EL EXTRANJERO, EL DE TRAJE AZUL Y EL DE CORBATA VIOLETA
Emblemático café Rond Point. 14.30. Lunes. En algunos minutos llegará Eneas Federici para hablar de un tema personal. En medio de la lenta espera observo a un grupo de señores de saco y corbata que dialogan relajadamente. Beben whisky y saborean saladitos. Uno es extranjero, su acento lo delata. Habla un castellano gangoso. Los dos restantes parecen empresarios. Están groseramente desparramados en las sillas. Hasta mi mesa llega la voz del más conversador: “¡Qué mal gusto el de Bush, comerse a la Rice habiendo tanta Barbie suelta!”. Le responde el de traje azul: “Uno con la negra y el otro con la gordita becaria”. El extranjero prefiere salir del comentario vulgar y llevarlos al tema que le preocupa: “¿Vieron la foto de la playa de Torregaveta, el balneario al sur de Nápoles?”.Silencio. Desconocimiento. “Las dos nenas muertas en la arena y los bañistas tomando sol ¿todo por ser gitanas?”. El enemistado con el presidente norteamericano trata de imponerse: “¡Son todos iguales, el MacCain que quiere ser el sucesor de Bush no maneja una computadora, no sabe lo que un e-mails, todo lo hace el equipo!”. Le responde el de corbata violeta: “Son todos garcas, esperen unos meses y la bola de mierda nos ensuciará a todos porque se viene la diarrea bursátil y al negro no le va a alcanzar los jardines de la Casa Blanca para tapar la bosta”. El extranjero sigue preocupado por la conducta indiferente de los napolitanos y de sus compañeros de mesa: “Cuando empiezan con los gitanos se termina con los campos de concentración”.
Aparece Federici , me saluda y se sienta. Mira al sector de la barra buscando al mozo que lo atienda. “Ayer leí que Scott Fitzgerald al momento de morir tenía sobre su mesa de noche el libro de Hemingway Por quién doblan las campanas. Me acordé de usted y quería decírselo porque hoy es el cumpleaños de él. Seguro que para usted esto es una obviedad, pero se lo comento porque el domingo fue el día del amigo y no lo saludé”.
El de traje azul, el de corbata violeta y el extranjero, se levantan y salen del café. Suben a un BMW bordeaux y se marchan. Federici me pregunta: “¿Los conoce?”. Le respondo: “Son de la CIA y vienen por mí”.
Emblemático café Rond Point. 14.30. Lunes. En algunos minutos llegará Eneas Federici para hablar de un tema personal. En medio de la lenta espera observo a un grupo de señores de saco y corbata que dialogan relajadamente. Beben whisky y saborean saladitos. Uno es extranjero, su acento lo delata. Habla un castellano gangoso. Los dos restantes parecen empresarios. Están groseramente desparramados en las sillas. Hasta mi mesa llega la voz del más conversador: “¡Qué mal gusto el de Bush, comerse a la Rice habiendo tanta Barbie suelta!”. Le responde el de traje azul: “Uno con la negra y el otro con la gordita becaria”. El extranjero prefiere salir del comentario vulgar y llevarlos al tema que le preocupa: “¿Vieron la foto de la playa de Torregaveta, el balneario al sur de Nápoles?”.Silencio. Desconocimiento. “Las dos nenas muertas en la arena y los bañistas tomando sol ¿todo por ser gitanas?”. El enemistado con el presidente norteamericano trata de imponerse: “¡Son todos iguales, el MacCain que quiere ser el sucesor de Bush no maneja una computadora, no sabe lo que un e-mails, todo lo hace el equipo!”. Le responde el de corbata violeta: “Son todos garcas, esperen unos meses y la bola de mierda nos ensuciará a todos porque se viene la diarrea bursátil y al negro no le va a alcanzar los jardines de la Casa Blanca para tapar la bosta”. El extranjero sigue preocupado por la conducta indiferente de los napolitanos y de sus compañeros de mesa: “Cuando empiezan con los gitanos se termina con los campos de concentración”.
Aparece Federici , me saluda y se sienta. Mira al sector de la barra buscando al mozo que lo atienda. “Ayer leí que Scott Fitzgerald al momento de morir tenía sobre su mesa de noche el libro de Hemingway Por quién doblan las campanas. Me acordé de usted y quería decírselo porque hoy es el cumpleaños de él. Seguro que para usted esto es una obviedad, pero se lo comento porque el domingo fue el día del amigo y no lo saludé”.
El de traje azul, el de corbata violeta y el extranjero, se levantan y salen del café. Suben a un BMW bordeaux y se marchan. Federici me pregunta: “¿Los conoce?”. Le respondo: “Son de la CIA y vienen por mí”.
LA PIPA DE HEMINGWAY - UN BLOG HECHO LIBRO - MUY PRONTO EN LAS LIBRERIAS- LA PIPA DE HEMINGWAY - UN BLOG HECHO LIBRO -
1 comment:
Suprimiría el ''y vienen por mi''; igual, este blog no deja de ser mi preferido. Feliz dia del amigo, viejo cabrón.
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