EL HEMINGWAY DE SAN ISIDRO
Transcurren los primeros días de mayo y mis amigos latinos no se cansan de enviarme fotos burlonas de un Sarkozy abatido, en decadencia después de su derrota electoral. Me entristece la instantánea de Carla Bruni con su rostro desfigurado por el botox; en medio de tantas frivolidades, recuerdo que debo subir mi posteo. Antes de hacerlo advierto que ya son 19 los políticos que cayeron en desgracia desde hace cuatro años. Un récord de despedidas y fracasos. Chequeo las estadísticas y compruebo que los franceses no leen mi bitácora, presiento que nos les interesa, que debe resultarle una estupidez. Observo que hay ingresos desde Rusia, Alemania, Italia, Polonia, Portugal, España, Estados Unidos, Perú, Chile, México, Colombia, Uruguay…pero de Francia: nada.
No me disgusto, voy a lo mío. Como cada mayo, a Madrid le llegó su San Isidro. El Patrón de Madrid, el benefactor de los campesinos, el santo de quienes acuden para que llueva. Y con eso de que el agua santifica y purifica, este año más que nunca, a San Isidro debería prendérsele una vela. Su nombre completo era Isidro de Merlo y Quintana.
Recuerdo que cierta vez me relataron la historia de la “olla de San Isidro”. Se cuenta que cada año nuestro amigo organizaba una gran comida popular donde eran invitados los más pobres y marginados de Madrid. Sin embargo, en una ocasión el número de comensales superó lo previsto y la comida que había preparado no llegaba a cubrir las necesidades de los convocados. Isidro metió la carne y las verduras en la olla, miró a los presentes y tapó la cacerola. La precaria comida se multiplicó "milagrosamente". Panza llena, corazón contento. Crease o no, hubo alimento para todos.
Otra de las anécdotas más conocidas dice que Isidro fue labrador y que a lo largo de su vida tuvo un gran aprecio por los animales. En ningún momento maltrató a los bueyes y a los otros animales de trabajo de la hacienda, todo al contrario. La leyenda explica que un día de invierno y mientras se dirigía al molino con un saco de granos, sintió compasión de los pájaros que en la nieve ya no encontraban alimento y estaban a punto de morir. Isidro limpió un pedazo de tierra apartando la nieve y vació allí la mitad del saco. Al llegar al molino resultó que el saco estaba tan lleno de granos como antes. No sé si todo este preámbulo sirve para contar la realidad que hoy viven los españoles, pero lo cierto es que en mayo, a Madrid se le cuelga el santo.
Hasta tal punto se incorpora la mística a la Feria de San Isidro, que tendrá un contorno distinto en la Plaza de Ventas. En los exteriores de ese predio se levantará un recinto de 800 metros cuadrados durante 33 días, donde se realizarán actos culturales y habrá cabida a todo tipo de disciplinas. La llamada Feria del Arte y de la Cultura (FACT) estará dedicada este año a Ernest Hemingway y será inaugurada hoy por el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, la presidente de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, la Alcadesa de la Ciudad, Ana Botella y el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Al día siguiente el novelista mantendrá una charla con Fernando Sánchez Dragó, titulada “Conversación en la Catedral del Toreo”. Luego Fernando Arrabal seguirá con “Toros, Rinocerontes y Patafísica” y el 9 de mayo mi amigo Fernando Savater, arremeterá con su exposición “Arte, Crueldad y Traición”.
No me disgusto, voy a lo mío. Como cada mayo, a Madrid le llegó su San Isidro. El Patrón de Madrid, el benefactor de los campesinos, el santo de quienes acuden para que llueva. Y con eso de que el agua santifica y purifica, este año más que nunca, a San Isidro debería prendérsele una vela. Su nombre completo era Isidro de Merlo y Quintana.
Recuerdo que cierta vez me relataron la historia de la “olla de San Isidro”. Se cuenta que cada año nuestro amigo organizaba una gran comida popular donde eran invitados los más pobres y marginados de Madrid. Sin embargo, en una ocasión el número de comensales superó lo previsto y la comida que había preparado no llegaba a cubrir las necesidades de los convocados. Isidro metió la carne y las verduras en la olla, miró a los presentes y tapó la cacerola. La precaria comida se multiplicó "milagrosamente". Panza llena, corazón contento. Crease o no, hubo alimento para todos.
Otra de las anécdotas más conocidas dice que Isidro fue labrador y que a lo largo de su vida tuvo un gran aprecio por los animales. En ningún momento maltrató a los bueyes y a los otros animales de trabajo de la hacienda, todo al contrario. La leyenda explica que un día de invierno y mientras se dirigía al molino con un saco de granos, sintió compasión de los pájaros que en la nieve ya no encontraban alimento y estaban a punto de morir. Isidro limpió un pedazo de tierra apartando la nieve y vació allí la mitad del saco. Al llegar al molino resultó que el saco estaba tan lleno de granos como antes. No sé si todo este preámbulo sirve para contar la realidad que hoy viven los españoles, pero lo cierto es que en mayo, a Madrid se le cuelga el santo.
Hasta tal punto se incorpora la mística a la Feria de San Isidro, que tendrá un contorno distinto en la Plaza de Ventas. En los exteriores de ese predio se levantará un recinto de 800 metros cuadrados durante 33 días, donde se realizarán actos culturales y habrá cabida a todo tipo de disciplinas. La llamada Feria del Arte y de la Cultura (FACT) estará dedicada este año a Ernest Hemingway y será inaugurada hoy por el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, la presidente de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, la Alcadesa de la Ciudad, Ana Botella y el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Al día siguiente el novelista mantendrá una charla con Fernando Sánchez Dragó, titulada “Conversación en la Catedral del Toreo”. Luego Fernando Arrabal seguirá con “Toros, Rinocerontes y Patafísica” y el 9 de mayo mi amigo Fernando Savater, arremeterá con su exposición “Arte, Crueldad y Traición”.
La figura de Hemingway estará presente con la colección de cuadros del artista plástico Jaime Queralt y con el cartel anunciador de la muestra que realizó Eduardo Arroyo. Mi mente vuela: como olvidar aquella foto de 1959, cuando Ernest aparecía en la Plaza de Toros de Las Ventas y como dejar de pensar en ese centro histórico de Madrid al que se lo puede considerar la "Tierra-Hemingway". La fiesta continuará con una muestra de fotos que ya fue expuesta en las Bodegas Paternina, titulada "Tinta, Sangre y Vino" y que ahora será exhibida al público madrileño. Esas placas de enorme valor testimonial, fueron presentadas con motivo del 50 aniversario de la muerte del escritor norteamericano en Logroño. Hemingway en setiembre de 1956 visitó la bodega y cató los vinos envejecidos en los calados del siglo XVI de la bodega, junto al torero Antonio Ordóñez. Además los organizadores, el 7 de junio presentarán en la Fiesta Literaria, los trabajos que participaron del Concurso de Relatos Cortos, donde uno de los trabajos finalistas "La leyenda del vino" pertenece a este insoportable hemingwayano.
Finalmente se montará la obra de Francisco Cano, el fotógrafo decano del toreo.
Finalmente se montará la obra de Francisco Cano, el fotógrafo decano del toreo.
Mayo es un mes de gloria a pesar de que para muchos españoles estos eventos son gastos imprudentes en un momento de enorme crisis.
Es cierto, a veces la realidad no circula a la par con la ficción y otras es pura literatura.
Es cierto, a veces la realidad no circula a la par con la ficción y otras es pura literatura.
"Yo llego al mundo de los toros por la literatura, como a tantas cosas en mi vida. Yo llego al mundo de los toros por Hemingway. Yo llego al mundo de los toros por Fiesta. Hemingway ha sido mi maestro. No solo un maestro de literatura, sino también un maestro de vida. Qué duda cabe que yo he intentado imitarlo un poco en su estilo de vida. Cuando yo tenía quince o dieciséis años leí el libro de Hemingway y quedé tan fascinado por su descripción de los sanfermines que empecé a aficionarme y, el día en el que Hemingway se suicidó –fue en 1961- y la chica del servicio de casa de mis padres me lo contó, me entró tal llantina que me fui al retiro y estuve más de una hora llorando a lágrima viva".FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ
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