LOS MOCASINES DE HEMINGWAY
Me resulta extraño que Thomas Raymond me envíe un correo. Obvio, entiendo a los norteamericanos en esto de seducir con los mensajes, pero eso de que en los próximos días voy a recibir un par de mocasines Hemingway, me da risa. Digo esto porque cuando estuve en Finca Vigía y vi los mocasines de Ernest casi caigo desmayado. El tamaño de ese calzado era tan impresionante que por prudencia solo hice un comentario a mi relator, en voz baja, casi en secreto: “¿Es real?”. "Usted que cree", me respondió. Ahora Patrick Hemingway, con sus 82 años, acaba de aprobar una nueva línea de zapatos inspirada en la mística de su padre. La compañía Schnee’s and Shoes dentro de 90 días los pone a la venta para usarlos sin medias como le gustaba a Ernest.
Los zapatos de piel de bisonte y becerro cuestan entre 150 y 235 dólares y pueden hacerse a pedido. Thomas Raymond me dice en su mensaje que “un Hemingway no debe faltar en su botinera” y me azucara con la idea de enviarme un par de mocasines color bermellón. Le voy a responder que no uso mocasines, que el color bermellón no me agrada y que de ser posible solamente me remita el catálogo para tenerlo de recuerdo.
Esto de aprovechar al viejo marinero no es nuevo, ya conocemos los muebles, las camisetas, las lapiceras, los relojes, las cañas de pescar, la ropa deportiva, los anteojos, las agendas, los perfumes y ahora los mocasines. Todo vale para seguir usando el nombre en beneficio del bolsillo.
1 comment:
''casi caigo desmayadooo'', viejo trolo, gay reprimido y fetichista, hemingway te daria una paliza
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