Uno como investigador muchas veces supone cosas. Después chequea datos y pregunta a otros colegas si son creíbles las referencias. Generalmente se discute; apasionadamente cada cual da su opinión, pero en la mayoría de los casos el punto final siempre es en soledad. El investigador que no se juega es un cobarde.
Desde hace tiempo se viene insistiendo en la bisexualidad de Ernest. Recuerdo que cuando en el Foro Cubano de 2007, este cronista habló sobre la bipolaridad de Hemingway, todos me miraron asombrados y sentí que me decías: “de eso no se habla”. Claro, parece ser que ciertos personajes son más de bronce que de carne y hueso y su situación estatutaria los inhibe de ser pecadores. Uno calla, pero la bisexualidad de Hemingway no era secreta. Ya sabemos de esa historia infantil con ropa de mujer, de la madre acariciando a su alumna de música, de las recomendaciones de Gertrude, Zelda, Dos Passos, en fin, la lista sería enorme. Cuando “Hem” escribe “El jardín del Edén” algo nos está diciendo. Cuando habla sobre Gregory hay todo un mensaje. Ahora… ¿quién se atreve a decir lo que se supone? Gatti, Recchia, Arenas… no, su nieto John Hemingway, el hijo de Gregory. Y lo hace con la altura que merece el tema. Desde ya que su libro es para un público acotado. Y los que tenemos la suerte y el beneficio de conocerlo no hacemos olas en el océano. Pero ahora la cosa es distinta, el periodista Mauricio Hernández de la revista Caras, versión mejicana, avanza con un reportaje donde John cuenta pelos y señales sobre la relación de su padre y abuelo. Lean el texto y después sigo:
La descendencia de Hemingway. Una "Extraña Tribu".
John Hemingway es autor del libro Strange Tribe: A Family Memoir; su padre, Gregory cambió de sexo; y su abuelo, Ernest, ganó el premio Pulitzer y el Nobel de Literatura.
Por: Mauricio Hernández
Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la familia de John Hemingway es una Tribu muy extraña.
John nació y creció en Florida mientras su padre estudiaba medicina en la Universidad de Miami. Ahí vivió hasta que cumplió 17 años, ahí empezó a descubrir su gusto por la literatura (tanto hacerla como consumirla). Emigró a Connecticut para concluir el bachillerato y al finalizar se cambió de costa y decidió estudiar historia en la Universidad de California en Los Ángeles.
“Soy una persona muy accesible, con un temple dominante - herencia familiar, sin duda - feliz por las publicaciones de mis escritos, a quien le gusta hablar con la gente y viajar”, cuenta John a Caras. “Escribir no es un pasatiempo, es una pasión y una profesión; me gustaría ser recordado como un buen escritor, aunque sin duda también me recordarán como el nieto de Ernest Hemingway”.
El joven Hemingway nos cuenta del divorcio de sus padres (cuando él tenía seis años), generado, principalmente, por los problemas que tenían los dos, pero que a pesar de ello, considera como una relación no del todo mala. También platica de la convivencia con sus diez hermanos y la excelente relación que lleva con su hermana mayor Lorian.
A pesar de las creencias populares, el contar con el apellido Hemingway no fue una ventaja para que John pudiera imprimir Strange Tribe: A Family Memoir. “No fue fácil encontrar un agente literario; tuve tres antes de dar con el correcto. Envié mi libro a tres diferentes editoriales antes de que mostraran interés por él. Puedo decir que tuve algunos beneficios por mi apellido, pero no es tan fácil como la gente piensa”, concluye.
John afirma que buscaba develar el contradictorio comportamiento de Ernest Hemingway. “Crecí con la imagen de mi abuelo como el supermacho, pero quise escribir algo que se ha discutido por años, su bisexualidad. Lo que analicé, y que es diferente de lo que todos sus biógrafos no pudieron lograr, fue mostrar las similitudes entre mi padre y mi abuelo”, asegura John.
El escritor asegura que el motivo de su libro es “... comprender la relación entre mi padre y mi abuelo, ya que mi papá fue una persona diferente en todos los sentidos: travesti en la adolescencia y en 1992 se realizó una operación de cambio de sexo”.
“Para mi fue relativamente difícil asimilar la operación transgénica que se realizó mi padre; principalmente porque la imagen de Ernest siempre estuvo presente, aunque los dos tenían muchas similitudes.
“En las investigaciones que realicé, más lo que los académicos y estudios acerca de mi abuelo han comentado desde la publicación de la novela póstuma El jardín del Edén, se deja entrever que mi abuelo ya hablaba del cambio de género.
“Strange Tribe: A Family Memoir”, empieza en el momento en que mi abuelo vio a mi padre ponerse uñas postizas cuando tenía 12 años", recuerda John. “Ernest no le dijo nada a mi padre en ese momento, pero después comentó con él: "Diggy (como le decían), tú y yo provenimos de diferentes tribus extrañas", la frase me pareció apasionante”.
Bueno, aquí todos los especialistas se callan y los familiares hablan. El libro no ha sido un éxito pero eso no importa. John nos está dando letra fina y lo más curioso es que la versión se socializa a través de un medio no especializado. Caras tiene un público característico y, a mi entender, esta noticia no le agrega nada a la colonia que sigue la publicación ¿Y a nosotros?...a nosotros tampoco. Hemingway sigue siendo el transgresor de siempre y por eso está vigente.
En verdad de no haber sido por John, todos hubiéramos mantenido un silencio hipócrita y en esta bolsa, también pongo a Valerie Danby-Smith, quien fuera la esposa de Greg con quien tuvo tres hijos y aunque su vida de relación fue ciertamente trastornada por el desequilibrio de “Gigi” eso no la hace inocente.
Hasta diría en el ánimo de mostrar la cara limpia, que esa suerte de festival machista que siempre fueron los Sanfermines, desde hace tiempo vienen exhibiendo su fotografía gay, lésbica, transexual y bisexual. Existen zonas gayfriendly específicas y sitios gays que coinciden con las infraestructuras de todo el año. John es un activo participante a los festivales donde su abuelo supo tener coronita.
Como vemos nada es novedoso y todo despierta comentarios que en definitiva no hacen otra cosa que iluminar más el rostro de Hemingway.
Importa saber si Ernest era bisexual. Eso es literatura…¿literatura?.
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