Tuesday, September 15, 2009

HEMINGWAY: CUANDO SEA VIEJO QUIERO SER UN VIEJO SABIO.
Muchas veces-tal vez innecesarias-me pregunto qué hubiera sido de la vida de Hemingway si llegaba a ser un octogenario. Es más romántica y poética la desaparición temprana. Se crea una suerte de mito que sobrepasa la propia historia. Yo no soy de los que creen que Hemingway se suicidó porque ya estaba acabado. Eso lo podemos discutir, analizar, interpretar, pero la lectura cierta y necesaria la debemos buscar entre líneas. Releyendo a Lilliam Ross encuentro parte de la respuesta a mis dudas. En 1950 la periodista tiene la posibilidad de hablar con Ernest, en Nueva York, y logra que Hemingway se confiese. Me agradaría recordar su testimonio:

“Cuando sea viejo quiero ser un viejo sabio que no aburra a la gente – dijo mientras el camarero le servía espárragos y una alcachofa y escanciaba un vaso de Tavel. Saboreó el vino e hizo una señal al camarero-. Me gustaría ver a todos los boxeadores nuevos, a todos los caballos, ir a todos los ballets, ver a todos los ciclistas, a todas las señoras, a todos los toreros, pintores, aviones, hijos de puta, personajes de la sociedad, grandes putas internacionales, ir a todos lo restaurantes, probar todas las cosechas de vinos, ver todos los documentales, y no tener que escribir ni una sola línea sobre todo ello-dijo-.Me gustaría escribir muchísimas cartas a mis amigos y que me contestaran. Me gustaría poder seguir haciendo bien el amor hasta los ochenta y cinco años, como le pasó a Clemenceau. Y no me gustaría ser Bernie Baruch. No me gustaría sentarme en los bancos de la plaza, aunque sí iría de vez en cuando al parque para darle de comer a las palomas, y tampoco me dejaría crecer mucho la barba, porque así, por lo menos, habría un viejo que no se parecería a Bernard Shaw.

…Sólo los tontos se preocupan por salvar sus almas ¿ A quien se le ocurre salvar el alma cuando nuestro deber es perderla inteligentemente, como se vende una posición que se está defendiendo cuando ya no se puede resistir más tiempo, pero se vende lo más caro posible, tratando de convertirla en la posición que se ha vendido desde que el mundo es mundo? Después de todo, morir no es difícil”.

Es interesante toda la reflexión pero lapidario su final: “Después de todo, morir no es difícil”.

Hemingway cuando dijo estas cosas está en la mejor etapa de su vida. Alegre, seguro, predispuesto, fanfarrón. Diez años después el sueño quedó deshecho. Comenzaba el mito.

1 comment:

vasquito saenz said...

Te felicito José, tu blog es una belleza.