ESTO SE TERMINA
El editor puso punto final a los posteos. A partir de ahora, La pipa de Hemingway cambia de aventura, deja de ser un borrador, una bitácora manuscrita.
Cuando un blog se transforma en libro, generalmente fracasa. Así al menos sucede con otras experiencias.¿Por qué con Hemingway va a ser diferente?. Nunca más los lectores serán esos ansiosos que insultan a la pantalla. Es otro el público, es distinta la relación, es diferente la comunicación.
Entonces aparece el sujeto que mancha con café la historia en una mesa de un bar de San Telmo, o la señora aburrida que dobla el ángulo superior derecho de la página porque no usa el señalador de la librería. Ni hablar del que condena la obra a una penitencia eterna sobre su mesa de noche, o el distraído que guarda el volumen en la mochila hasta destruirlo. No se trata de ser pesimista ni estar angustiado, digo todo esto porque ya sé de antemano que el libro pasa de mano en mano, de prestado, sin auspicio, con alguna crítica de los amigos y mínimos elogios de esos que siempre se empeñan en decir la última palabra.
Hemingway, en el baño de Finca Vigía, tenía una biblioteca a su disposición. Nadie podía cambiar un tomo o sacar una revista. El confirmaba que había momentos sublímeles para disfrutar un libro.
Durante 15 meses estuve navegando con ustedes. Aprendimos a decir que somos seres de necesidades. A partir de este momento La pipa de Hemingway será una anécdota, una mirada alejada de la realidad, un pez volador, un filme inconcluso, una corrida de toros, un aperitivo en La Rosa Peregrina de Almagro, una ironía de Tessie, un desnudo de Daniela, un saludo de Pierette, un beso de Victoria, un bostezo de Oliver, un poema de Mescal, un whisky de Fuster, una paella de Amparo, un jerez con Manolo, un recuerdo de Guillermina, un safari, un Bloody Mary, un amanecer en La Habana Vieja, una noche en La Bodeguita, un plato de mariquitas en El Floridita, un encuentro con Francis Ford Cóppola, un paraguas en Cabo Blanco, una foto en Inglaterra, un gato en Key West, un trineo en Suiza, una dama de rojo en el Hilton, una remera naranja en el Sheraton, una lapicera en el escritorio, una traducción inconclusa, un mail de Guido Guerrera, un prólogo de Andrés Arenas Gómez, un fado en Lisboa, un mojito en el Café Dos Hermanos, un Gin-Tonic con Ava Gardner, una reserva en la habitación 217 del Hotel La Perla en Pamplona, una caminata con Tamara por la ribera del Sena, una charla con René Villarreal,una crónica en Venecia,un rosario a la Virgen del Cobre.
La pipa de Hemingway seguirá su recorrido en la red. El libro caminará por otras calles.
No hay despedidas. Prefiero los reencuentros.
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