LA CASA DE HEMINGWAY
Uno se da cuenta que en el camino de la vida, las pérdidas son necesarias. Desde la mirada biológica, observamos que el crecimiento es un proceso crítico y que la realidad del cambio no da posibilidad de mirar atrás. Si acaso lo hacemos, si pretendemos guardar en un puño al pasado, esa cuota de nostalgia y melancolía nos dejará paralizados y aferrados a un tiempo que nunca volverá. Con los bienes materiales también nuestra estructura tambalea. Aquella silla, ese reloj, acaso el cuaderno de notas, son talismanes sensibles al tacto y al chasquido de la memoria ¿Y los aromas y perfumes que aún juguetean con nosotros? Todavía recuerdo ese olor que invadía la casa de mis abuelos y el refresco de granadina que calmaba mi sed en el verano. Todo pasa. Jamás pude borrar la fragancia de los jazmines en el patio de la casa y la triste humedad de la pared en el cuarto de baño. Todo es una melodía, un lienzo sin terminar, un cuento inconcluso, un poema que golpea al cerebro en la madrugada.
Digo esto porque acabo de recibir la noticia de que la casa donde vivió Hemingway durante su infancia y se recuperó de las heridas de guerra a su regreso de la Primera Guerra Mundial, está en venta. La residencia de Oak Park, amada por la madre del escritor, habitada en 1906, cuando Ernest tenía 7 años, tiene cartel de despedida.
Hemingway vivió en Oak Park los momentos más importantes de su vida. Hablamos de las raíces de ese tallo verde, de su contacto con las praderas y bosques, de su despertar al aire libre y tuteo con la naturaleza. También allí Grace lo paseó por museos, lo sentó en los teatros de ópera y le mostró esos lienzos gigantes pintados por artistas
En Oak Park recibió su única educación formal y el inicio de la educación religiosa. Allí quedaron sus peleas, enojos y la necesidad de escaparse para no ser domesticado. Hemingway nunca la amó, tal vez porque allí sufrió disfrazado de mujer, tocando el violín y expuesto a ver la muerte que su padre le mostraba sin razón.
La Fundación Ernest Hemingway de Oak Park es dueña de esta propiedad y la pone a la venta con la esperanza de encontrar un comprador que aprecie el legado literario. La había adquirido a un particular en el 2002. Fue diseñada por el arquitecto Henry G. Fiddlke en colaboración con Grace Hall Hemingway. La casa de Hemingway esta ubicada en 600 N. Kenilworth y consta de tres apartamentos, cada uno de ellos tiene dos dormitorios.
La Fundación se reserva el dominio de otra propiedad donde nació Ernest y que fue refaccionada en 1999, con motivo del centenario del natalicio del escritor. Allí funciona el Museo con toda la espiritualidad de Ernest y la buena voluntad de las guías quienes hacen que Hemingway siga vivo.
John W. Berry, presidente de la Fundación, tiene mucha fe de encontrar un comprador o un grupo de inversores que aprecien esta oportunidad. No es ingenuo, sabe perfectamente que muchos audaces ofertarán un precio sin reconocer la carga legendaria del inmueble. Otra posibilidad es que la familia asuma el compromiso y se quede con el libro de recuerdos. En lo personal, mis amigos y seguidores, no cuentan con la maleta de dólares para soñar con la compra de este ícono. Si por casualidad, alguno se atreve, le dejo un correo: johnwberry@mac.com Se reciben ofertas.Hemingway espera.
ALGO MÁS SOBRE LA CASA
Ya pasaron unos días y como era de esperarse aparecieron los interesados. John W. Berry, nos informa como marcha el operativo.
Hemos recibido dos ofertas firmes para la compra de la casa, ambas de familias tradicionales de Oak Park.
Las dos han expresado su deseo de restaurar la propiedad, reconstruir en algún momento la sala de música y permitir el uso ocasional del espacio para programaciones educativas.
Un Subcomité de Fundación va a estudiar todas las ofertas y hará una recomendación a la Junta de directores sobre las mejores propuestas.
Como usted sabe, la casa sólo podrá modificarse con la aprobación del pueblo y del Comité de Preservación de Oak Park.
Ambas familias han confirmado que no planean ningún trabajo exterior salvo la reconstrucción de la sala de música.
La Fundación hubiera deseado que continuara la Universidad Dominicana, pero los compradores potenciales, para honrar el valor cultural y literario de la propiedad, desean que sólo este espacio se dedique a la memoria de Ernest Hemingway.
Saludos, John W. Berry
EHFOP Presidente
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