Wednesday, August 12, 2009


LA ÚLTIMA CARTA ANTES DE MORIR
Una semana antes del suicidio, Hemingway le escribe a René Villarreal una epístola sincera y dolorosa. Ya es un hombre abatido que busca consuelo en sus recuerdos y en los afectos perdidos. La breve misiva tiene la rigurosidad de un texto netamente hemingwayano. Ernest se desnuda desde la primera línea y el tono de despedida va recorriendo cada palabra.
En oportunidad de hablar con René Villarreal, en Finca Vigía, le pregunté si se había sobrepuesto a la ausencia. “Nunca pude”, me respondió. Es tan real esta afirmación que sería innecesario insistir. En ese mismo momento, sin que yo se lo pidiera, el mayordomo me recitó todas las normas de la casa que le había enseñado el escritor. Enfatizaba en cada una como si se tratara de una lección:
Respeta a todos. Se cortés con los invitados. Mira a la gente a los ojos. No les prohíbas el ingreso a los niños. No castigues a los animales. No preguntes nada que no sea necesario. Cuando debas ser fuerte, se fuerte. Cuando tengas que ser duro, se duro. Al disparar, no dudes. Si hay un incendio pon a resguardo los manuscritos. Cuando Papa esta escribiendo vigila para que no lo molesten. Cuando Papa no está en la Finca tú debes controlar todo.
Con este rosario creció René Villarreal. Con estas pautas de convivencia se formó.
Mucho tiempo después de la ausencia de Ernest de la Finca, René Villarreal recibiría a Fidel Castro. Así me contó el episodio:
“Después de la muerte de Papa, Fidel vino a la Finca. Ahí fue donde yo lo conocí. Recuerdo que estaba en la puerta, tratando de entrar. Salí a caminar con los perros y vi a los militares que me hacían señas desde allí. Me acerqué y Fidel me dijo: “¿Dónde puedo ver a René Villarreal?”. Le respondí: “Usted está hablando con él”. Lo hice pasar y recorrió toda la Finca. Nunca más volví a verlo.
Este hombre es un ícono para los que amamos a Hemingway. Me atrevo a dar a conocer su carta íntima porque es como si fuera un apretón de manos entre amigos.
Las palabras superan al tiempo y las emociones son como los cubos de hielo en el vaso de whisky servido al atardecer.

René, mi querido hijo cubano:
Papa se está quedando sin gasolina. Ni siquiera tengo la voluntad para decir que fue de lo que amaba por encima de todo y escribir es aún más difícil. Estoy muy delgado, me fui de un peso pesado a un liviano y medio. Pronto seré un welterweight como tú.
Los médicos me han prohibido la sal, las grasas, y una serie de otras cosas. Por favor, cuida de mis gatos y perros y de mi amada Finca. Asegúrate de todo lo que pase. Papá siempre te recuerda y tiene un gran afecto por ti. Los manuscritos importantes tenlos guardados suceda lo que suceda y sólo entrégalos a Miss Mary.
Abrazos,Papa

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