ROCK DURO EN LA NOCHE AMERICANA
El rostro de Antonio-un rockero renacido-se llenó de alegría. Hacía tiempo que esa cara triste no dibujaba una sonrisa. Trato de no estar arrepentido. Quiero no equivocarme. No sé si mi locura termina mal. Creo que es una locura sana. ¡Qué locura! Los socialistas me dieron vuelta la trucha. Nadie me apoya. Los valientes del clan que sentados a la mesa de negociaciones discuten la problemática universal, resultaron ser unos viejos de mierda. Vivieron al pedo. Mucha cáscara, mucho papel de seda, mucho poster en la pared de la habitación, mucho libro de Mao, pero al momento de la acción, terapia de revista budista. No tienen aventura. No saben caminar en la cuerda floja. No importa. El 11 de octubre, pase lo que pase, voy a acompañarlo a Antonio (con o sin muletas) al club Ciudad de Buenos Aires para ver la banda de Tommy Lee(Mötley Crüe), Rata Blanca, Viticus y D-Mente, en el maratón de rock del festival Pepsi Music. Me cago en lo que digan. Me río de los pibes que me vean llegar con el rockero vestido como hippie. A mi el rock pesado no me interesa. Sí quiero verlo a este tipo que después de 30 años de trayectoria todavía sigue golpeando los palillos en los tambores. Antonio me dijo que esto es mejor que un porro, más efectivo que un licuado de vitaminas, más poderoso que una botella de tequila. ¿Acaso los estúpidos socialistas no se dieron cuenta que la terapia del rock duro, las chicas prostitutas, la droga y el alcohol, es mejor que el sermón tibetano? Al rockero no le puedo hablar de la reconstrucción del ser a partir de la negación del Yo y de la resistencia al placer provocada por la relación temprana de una psiquis no evolutiva. A este reo hay que darle máquina, una inyección de adrenalina y sale caminando del recital como bebe después de la teta. La convencí a Lucy para que me acompañe. Ahí se va a dar la ceremonia del reencuentro. Un padre hijo de puta y una hija negadora. A Antonio el show puede cambiarle la vida. A mí me modifica. Después de todo, uno se da cuenta que para poder ser hay que dar. De nada sirve la declaración de guerra sin batalla. La mesa sin pan. El libro sin lector. Daniela está de regreso y ya es otra mujer. Antonio con todos sus rollos es otra persona. La muerte debe esperar porque entre el rock y Truffaut, otra vez se metió Hemingway y llamó a “La noche americana” para que en una Harley Davidson el camino vuelva a ser una travesura inolvidable.
El rostro de Antonio-un rockero renacido-se llenó de alegría. Hacía tiempo que esa cara triste no dibujaba una sonrisa. Trato de no estar arrepentido. Quiero no equivocarme. No sé si mi locura termina mal. Creo que es una locura sana. ¡Qué locura! Los socialistas me dieron vuelta la trucha. Nadie me apoya. Los valientes del clan que sentados a la mesa de negociaciones discuten la problemática universal, resultaron ser unos viejos de mierda. Vivieron al pedo. Mucha cáscara, mucho papel de seda, mucho poster en la pared de la habitación, mucho libro de Mao, pero al momento de la acción, terapia de revista budista. No tienen aventura. No saben caminar en la cuerda floja. No importa. El 11 de octubre, pase lo que pase, voy a acompañarlo a Antonio (con o sin muletas) al club Ciudad de Buenos Aires para ver la banda de Tommy Lee(Mötley Crüe), Rata Blanca, Viticus y D-Mente, en el maratón de rock del festival Pepsi Music. Me cago en lo que digan. Me río de los pibes que me vean llegar con el rockero vestido como hippie. A mi el rock pesado no me interesa. Sí quiero verlo a este tipo que después de 30 años de trayectoria todavía sigue golpeando los palillos en los tambores. Antonio me dijo que esto es mejor que un porro, más efectivo que un licuado de vitaminas, más poderoso que una botella de tequila. ¿Acaso los estúpidos socialistas no se dieron cuenta que la terapia del rock duro, las chicas prostitutas, la droga y el alcohol, es mejor que el sermón tibetano? Al rockero no le puedo hablar de la reconstrucción del ser a partir de la negación del Yo y de la resistencia al placer provocada por la relación temprana de una psiquis no evolutiva. A este reo hay que darle máquina, una inyección de adrenalina y sale caminando del recital como bebe después de la teta. La convencí a Lucy para que me acompañe. Ahí se va a dar la ceremonia del reencuentro. Un padre hijo de puta y una hija negadora. A Antonio el show puede cambiarle la vida. A mí me modifica. Después de todo, uno se da cuenta que para poder ser hay que dar. De nada sirve la declaración de guerra sin batalla. La mesa sin pan. El libro sin lector. Daniela está de regreso y ya es otra mujer. Antonio con todos sus rollos es otra persona. La muerte debe esperar porque entre el rock y Truffaut, otra vez se metió Hemingway y llamó a “La noche americana” para que en una Harley Davidson el camino vuelva a ser una travesura inolvidable.
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2 comments:
Bien aaahiiii jeje che el 10 de octubre en el pepsi tocan los pilots. Stone Temple Pilots, una re banda que se reune despues de algunos años. Es hard rock. El frontman de la banda es un bipolar, que se llama Scott Weiland. Actualmente Scott Weiland tiene una banda con los ex Guns N Roses. Guns N Roses en sus dias de gloria (la epoca en que competian con Motley Crue) grabaron un tema que se llama ''Garden Of Eden''. Metallica tambien lleva la marca de la pipa. Tienen un tema que se llama ''For Whom The Bell Tolls'', y esta buenisimo.
Esto es Hemingway hecho rock:
http://www.goear.com/listen.php?v=c6e3d05
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