna ponencia en especial?
Realmente es un placer participar en la nueva edición de este evento al que fui invitado en varias ocasiones, el cual disfruto, compartiendo con otros colegas de todo el mundo, sobre la vida y obra de Hemingway. Y es un ambiente en cual me siento muy cómodo. Ya que todos hablamos el mismo idioma hemingwayano, por así decirlo.
De este evento, realizado en años anteriores, han surgido amistades con colegas cubanos y de otros países, que realmente han sido un bálsamo para mí, ya que todos podían comprender el por qué y cómo de mi interés por Papa Hemingway. Lo cual no sucede en Argentina.
En los Coloquios anteriores, ya se ha hablado mucho (y poco) de distintos temas sobre la vida y obra de Hemingway. Si bien surgen nuevas propuestas de temas, a veces las mismas no llegan a ser consistentes, otras son redundantes o reiterativas. Y muchos se autotitulan especialistas en Hemingway, solo por el hecho de presentar un trabajo sobre determinado tópico. El trabajo sobre un tema, no hace al especialista. Lleva toda una vida y años aprender sobre Papa Hemingway.
De mis experiencias puedo aportar algo más sobre algunos temas y/o personas, pero ello requiere de tiempos de conferencia que son difíciles de exponer durante el Coloquio, ya que son varios los conferencistas y los tiempos están acotados.
Muchos lectores e investigadores han leído y aportado sus experiencias sobre Hemingway, pero muy pocos llegan a conocer los rostros de casi toda la gente que ha formado parte (familiares, amigos, inspiradores, conocidos, etc.) directa o indirectamente, de la vida del escritor.
Así que esta vez me limitaré a mostrar esos rostros en imágenes a través de mi presentación: Mil rostros en la vida de Papa Hemingway. Considero que una imagen vale por mil palabras.
También, gracias a la gentileza de las autoridades de este Coloquio y de la Directora del Museo Finca Vigía; Lic. Ada Rosa Alfonso. Podré realizar la presentación de mi libro, El último león, prologado por Guido Guerrera y precisamente por Ud. (Gladys Rodríguez Ferrero), acompañado de esta última como presentadora y de Raúl Villarreal, hijo de René. Quien fuera el mayordomo de Hemingway, y autor del óleo de Hemingway, que ilustra la tapa del mismo.




¿Qué actividades tienes planificadas durante tu estancia en La Habana?
Me resulta siempre, un poco triste regresar a La Habana, Finca Vigía y Cojímar y ver que muchos ya no están… se fue Campoamor, se fue Gregorio, se fueron los hermanos Herrera, se fueron los Ivancich, se fue René Villarreal, se fueron muchos…. Si bien, los lugares quedaron, y otros aún permanecen. Las ausencias aún se sienten. Y agradezco a mis amigos cubanos por mantener vivos estos lugares y recuerdos.
Por supuesto regresar a Finca Vigía y San Francisco de Paula es siempre lo más agradable, ya que es un excelente y hermoso lugar, que se ha logrado mantener intacto gracias a la voluntad y esfuerzo de las autoridades, de sus directores y del pueblo cubano.
Además de mi participación en el Coloquio, tal vez pueda aportar alguna conferencia extra fuera del mismo en alguna institución o Universidad.
También me gustaría se considerara la posibilidad de poder entregar personalmente ejemplares de mi libro a los compañeros Fidel y Raúl Castro Ruz, considerando que Fidel también es un admirador de la obra de Ernest Hemingway.
Bueno ya lo que Ricardo denominaba como “la obra de la vida” está impresa, acabadita de salir de la imprenta, esperando por los lectores… ¿qué se propone a partir de ahora escribir el investigador insaciable que eres?





Como decía Papa Hemingway, los tiempos entre libros, son tiempos muertos, el vacío, la nada… seguramente iré al Floridita, me tomaré un daiquirí Papa Special y junto a la estatua de Ernest, este me susurrará al oído:
“La cosa más espantosa, es una hoja de papel en blanco.”
“Ahora no es momento de pensar en lo que no tienes. Piensa en lo que puedes hacer con lo que hay.”

“Para un auténtico escritor, cada libro debería ser un nuevo comienzo en el que él intenta algo que está más allá de su alcance.”




JOSE MARIA GATTI presenta su primera novela policial en la BIBLIOTECA NACIONAL MARIANO MORENO de ARGENTINA.
CARNE EN FLOR es un policial atrapante que te dejará sin aliento. Hablarán sobre la obra: HORACIO CONVERTINI, TATIANA GORANSKY y CLARIBEL TERRE MORELL.
El lanzamiento será el 12 de junio a las 19.30 en la sala Augusto Raúl Cortazar de la Escuela de Bibliotecarios.
BIBLIOTECA NACIONAL MARIANO MORENO
Agüero 2502 - CABA - ARGENTINA


Tuesday, April 14, 2015

LA HAMBURGUESA HEMINGWAY


 Habiendo conocido la buena mesa de Ernest, a uno se le hace imposible pensar que Hemingway, alguna vez, soportara llevarse a la boca una hamburguesa. Quizás, en su temprana juventud, cuando los dólares no le llenaban los bolsillos, tuvo el deseo irrefrenable de consumir ese alimento que se popularizó como “comida chatarra”. Pero solo como tentación, por necesidad, no por placer No me olvido de aquella historia de las palomas doblegadas por su manos y escondidas en el cochecito del bebé, para luego consumirlas en el frío departamento de París, cuando todavía la vida le mostraba una cara romántica en el París era una fiesta que tanto recordaba.




 ¿Acaso ese hombre acostumbrado a la buena mesa y al alcohol exagerado no pudo permitirse el pecado de ser un norteamericano más? ¿Por qué no? ¿Quien en un acto de sabotaje alimenticio no se sentó en una de esas cadenas comerciales tan popularizadas y decidió incorporar sin ninguna culpa calorías y grasa pesada a su cuerpo?. Claro, después vino la educación médica alimentaria y nos llenó la cabeza con las prohibiciones, y cuanto más nos golpeaban con los peligros, más se consumía hamburguesas en todo el mundo.

 Sobre esta variedad de aglutinar carne molida con otros elementos, existen cientos de manuales y formar de elaboración. Desde sabores prohibidos a aromas tentadores, la literatura del medallón de carne desborda de datos, antecedentes y beneficios. A nadie se le ocurre que una hamburguesa te va a matar. Sin embargo, como un proyectil silencioso esa porción de veneno con el tiempo te pasa la factura y el hígado, ya cansado, te despide sin indemnización.




 En cualquier hogar una hamburguesa no debe faltar nunca en el freezer, porque como diría una experta en soluciones mágicas: “te saca del apuro”. Siempre me pregunté… ¿cuál es el apuro? Respuesta: mi tiempo. Bien, y así llegamos a la hamburguesa Hemingway según la receta del maestro, dato debidamente documentado por el maestro para que no queden dudas que el novelista también sabía tutearse con los platos económicos. Este cronista empecinado resolvió preparar ese plato con sus propias manos y lamentablemente debo confesar que la hamburguesa me cayó pesada. Sepan disculpar, nací en el país de la carne vacuna y nada suplanta a un bife de chorizo, que traducido al lenguaje universal se trata de una porción de carne tierna y sin grasa de unos 400 gramos aproximadamente, cocinada a la parrilla o el asador. La denominación de bistec es más universal, más de gastronomía extranjera; para los argentinos en cambio, el bife de chorizo es un clásico que se añora cuando dejamos estás tierras del fin del mundo. Volvamos a la hamburguesa, Hemingway tenía su receta y fue conocida como la “Papa’s Favorite Hamburger”. Aclara su autor: no hay razón por la una hamburguesa tenga que ser gris, grasienta, fina como el papel y sin gusto. A como están las cosas en la gastronomía, este especie de plato complementario no es otra cosa que un rejunte de carne picada de ternera, ajo en cantidad suficiente, cebollitas de verdeo finamente cortadas, huevo, salsa de soja y pimienta de cayena.




 La receta de la hamburguesa es uno de los papeles que la  John F. Kennedy Presidential Library and Museum  acaba de hacer públicos y que por vez primera se pueden ver fuera de Cuba. Hemingway vivió una gran parte de su vida en la isla, aunque murió en Estados Unidos. Tras el deceso de Hemingway en 1961 y aunque la prohibición a los estadounidenses de viajar a Cuba estaba ya activa, Mary Hemingway, consiguió un permiso especial para entrar en la isla y recuperar el archivo personal del escritor. El acuerdo cerrado con las autoridades cubanas fue que aquello que Mary no consiguiese sacar del país y de la casa pasaría a ser parte del patrimonio cubano. Entre las cosas que quedaron en Finca Vigía se encontraban numerosos papeles y objetos de la vida cotidiana del escritor, como la receta en cuestión.




 Mary Hemingway donó a la John F. Kennedy Presidential Library and Museum su archivo personal con todos los papeles que poseía del escritor y, en los últimos años, la biblioteca ha cerrado un acuerdo con las autoridades cubanas para la preservación y digitalización de la colección cubana. Es por ello que han publicado ahora en formato digital la receta de la hamburguesa y otros papeles asociados a la vida cotidiana del escritor.

 En la receta de “Papa’s Favorite Hamburger”  aparecen anotaciones de la propia Mary. Lo que no sabemos si ésta, alguna vez, se hizo cargo de la preparación o si degustó la famosa hamburguesa.




Tuesday, March 17, 2015

MINIRRELATOS HEMINGWAYANOS



  Para recordar a Hemingway no se necesita un mamotreto de 5000 páginas.  Si nos atenemos al código de la frase corta y directa, nada mejor que incursionar en el microrrelato. En rigor, hoy la literatura que cada vez más avanza hacia esos insoportables 140 caracteres, nos obliga al desafío de ser expertos en pocas palabras. David Lagmanovich sostiene: “La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre minificción. Aunque la brevedad no sea, no con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración.”
 
  “Ocurre, sin embargo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar “breve” un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente –y con mayor razón- algún texto de extensión aun menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos.”



  Desde esta perspectiva, la idea de homenajear a Hemingway a través del microtexto, es una idea sumamente valorable y, en ese aspecto, reunir 150 relatos hiperbreves una aventura que a los hemingwayanos nos llena de placer. Recibir entonces la expresión de 150 microrrelatos, agrupados en el Concurso de Narrativa. Homenaje a Ernest Hemingway, con motivo del 75 aniversario de la publicación “Por quién doblan las campanas”, organizado por www.artgerust.com, es una pincelada de felicidad emocional que deseamos compartir con todos nuestros amigos. El libro saldrá a la venta en los próximos días y nada mejor que contactarse con la editora a través de su página web. Como adelanto y para no quebrar el hechizo damos a conocer los ganadores del certamen y la nómina de todos los participantes.




Primer puesto: microrrelato ganador, premiado con 1 ejemplar de “Por quién doblan las campanas”, 1 ejemplar de la antología del propio certamen y un lector de libros electrónicos de última generación.

ESA TARDE

En el bar había únicamente una persona sentada en un rincón, con una botella de vino. Tom mencionó a Faulkner y a Steinbeck, y yo le hablé de Hemingway y su relato “Los asesinos”.
—El mejor —dije.
Al escucharlo, el hombre se acercó tambaleándose.
—¡Pero si es Andreson!, ¡Olé, Andreson! —exclamó Tom.
—¡Shhhhiiiiiii! ¡Callaos! ¡Qué sabréis vosotros!
—Hace mucho que no te vemos en el ring —continuó John.
—¡Shhhiiiiiiiii! Silennnnnciiiiiiiio. Ahora me llamo Joe. ¡Shhhiiiii! ¡Solo Joe! Me persiguen. Lo supe antes de que Nick me avisase. Y todo por ese asunto del combate amañado. Conocía a esos tipos. Su forma de vestir, su mirada. Los estuve observando antes de entrar. ¡Hip! ¡Valientes matones! Vi también cómo trataban a George y al negro. Eran unos estúpidos. Estaban allí hablando y hablando. Como fanfarrones. ¡Malditos! —dijo.
Después, hizo un gesto con la mano y lo vimos desaparecer en la oscuridad de la calle mal iluminada.

Autoría: alejandroseneca




Segundo puesto: premiado con 5 libros del propio certamen.

HEMINGWAY CLÓNICO. ESTANCIA EN EL MADRID DE FINALES DEL SIGLO XXI.

Mediodía. Intento editar un vídeo en la habitación del hotel. No cesan los gemidos de mujer procedentes de la estancia contigua.
Incapaz de terminar mi tarea, salgo al balcón. Afuera tiene lugar la enésima manifestación. Otras muchas se suceden. Las temáticas son variadas y diversas.
Enciendo el holovisor, asumiendo que hoy no subiré nada a mi Cuenta Social. El Presidente de la República da un discurso. Carente de ideas y vacío de contenido, como siempre. La comparecencia de la oposición no es más halagadora. Prosigue el noticiario con las declaraciones de un actor venido a menos. Duda de la veracidad de las imágenes del atentado yihadista de ayer y acusa al Real Madrid de estar detrás del montaje.
Apago en cuanto se produce el acalorado debate de “Generación Viceversa”. No estoy de humor para escuchar estupideces sobre tangas.
Sinceramente, no sé qué le vio mi antecesor a este país.
Nación cainita donde las haya, siempre abocada a la autodestrucción.

Autoría: javierzamora






Tercer puesto: premiado con 3 libros del propio certamen.

BALAS

—¿No os dan miedo las balas? —preguntó el periodista ruso.
—Qué va —contestó tomando una bala entre sus dedos y golpeándola contra su pecho varias veces—, nos da miedo la velocidad a la que vienen las balas.
Las risas resonaron en la cueva donde estaban apostados. Uno de los brigadistas tuvo que levantarse para aliviar la tos hasta la boca de entrada, aspiró una calada de su cigarrillo y lo arrojó entre los árboles, que permanecían húmedos después de la llovizna. Desde allí pudo contemplar el puesto fascista junto al puente.
—Es cierto, me han dicho que lo que da miedo es el sonido de las balas cuanto llegan —dijo el periodista, tal vez para demostrar que no se había enfadado.
—Si oyes el silbido de una bala es que ha pasado de largo y sigues vivo. Procura escuchar las balas.
Los rostros de los brigadistas tomaron un aire solemne. Quedaron en silencio contemplando el suelo.





Autoría: juanillo




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Las características del libro homenaje a Ernest Hemingway son:

Antología de Varios Autores
Ilustrador: www.artgerust.com
Corrector: www.artgerust.com
Editor: www.artgerust.com
Referencia: Artgerust
Género: Literatura
Temática: Narrativa hispanoamericana contemporánea
Idioma/s: Español
Formato e ISBN: Rústica con solapas // 9788416371976
Editorial: www.artgerust.com
Prólogo de Ana Belén F. Peña, Editora de ArtGerust












Wednesday, February 11, 2015

RICARDO KOON Y EL ÚLTIMO LEÓN







 Hace tiempo que Ricardo Koon viene luchando con la publicación de su libro. En más de una oportunidad hablamos de la dificultad para llevar a cabo esta tarea. Sin embargo, hoy podemos decir que tanto esfuerzo tuvo sus frutos y un volumen de mil páginas está a la consideración de todos nosotros. Es importante destacar que el sacrificio le llevó a Ricardo más de 40 años, toda una vida dedicada a Hemingway. A los hemingwayanos que seguramente estarán con ganas de conocer estas páginas los invito a contactarse con el autor.
  Lo que sigue es el prólogo de su obra que gentilmente Koon nos autoriza a publicar como adelanto.




 Vi el filme El viejo y el mar, protagonizado por Spencer Tracy cuando cumplí
diez años de edad, y mi padre me compró el libro tiempo después.

  Cuando fueron pasando los años sentí una deuda con ese viejo pescador de
cuya vida no sabía nada. Viajando un día a La Habana/Cuba, entré en el
mundo de Gregorio Fuentes, quien junto con el periodista Fernando González
Campoamor, me llevaron por ese hilo de historias de los momentos que
vivieron junto a Papa Hemingway.

  Aunque algunos hechos sean dolorosos, en este libro traté de contar la vida
de Ernest Miller Hemingway como si fuese él mismo el narrador; con tanta
exactitud y honestidad como fuese posible. Tomando referencias de sus
trabajos periodísticos y literarios; revisiones de cartas, apuntes y aportes
documentales de otros investigadores y testimonios circunstanciales,
puntuales o de momento, de aquellos que lo conocieron, cuyos nombres y
algunas obras figuran al final de este libro.

  Es un volver a recorrer los caminos por los que Hemingway peregrinó con esa
profunda disposición a la vida intensa. Esa vida que él vivió y terminó a su
manera. Esa vida que importa porque su obra importa y no tiene sentido
pretender que ambas cosas no estén relacionadas aunque no es mi interés,
en este volumen, el realizar un estudio minucioso y completo sobre sus
obras. La negativa de Hemingway a trazar una línea entre su vida y sus libros,
entre el actor y el espectador, fue el manantial de su fuerza, pero también
fue el motivo del ocaso de sus escritos en los últimos años.

  El carácter y la historia personal del escritor influyen sobre lo que escribió y
cómo lo escribió, y cuanto más se sepa sobre su vida, mejor podremos
comprender su obra. Y si de literatura se trata, siempre estará él. No por ser
el mejor, simplemente porque es ¨Él¨.

  Como mencionó James Joyce: Es un campesino grande y poderoso, tan fuerte
como un búfalo. Y listo para vivir la vida sobre la que escribe. Nunca la
hubiera escrito si su cuerpo no le hubiera permitido vivirla. Pero los gigantes
de esa clase son verdaderamente modestos: hay mucho más detrás de la forma
 de Hemingway que lo que la gente cree.





  Detrás de todas las máscaras -sus poses, sus arrebatos de agresividad, 
y sus cambios de personalidad por su bipolaridad-, existió un Hemingway que buscó
sobrevivir, y protegerse a través de su capacidad de creación literaria.

  Siempre fue un hombre abierto en sus expresiones, hayan sido o no
correctas; manteniéndose al margen de organizaciones políticas. Fue un
constante trabajador, y admiraba y respetaba todo trabajo bien hecho;
amaba la justicia y detestaba el abuso. Fue honesto en su profesión y -como
algunos de sus personajes-, estableció un código ético personal sobre la base
del honor, la verdad y la lealtad. Pero al final, el código le falló en estos tres
puntos, y más grave aún, sintió que le estaba fallando su arte. Aunque tuvo
algunas fallas como todo ser humano, hubo algo que nunca le faltó:
integridad artística.

  Este libro autobiográfico es una amplia investigación de hechos
documentados y no documentados (fechas, comprobación y verificación de
hechos), realizada durante los últimos cuarenta años; basada en la idea de
que éstos hablan por sí solos si se presentan con suficiente detalle,
concentrándonos en la ¨vida pública del biografiado¨ e intento transmitir una
idea del ser humano que hay tras esa máscara pública: ver el mundo a través
de los ojos de Ernest Hemingway y de transmitir esa experiencia al lector. Y
entender su vida, aunque más de una vez se encontrarán piezas o fechas que
no encajen.

  Siempre que me fuese posible, dejaré al escritor, a su familia o a sus amigos
contar sus propias historias, citando o parafraseando palabras.

  Hemingway luchó para imponer su ficción logrando convertirla en realidad,
pero no pudo superar su propia victoria y se derrotó a sí mismo. Cuando ya
no pudo escribir, producir alquimia y misterios en sus relatos; ¨sentía la
soledad de la muerte que viene al final de cada día perdido en la vida¨, la
única alternativa que le quedó fue el silencio.




  Aquella madrugada de verano, cuando puso fin a su existencia; Hemingway
no sólo se mató como correspondía a su vida y sus obras; sino de la única
muerte posible para él: su experiencia, sus escritos, su existencia y su esencia
se hicieron una. Se mató mucho, me dijo una vez mi amigo, el escritor
argentino Osvaldo Soriano, y la eterna puta -como Hemingway definía a la muerte-, ganó
finalmente la partida.

  Otro hemingwayano ¨frustrado aventurero que nunca se animó a largarse
por el mundo¨, el escritor Haroldo Conti, mi profesor de la Universidad en los
años setenta y desaparecido durante la dictadura militar argentina, con
quien discutí la teoría de Hemingway según la cual un relato debe ser como
un iceberg, con tres cuartas partes de él sumergida, me dijo que había hecho
suya una frase del escritor: El talento reside en cómo uno vive la vida. Así
pues, para hablar de su vida, inevitablemente debo comenzar con su muerte.

  Muchos periodistas crearon una imagen falsa de Hemingway y él los ignoró.
Fue un hombre sencillo que respetó la verdad, las cosas simples y la
honestidad. Un hombre que comía y bebía más a gusto en compañía de
pescadores, boxeadores, jugadores de béisbol y gente común, que con
escritores o intelectuales. No fue ninguna excepción, tuvo muchas fallas y
virtudes como cualquier otro ser humano. Se enfrentó permanentemente a
su imagen en el espejo, y cuando ya no pudo seguir haciendo las cosas que él
quería… cazó al último león.

  Hemingway dijo que para él no existía sino una manera de explicar las cosas:
decir toda la verdad acerca de ellas, sin callar nada; decir al lector la manera
en que todo sucedió realmente, el éxtasis, el dolor, el remordimiento y el
estado del tiempo, y con un poco de suerte, el lector logrará llegar al centro
mismo del asunto. Así pues, como mencionó Aarón E. Hotchner en su libro
Papa Hemingway, es lo que trataré de hacer, sin callar nada, y tratar de
acercarme al porqué.



  A cincuenta y cuatro años de su muerte, sigue siendo imposible separar la
vida de la obra de Hemingway sin tener presentes los hechos principales en
su biografía: el hombre se hizo inseparable de su leyenda.

  Habrá mucho material que tal vez no fue tenido en cuenta en biografías
anteriores, y con esto se justifica la redacción de una nueva; aunque una
montaña cargada de documentos no bastaría para hacer una buena biografía
si sirviera solo para enterrar el tema bajo montones de datos.


Ricardo A. Koon /  caeventur@gmail.com

Tuesday, January 20, 2015

EL CUENTO DE LOS SUBMARINOS



  La fama de mentiroso siempre acompañó a Hemingway. Estaba claro que a Ernest le gustaba jugar y gozaba con las confusiones y desmentidas. Era una de las múltiples caras que el norteamericano utilizaba para estar en las primeras planas de los diarios o en los chistes baratos de sus colegas.    




 Cuando se hablaba de los submarinos alemanes que merodeaban las aguas caribeñas, el viejo barbudo reía y trataba de crear cierto misterio cómplice. ¿Hubo submarinos alemanes en la cayería de Romano a principios de 1942? El novelista, por entonces, había mantenido una serie de reuniones con funcionarios estadounidenses en La Habana y acordado planes y proyectos que finalmente se desestimaron, aunque sí aceptaron los representantes del gobierno que comenzara a prepararse su embarcación para navegar en las costas de Cuba buscando submarinos. ¿Locura, estrategia militar, servicio secreto, placer guerrero? Lo concreto fue que el Pilar entró en los astilleros de Casablanca y se le incorporó dos nuevos motores para agilizar su movimiento, pero no prosperó el deseo de Hemingway de colocarle sobre la cubierta dos ametralladoras calibre cincuenta y mamparas de acero. Con toda la artillería -fusiles antitanques, granadas, armas cortas y largas, planta transmisora- Hemingway y sus muchachos pasearon dos años por la cayería de Romano. 








 Enrique Cirules, un especialista cubano sobre éste y otros temas relacionados con la vida de Hemingway,  revela que:  Tan pronto como se supo que los submarinos alemanes habían hundido a dos mercantes frente a los cantiles de Romano, Hemingway, con su yate, y aquel selecto grupo de amigos, dejó el extremo occidental de Cuba, los accesos al golfo de México, el estrecho de la Florida y la corriente que se desliza frente a las costas de La Habana, para internarse una vez más en aquellos parajes que había explorado desde principios de los años treinta.
  Esta vez, al llegar a la cayería de Romano, conoció en detalle todo lo que había ocurrido: los barcos iban navegando de noche y fueron sorprendidos por los golpes de los torpedos. Los submarinos ya se encontraban allí, en la zona. No se trataba de un rumor, ni de imaginería de los viejos pescadores de la comarca.







   Los tortugueros afirmaban que en ciertas noches los submarinos alemanes se acercaban al cantil, a los sitios donde los pescadores calaban sus redes, sobre todo en la zona de Sabinal, Paredón Grande y cayo Coco.
  Los submarinos también habían sido vistos navegando en la superficie, a la luz del día. Se sabía que sus tripulaciones a veces bajaban a tierra, en busca de agua potable, en las casimbas, y que habían visitado las playas de los alrededores y las cercanías de la Isla de Turiguanó; y que en una mañana luminosa, desembarcaron por los morros de cayo Coco, para internarse por antiguos senderos de corsarios y piratas, y que estuvieron cazando flamencos y venados, y recogiendo plátanos y viandas en los plantíos de un solitario carbonero.
  Existen muchos rumores. Se hablaba de continuos viajes realizados en balsas de goma. De operaciones para recoger bidones de gasolina y comestibles en la costa: y de reuniones con ciertos personajes que se introducían por aquellas intrincadas costaneras en lanchas y goletas, con el fin de establecer conversaciones con los submarinistas alemanes.
   Se comentaba todo eso; pero después de la noche del 12 marzo nadie tuvo dudas de que los submarinos habían comenzado a operar. La noticia se supo de inmediato, cuando todavía los buques se encontraban ardiendo. Se podían observar en la distancia, desde la colina del cementerio de La Gloria City. Desde Port Viaro, Columbia o Piloto City, se notaba con nitidez todo el litoral. Esa enorme espacio luminoso, a causa de los estallidos de los torpedos.
…En los meses en que Ernest Hemingway permaneció en la cayería, se estuvieron realizando también algunas prospecciones petroleras cuyos resultados nunca fueron conocidos. Los pozos eran sencillamente sellados. Años más tarde, algún que otro furtivo cazador, rastreando alguna pieza, afirmaba haberse encontrado, entre la hojarasca, en medio del monte, alguno de aquellos sellos que echaron las compañías petroleras en la zona.
…Entre otras muchas fotos, papeles y cartas, este viejo documento ahora se guarda en los archivos de Finca Vigía. Está fechado el 18 de mayo de 1943, a los pocos días de haber sido hundidos “El Mambi”, el “Nikeline” y el submarino alemán capitaneado por el comandante Dierker.






Favor de dirigir su respuesta a:
Oficina del Agregado Naval y Aéreo
Embajada Americana
Habana, Cuba
18 de mayo de 1943


A quien pueda interesar:
    Al mismo tiempo que se dedica a la pesca de especies para el Museo de Historia Natural, el señor Ernest Hemingway, en su yate Pilar, realiza ciertos experimentos con aparatos de radio. Este *Agregado Naval se encuentra al corriente de esos experimentos; se hace constar que todo está *arreglado y que estos no son subversivos en ninguna forma.


Hayden E. Boyden
Coronel, U.S Marine Corps
Agregado Naval de los
Estados Unidos
Embajada Americana

*Las palabras Agregado Naval y Arreglado están subrayadas en español en el documento original.

Hemingway en la cayería de Romano - Enrique Cirules - Editorial José Martí/1999.


  Como siempre el Hermingway aventurero estaba donde se producían los hechos y así fue su destino.


Thursday, December 18, 2014

LOS AMORES SIN AMORES



  Las señoras de Hemingway de Naomi Word es un texto que en lo personal no me agrega nada. No digo esto con jactancia, simplemente para los que conocemos la vida de Ernest, ésta es una historia repetida. Claro que para los editores y Jon Day del The Telegraph esta obra es “meticulosa, imaginativa y cargada de emoción”, y remarcan: “Las señoras de Hemingway es más auténtica que la mayoría de las biografías”.
  Como vemos para vender a Hemingway siempre el ingenio está a prueba. Sabemos de los amores volcánicos de Ernest, conocemos su fama de seductor enfermizo, podemos acordar que fue un amante desenfrenado, pero lo difícil de diagnosticar siempre será la vida íntima con sus mujeres más cercanas. Sus relaciones con las mujeres fueron difíciles. A algunas sacó de quicio y otras a él le hicieron exactamente lo mismo. Fue Ernest Hemingway un hombre complicado que esperaba del otro sexo mucho más de lo que recibía, quizá porque mientras deseaba un matrimonio feliz y ordenado, se soñaba envuelto en un harén.
  



  Hemingway, así, fue un amante y esposo de tiempo completo y tuvo, sucesivamente, cuatro esposas. Dividida la obra de Naomi Wood en cuatro partes, que se corresponden con los años de juventud del escritor norteamericano y con su lento declinar hacia una depresión devastadora, en Las señoras Hemingway la autora compone una novela polifónica y de tono coral donde la voz de estas esposas recrean, de manera emotiva y vivaz, escenas de la a veces difícil vida conyugal  que disfrutaron junto al escritor.
   Así era el paraíso según Hemingway, un hombre que no quería renunciar ni a la comodidad del hogar ni a la diversión de una aventura. Por eso se casó cuatro veces y se vio envuelto en varios triángulos amorosos donde la pasión tarde o temprano dejaba paso al dolor. Primero vino la dulce Hadley Richardson (1921-1927), de quien se divorció en el París bohemio de los años veinte. Luego Pauline Pfeiffer (1927-1940), más tarde se abrió paso a la intrépida periodista de guerra Martha Gellhorn (1940-1945) y finalmente Mary Welsh (1940-1961), la reportera que acompañó a Hemingway durante sus últimos años. Trenzando estas cuatro voces tan próximas al gran escritor, Naomi Wood retrata a un hombre que sabía seducir con las palabras pero era reacio a pactar con la realidad de un amor de muchos días.



    Hace ya unos años se publicó un libro titulado La buena vida según Hemingway, de su buen amigo A. E. Hotchner, que nos acerca a su sentido hedonista de la existencia, y particularmente a su pasión por las mujeres que definitivamente nunca entendió, y que sobre todo le desconcertaron.
    En la obra aparecen una serie de reflexiones en las que intenta demostrar que conoce a las mujeres, pero que en el fondo demuestra su desconocimiento. Como ésta en la que dice que “lo que hace que una mujer sea buena en la cama es lo que la imposibilita para vivir sola; a las fuertes les gusta vivir solas: incluso cuando viven con un hombre están viviendo solas”. O esa otra no menos desconcertante: “Poco sexo es que las tienes olvidadas; demasiado es que estás obsesionado; Jesús, los hombres deberían recibir una lectura actualizada de los ánimos femeninos (…) Pero no intentes encontrar una mujer fácil: te matará de aburrimiento”. Y aún esa tercera no menos sarcástica que sugiere vileza: “Cuando una mujer siente alguna culpa, tiende a liberarse de ella echándotela encima”. Al menos hay un pequeño acto de generosidad en la sentencia que resalta: “La única cosa constructiva que he aprendido sobre las mujeres es que no importa cómo se hayan vuelto al final, debes recordarlas sólo como fueron en su mejor día”.






   Hemingway amaba la estabilidad del matrimonio. Como escritor, se encontró con que sus nervios estaban más tranquilos al saber que había alguien allí para protegerlo del mundo. Pero su escritura se vio impulsado por la emoción, así que él también necesitaba la novedad de otras mujeres. Y él no se sentía en la obligación de conciliar estas contradicciones. En una ocasión le dijo a F. Scott Fitzgerald que su visión del cielo comprendía dos casas hermosas en la ciudad, uno que contiene su esposa e hijos, donde iba a "ser monógamos y amarlos verdaderamente y bien", el otro "donde yo tendría mis nueve hermosas amantes en nueve plantas diferentes".





  Hemingway fue "un hombre de muchas mujeres", cuatro sólo para la estadística. Durante los 40 años transcurridos entre su primera boda y su prematura muerte en 1961 él también acumuló un buen número de amantes, debido a su magnetismo irresistible. En esta obra de ficción, nos encontramos con sus cuatro esposas obedientes, cada uno pensando que iba a durar para siempre...hasta que llegó la siguiente.

 



   Si ustedes no sabe nada acerca de Ernest Hemingway, su vida, obras o desaparición, este es un adecuado libro para iniciarse como hemingwayano. A veces me pareció muy lento  de ritmo y tuve que parar y comenzar de nuevo. Una vez que empecé a verlo más como una historia novelada me convencí que era bueno envolverlo en un toallón y llevarlo a la playa. No tomen esto como una crítica despiadada. Hagan su propia experiencia y después sigamos hablando del siempre seductor Ernest Hemingway.




En el momento de cerrar estas líneas recibo la noticia del desbloqueo a Cuba. Pensé en Hemingway y esa desdichada fuga de la isla. El tiempo ha dejado cicatrices y huellas. La vida es un viaje.









MUY FELIZ AÑO 2015



Thursday, November 13, 2014

LA MÁQUINA DE ESCRIBIR DE ANGELINA JOLIE



 La retribución económica por mi primer trabajo periodístico fue una máquina de escribir Olivetti Letrera 32 de color verdemar. Me había acompañado durante seis meses en el Departamento de Archivos del diario Crónica y cuando mi contratista me dijo: “es tuya”, sentí una enorme emoción. Transcurría la década de los ´70 y no todos teníamos la posibilidad de contar con un instrumento de alta tecnología. Mi padre me había prometido que para “más adelante me iba a comprar una” pero todo quedó en promesas. Todavía, a pesar de los años, recuerdo el sonido del teclado mientras escribía y ese martilleo contra la cinta bicolor roja y negra. Y ni qué hablar del duro mecanismo y del choque frecuente de las paletas metálicas que llevaban la letra disparada hasta el papel. Pero uno cargaba esa maleta de estuche plástico con orgullo acreditando, un superpoder, una diferencia sustancial entre esos periodistas que escribían en anotadores.



 Las cosas cambiaron y ya nadie se acuerda de los artefactos mecánicos portátiles, salvo los nostálgicos que piensan en un pasado romántico. Es el caso de Angelina Jolie quien quería hacerle un regalo de bodas muy especial a Brad Pitt. La actriz sabía que su pareja hacía bastante tiempo estaba en búsqueda de un tesoro: la máquina de escribir de Tennessee Williams. 




Convencida en dar el primer paso, se contactó con Steve Soboroff, dueño de una increíble cantidad de máquinas de escribir, incluyendo las que pertenecieron a  John Lennon, Marilyn Monroe, Joe DiMaggio, Jerry Siegel. La de Tennessee no estaba a la venta pero, en cambio, le ofreció la Ernest Hemingway. Se trataba de la última máquina de escribir que utilizó Ernest Hemingway antes de suicidarse. Jolie le gustó la idea y desembolsó 11.000 dólares de anticipo para quedarse con la reliquia, más cuando se enteró del precio real de la máquina, le temblaron las piernas: 250.000 dólares. Sin pensarlo demasiado la actriz desistió de la operación. 




  Cabe señalar que la esposa de Pitt no pidió el reembolso del dinero, pues ya no quería la máquina de escribir; no obstante, Soboroff le devolvió el monto depositado.
 Jolie, de todos modos, gratificó a su marido con un lujoso reloj de pulsera platino de la marca suiza Patek Philipe, una de las más prestigiosas del mundo, y este pequeño obsequio reemplazó a la monótona tecleadora.