ESPERANDO EN PANAMÁ CON UN LIBRO DE BOTERO
El cubano se mete en nuestra conversación. Intenta ser simpático y no lo logra. Peca de maleducado. Es el típico personaje que se cree dueño de la verdad y sin permiso quiere demostrar que es un sabio. Lo dejamos hablar porque su tono de voz caribeña no deja de ser seductora: “¿Por qué no hablan de Camilo Cienfuegos, comandante de la guerrilla cubana, que después de la caída de Batista y cuando salió del aeropuerto de Camagüey en una avioneta con destino a La Habana, le mandaron un avión para buscarlo con el comandante Scafury y la nave fue derribada porque dijeron que era una “avioneta pirata”? Ahí se terminó para siempre la persona que podría habérsele plantado al comandante Castro”. Estamos con René en el aeropuerto de Panamá en tránsito a Buenos Aires. Tenemos una espera de 3 horas. Dejamos La Habana donde todo parece seguir igual. Los cambios son lentos. No tuve tiempo de tomarme un respiro y saludar a la gente amiga. El viaje era reorganizar la tarea de ayuda a Daniela. Pierette y Victoria no podían hacerse cargo de la maniobra y Tessie, la siempre figura de primera línea, después de su experiencia amorosa con un funcionario sospechado, volvió a su tarea de enfermera doble turno. Daniela ya se mueve con bastones. Camina algo más de treinta pasos y se cansa. No han dicho que en los próximos 90 días deberá abandonar un bastón y caminar 600 metros. Su carácter ya no es el mismo. Está depresiva, totalmente ausente. Le confesó a René que no quiere vivir de esa manera. Todo esto lo sabe su hermano y su madre. Mientras esperamos en la cafetería del aeropuerto y después de despachar al cubano que intentó hacer proselitismo, le pido a René permiso para caminar un poco y ver un puesto de libros. Me detengo ante la obra de Juan Carlos Botero, el hijo del pintor colombiano Fernando Botero, ese artista conocido por sus gordas de rasgos mogólicos pero rellenas de una denuncia social sin excusas. El escritor que pasó por Buenos Aires hace un tiempo, acaba de publicar en España “Las semillas del tiempo”, un libro compuesto por 50 epífanos, textos breves y explosivos que están inspirados en la obra de Hemingway e impregnados de la violencia que no falta en Colombia. Si bien como afirma el autor “los epífanos son sucesos breves pero intensos que, en medio de su fugacidad, iluminan un rasgo esencial de la condición humana, y además lo hacen con mayor elocuencia que otros momentos más extensos”, este rebautizar de textos mínimos que no son otra cosa que microrrelatos, tienen su nombre en homenaje a las epifanías escritas por el irlandés James Joyce entre 1900 y 1903. Me interesa marcar que todavía no le encuentro la vuelta sobre la relación con Hemingway. Botero dice que “luego de una investigación de varios años vislumbré que Hemingway había inventado un nuevo género literario, algo sorprendente y revolucionario”, pero aclara: “a pesar de ser consciente del valor de su descubrimiento, nunca teorizó al respecto y denominó “bocetos”(sketches), un término infeliz, inadecuado para designar la forma nueva”. Tal vez Botero quiera establecer una semejanza en el clima de violencia y agitación de muchos de los textos de Hemingway e incluso en gran parte de de las corresponsalías. Posiblemente el tiempo de guerra y sus correlatos sirvan al autor de vidriera respecto de la Colombia golpeada desde hace años por la guerrilla. Uno advierte que los epífanos tienen carga de juego de traiciones y amenazas y la cuota de letra de asesinos y violentos. No creo que Botero con este libro nos quiera vender un “género original”. Desde hace tiempo la literatura es repetición, pero convengamos que no deja de ser un camino que nos sirve para reorganizar cierto terreno que algunos chapuceros maltratan. También rescato en este intento cierto grado de esperanza, de mejora, y eso es bueno, es sano, es balsámico. Una vez más Hemingway reaparece a pesar de sus bocetos no siempre analizados como género periodístico y mal interpretados como literatura.
LLEGA LA PIPA DE HEMINGWAY EN FORMATO LIBRO - UN BLOG HECHO LIBRO -
No comments:
Post a Comment