Saturday, June 06, 2009


EL LEÓN CON ALAS DE HEMINGWAY

Candela Votto ilustró el cuento vegetariano de Ernest Hemingway con una capacidad creativa inimaginable. Como buen abuelo quise quedar bien con Oliver. Golpe y al suelo: para Victoria el dibujo era una bazofia. No voy a juzgarla. Victoria cada vez que digo "Hemingway", me mira profundamente y yo entiendo que le molesta tanta moraleja. Yo no sé si mi estado paranoico me deja distinguir un buen relato de una basura, pero este juicio de Victoria me cayó apresurado. Y en verdad ante el desprecio lo mejor es trasponerse. Mi propósito era que el pequeño Oliver conociera el cuento EL LEÓN BUENO, que humanamente es metafórico. Para mí tiene una ternura tan profunda que hasta se puede dudar si realmente Hemingway lo escribió. Digo esto porque a Papa se lo ve tan recio, tan despreciativo, tan poco humano, que esta suerte de literatura no parece salida de su imaginación. "Es un relato para un chico de 6 años", sentenció Victoria como si fuera Ana María Shua. La miré con marcado dolor. Largar un juicio de valor sin el menor conocimiento es un atropello. Obviamente no estoy de acuerdo con su parecer, hay historias que escapan a los ciclos evolutivos. Este cuento tiene muchos disfraces que van desapareciendo a medida que transcurre el relato.¿Un león que come pasta?¿Un león que vuela a Venecia?¿Un león amigo de los Arrigo Cipriani, con mesa reservada en el Harry's Bar?.Le tendría que decir a Victoria que con esta ficción Hemingway pasa de ser un ampuloso a la categoría de escueto, de dañino a benigno, de cabrón a buen señor.¿Me entenderá?.

"Pero este león, al que amamos porque era tan bueno, tenía alas en su lomo y todos los demás leones se burlaban de él a causa de ello".

Este buen león, el león de los sueños, el león amigo, es el que tengo ganas de encontrar para cuando vuelva a ser niño.

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