Friday, June 19, 2015

RUFINO ME CUENTA HISTORIAS







Todavía con la resaca a cuestas después de la presentación de mi novela policial Carne en flor, y recién despertando de los elogios de amigos; me sumerjo en las aguas del mar Pacífico y voy a la búsqueda de ese último merlín humano que sigue amarrado a su historia en Cabo Blanco. Hace un tiempo, después de saber que la mítica embarcación Miss Texas regresara a esas costas, tuve el deseo de organizar el segundo encuentro de “El mar de Hemingway”, contando con los buenos augurios de mis amigos hemingwayanos, pero todo quedó en el intento, fue una especie de deseo incumplido que alguna vez se concretará. Claro que el tiempo siempre juega una mala pasada y no siempre va a estar esperando mi decisión el gran Rufino. Cuando digo Rufino estoy nombrando a Rufino Tume, quien en su juventud fue el capitán del Miss Texas, el barco que solía elegir el autor de Por quién doblan las campanas, que todavía flota frente al malecón. Y allí está el anciano, acariciado por una nube de tiempo y acorralado por la brisa marina que llega hasta su poltrona en el porche de su casa. Y allí está, cercado por las historias que guarda en la caja china donde aparecen otras historias que se asemejan al laberinto borgiano. Como muchos lugareños, en su juventud fue pescador, pero luego se convirtió en el capitán de un barco pesquero, el único que subsiste de aquella época, ya que fue restaurado. Y entonces la acuarela pinta la ruta sinuosa que se desliza hasta llegar a Cabo Blanco donde el mar está repleto de yates y barcos pesqueros. La mayoría de las casas está pintada de color durazno o violeta, los mismos tonos en que se presenta el caracol spondylus, que abunda en la zona y fue usado como bien de prestigio en las sociedades preincaicas. Hoy se lo ve adornando los frentes de las casas, en artesanías colgantes y en joyas –en su versión pulida– que se encuentran en la feria de artesanías de Máncora.




El restaurante Black Marlin es otro punto insoslayable en Cabo Blanco. No sólo por su abundante “fuente de mariscos” sino porque Francisco Chávez Rondoy, encargado del local, sabe al detalle la historia de este pueblo de pescadores, reconocido en el mundo por la pesca del merlín negro, muy parecido al pez espada, que alcanza hasta cinco metros de largo y 700 kilos de peso. En los alrededores se pescan lenguados, róbalos, meros y corvinas, entre otras variedades, pero el merlín negro es símbolo del lugar, ya que en 1953 tuvo lugar un record: el estadounidense Alfred Glassell Jr. pescó un ejemplar de 707 kilos. La hazaña de este filántropo, deportista y aventurero se conoció en el jet set mundial, lo que atrajo a Cabo Blanco a personajes como el príncipe de Edimburgo, el comediante Bob Hope, el empresario Nelson Rockefeller y la bella Marilyn Monroe. Todos querían experimentar la emoción de la pesca de altura pero no tuvieron la misma suerte que su compatriota. La historia llegó también a oídos del escritor Ernest Hemingway, quien en 1952, un año antes, había publicado su novela El viejo y el mar.




En el malecón de la aldea, una pintura que muestra el rostro del escritor sobre el fondo de una ola recuerda su paso por allí, en 1956. Muchos dicen que Cabo Blanco inspiró la ficción que le valió los premios Pulitzer y Nobel de Literatura, aunque en realidad ya había escrito El viejo y el mar cuando llegó a la costa peruana, donde permaneció durante 33 días. Hemingway se alojó en el Club de Pescadores, que hoy está abandonado y en ruinas. Chávez Rondoy, acodado en la barra del restaurante, habla de tres pobladores que acompañaron al escritor en sus salidas de pesca y sus noches de copas. Pablo Córdoba, quien falleció el año pasado, era su barman preferido. A pesar de estar en la tierra del pisco, parece que “Ernesto” –así lo llaman por aquí– prefería el mojito. Pero camino a El Ñuro todavía se encuentra a Máximo Jacinto Fiesta, de 91 años, el encargado de prepararle las carnadas, quien logró atrapar a un merlín de 510 kilos. La prueba es una foto de Hemingway con su presa que adorna una de las paredes del local.





 “Ernesto era un gringo muy buena gente” sostiene Rufino, de 90 años, quien sueña con abandonar su bastón y volver al mar como en aquellos días en que se embarcaba en el Miss Texas y llevaba mar adentro al escritor y a su esposa, Mary Welsh. Durante 33 días, Rufino fue como Manolito, el joven que acompañaba al veterano pescador de El viejo y el mar. Cuando Hemingway dejó Perú mantuvo correspondencia con Rufino durante largos años e incluso lo invitó a Cuba para eventos de pesca deportiva. El recuerdo de aquellos días de aventuras está plasmado en una foto, que muestra a Hemingway sobre la cubierta del yate rodeado por un grupo de jóvenes entre los que se destacan los sonrientes Fiesta y Rufino. El anciano sonríe y aferra la foto contra el pecho en un gesto de nostalgia, un sentimiento que lo hace despertar cada día a las 3 de la madrugada para ver desde el porche de su casa cómo parten los pescadores. Luego duerme un poco y vuelve a sentarse en su sillón de mimbre antes de las 13, para verlos regresar, replegar las redes y bajar los canastos de pescado. Y cada atardecer lo encuentra en el mismo lugar, escuchando el sonido de las olas y con la mirada fija en el incierto horizonte del mar.




La mirada con esos ojos acuosos casi mimetizados a los de un merlín en vuelo, giran repentinamente hacia una nube y como destino señalado ese lugar de pescadores casi olvidado vuelve a renacer cuando a través de la fundación peruana Inkaterra  la vida del pueblo se agiganta. Es porque la Miss Texas nuevamente está en su casa llamando a los pescadores. Y la noticia no es que algo ha cambiado, sino que todo sigue igual gracias a los buenos emprendedores que decidieron cerrar la aventura con el pasado. Así entonces, el fundador de Inkaterra, José Koechlin, y el capitán de la Miss Texas, Norm Isaacs, estuvieron presentes en el Miami International Boat Show (13-17 de febrero, Miami Beach Convention Center), una de las convenciones más famosas en el mundo de la navegación. Era ocasión propicia para presentar a la icónica embarcación Miss Texas – reconocida por tener a Ernest Hemingway y Alfred Glassell Jr. a bordo–, luego de haber sido restaurada por Inkaterra, como también el resurgimiento de Cabo Blanco como un hotspot para la pesca recreativa. Según Norm Isaacs, el Miami Boat Show es uno de los eventos más influyentes para relanzar el destino Cabo Blanco. Autoridad de la pesca deportiva que condujera un show en ESPN, el capitán Isaacs fue capaz de reconocer entre los amantes de la pesca una gran expectativa por los proyectos de Inkaterra al norte del Perú.




“El mundo de la pesca, sobre todo aquellos con un interés en la pesca de altura, están muy informados de la historia de Cabo Blanco. Pescar allá está en los planes de casi todos los pescadores deportivos”, dijo. También le llamó la atención la enorme respuesta que generó la noticia del merlín negro (Makaira indica) de 250 libras, avistado en enero pasado durante la segunda excursión de la Miss Texas. “Casi todos sabían sobre ello, la noticia se esparció como pólvora. Me preguntaron unas cien veces sobre el merlín que vimos saltar. Todo lo que necesitamos es pescar un par, tomarles buenas fotos, y el interés se disparará por los cielos. No puedo imaginarme qué ocurriría si logramos pescar uno grande”, declaró el capitán.

Hemingway seguramente andará rondando por esas callecitas y Rufino ya no estará tranquilo.








5 comments:

Anonymous said...

Buenas dias!


Como se puede haber la direcion postal de Ricardo A. Koon
por comprar su libro "Èl ùltimo leòn"?

donde y come se puede comprar este libro?

Gracias de todo informaciones.
Buenas noce!

Francesco Frattolin
via Conciliazione, 61
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(Venezia) ITALIA

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