El mundo Ernest Hemingway es infinito. Cada día se suma
una nueva publicación, una fotografía, un amigo desconocido, un investigador,
un proyecto televisivo, una serie, una aventura. El sello Hemingway no se
termina nunca, crece con los años, todos creen saber algo. Por eso este espacio
tiene siempre más seguidores y debo agradecer la confianza.
Les quiero
dejar en esta oportunidad un par de novedades que suman al conjunto de La pipa.
Allá voy.
Sin Torneo
En Cuba, por la pandemia, se aplazó el tradicional torneo de
pesca “Ernest Hemingway” . Lamentablemente, la edición número 70,
que estaba prevista desde el 31 de mayo al 5 de junio, quedó sin efecto. Este torneo,
por sus características, es presencial. Debido al cuidado sanitario, la decisión
fue un hecho. Hemingway ideó la competencia en 1950, desde entonces, siempre se
llevo a cabo. El encuentro premia las mejores capturas de especies de pico,
entre ellas, el castero (merlín azul), pez vela, aguja del pacífico, wahoo
dorado y túnidos.
De mi abuelo
Según Seán
Hemingway, los despachos de guerra de su abuelo “se escribieron con un nuevo
estilo de reportaje que informaba al público sobre cada faceta de la guerra,
especialmente, y lo más importante, sus efectos sobre el hombre, la mujer y el
niño común”. Este estilo narrativo trajo a toda la sociedad norteamericana, historias de vida
individuales en la guerra y ganó amplio número de lectores. Antes de la llegada
de las noticias de televisión y cable, Hemingway dio presencia a los conflictos
mundiales para su público lector.
Seán
Hemingway, acaba de editar Hemingway on
War, donde expone documentos y fotografías de la Colección Hemingway,
también resalta las declaraciones de Thomas Wolff, quien expresa: “El gran trabajo
de Hemingway se refiere a las secuelas de la guerra. Trata sobre lo que le
sucede al alma de la guerra y cómo las personas viven esas consecuencias. El
problema es que Hemingway se propuso enfrentar en historias como Soldier’s Home la dificultad de decir la verdad sobre el
pasado. El conocía su dificultad en todo eso”.
En Soldier’s Home, Howard Krebs regresa a su casa después que muchos de sus
compañeros ya lo habían hecho. Estuvo ausente durante los desfiles de la
victoria y no logra conectarse con su vida anterior, tampoco con su madre,
quien no entiende cómo la guerra cambió a su hijo.
Nadine
Gordimer también se expresa sobre Hemingway: “Hemingway en verdad nunca volvió
a su casa, su exilio fue más bien por los comienzos de una conciencia humana, e
hizo una elección de una de las causas en particular - de la justicia que
estaba amenazada en la meca cultural de Europa”.
Un trabajador hemingwayano
Es amigo,
colega, compartimos festivales del género negro y además un escritor de la
ostia. Me gusta su reflexión y la comparto con ustedes.
“Me defino
como una suerte de Hemingway sudamericano,
no tanto por mi imagen, sino por el esfuerzo. Trabajé en una panadería, fui
fletero, electricista, taxista, vendí seguros, celulares. A mí no me gusta laburar
pero lo vivo con absoluta naturalidad. Es lo que hay que hacer para vivir y
estaría buenísimo que los trabajos tengan más relación con lo que a uno le
interesa, o un valor social, porque a nadie le gusta levantar basura. Hay que
trabajar para vivir y yo trabajo de cualquier cosa, porque no me preparé mucho
y porque la realidad de nuestro país es esa”.
Kike Ferrari (1972), trabaja actualmente en la estación Pasteur-Amia del Subterráneo de Buenos Aires, como personal de limpieza. Su novela Que de lejos parecen moscas (2011), fue elegida como la mejor opera prima en la Semana de Gijón y editada en Francia, México, Italia, además de Argentina.
El muertito de Hemingway
Con la
tercera edición de esta novela, mi sueño estaba cumplido. Cuando los editores
apostaron a un viaje por Latinoamérica para difundir la obra, la pandemia cerró
las puertas del mundo y el libro quedó guardado hasta nuevo aviso. Todo hacía
pensar que El muertito de Hemingway
terminaría en una mesa de saldos. No fue así, un amigo hemingwayano, que sigue
este blog y apuesta a la cultura, compró la mitad de edición para regalarla a
sus amigos. Suena raro, pero gracias a él, la novela llegó a varios lectores
que poco conocían sobre la vida de Ernest.
Hace un par
de semanas, uno de esos lectores me
mandó un extenso mail, lo resumo: “Este cabrón que aparece en su novela, es un
personaje despreciable. Su libro tiene agilidad, de fácil lectura, atrapa. No
soy afecto a este tipo de literatura. Por mi profesión, leo todo lo relacionado
con la economía. En este caso, lo leí porque mi amigo me insistió. Le quiero
decir que voy a buscar libros de Hemingway para ver si cambio de opinión. Algo
supe de su fama de mujeriego y golpeador, además de bebedor y amante de los
toros.”
Ahora
quedan algo más de treinta libros, si alguno de ustedes quiere conocer esta
historia que vivió Hemingway en Cabo Blanco (Perú), en los años cincuenta, mande
un correo a mi mail: josemariagatti1@gmail.com Hemingway delira.
La pipa de Hemingway
En julio de
2008, aparecía la versión física de La
pipa de Hemingway. Recuerdo que muchos amigos no acostumbrados a la lectura
en pantalla, me pedían “el libro como tiene que ser”. La respuesta fue una
edición que reunió los primeros 237 posteos del blog. La bitácora ya había
recibido el reconocimiento de Technorati, el principal buscador de blogs, por
estar entre las 10 mejores de su género.
La historia
comenzó el 26 de junio de 2006 y desde entonces está en pantalla. A punto de
cumplir 15 años, nuevamente aparecerá una edición física que reunirá los
posteos que recibieron más visitas. Por las limitaciones que impone la pandemia
no puedo precisar una fecha cierta de presentación, pero será entre octubre y diciembre. El
libro tendrá por título: La pipa de
Hemingway. Más de lo mismo. Un desafío más.
Un recuerdo
El 4 de mayo de 1953 Ernest Hemingway obtiene el Premio Pulitzer por su novela El viejo y el mar. Al año siguiente también sería reconocido con el Premio Nobel de Literatura.
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