LA BIBLIOTECA DEL SEÑOR BUSH
Leo la noticia y me atraganto con saliva. Si me dejo llevar por el pensamiento y lo verbalizo, de mi boca sale una lengua de fuego que pinta la palabra “inmorales hijos de puta”.
Resulta que la señora Laura Bush, recibida de bibliotecaria con diploma de mérito en la Universidad Metodista del Sur de Dallas (Texas), ha decidido gratificar a su amado esposo, con la creación de una biblioteca que se llamará -obviamente- George W. Bush, para cuando el mandatario deje sus funciones y se dedique a la reflexión y a la lectura. El costo de este regalo será de 200 millones de dólares que la dama piensa obtener de donaciones. El emprendimiento contará además con un museo y un instituto de investigaciones sobre política. Las autoridades, los docentes y la gran mayoría de los alumnos, no están de acuerdo con la idea de Laura y piensan ofrecer resistencia al proyecto. ¡Bueno… alegría, que siga la polémica! ¡Al fin una para los perdedores!
George y Laura sólo saben de discursos. Ambos suspendieron las donaciones de las fundaciones norteamericanas, aprobadas legalmente por el Senado, con destino a la renovación y reciclaje de Finca Vigía - la casa donde vivió un norteamericano, el lugar que habitó uno de los mayores escritores del siglo XX, el espacio donde se guarda gran parte de la documentación de toda una época -, porque entendieron que ese dinero sería utilizado por Fidel Castro para “turismo” y además porque el bloqueo no se negociaba.¿Discriminación y paranoia?¿No estarán confundidos los Bush y creerán que las novelas de Hemingway son textos de adoctrinamiento para los talibanes?¿ Pensara la pareja que ese dinero servirá a Castro para financiar una invasión al territorio del gran país del norte? Sigo. La señora bibliotecaria no autorizó que los libros de Ernest Hemingway donados por instituciones estadounidenses especialmente para el país caribeño, no llegaran a la isla porque “ya había bastante literatura en ese lugar”. El presidente, por su parte, sancionaría a todo aquel que de cualquier forma remitiera libros del autor o sobre él a la residencia donde el escritor “pasó un largo tiempo”. Perdón…¿qué es un largo tiempo?.
La pareja presidencial parece desconocer que “ese autor es un premio Nobel, que su libro “El viejo y el mar” es uno de los más leídos en todo el mundo, que a pesar del “tiempo” transcurrido Hemingway sigue siendo un éxito editorial y que, para una gran mayoría de los norteamericanos, el borracho barbudo tuvo lo que todo hombre debe tener para ser hombre.
Ojalá que prospere lo afirmado por los clérigos metodistas sobre la no construcción de la biblioteca en el campus de la Universidad, a 8 kilómetros de Dallas. A juicio de los responsables, la misma dañaría la imagen de esa casa de estudios. Ojalá que los Bush aprendan que los libros sobreviven a las derrotas y a la estupidez de los políticos. Ojalá que la literatura sea más fuerte que los inútiles.
Leo la noticia y me atraganto con saliva. Si me dejo llevar por el pensamiento y lo verbalizo, de mi boca sale una lengua de fuego que pinta la palabra “inmorales hijos de puta”.
Resulta que la señora Laura Bush, recibida de bibliotecaria con diploma de mérito en la Universidad Metodista del Sur de Dallas (Texas), ha decidido gratificar a su amado esposo, con la creación de una biblioteca que se llamará -obviamente- George W. Bush, para cuando el mandatario deje sus funciones y se dedique a la reflexión y a la lectura. El costo de este regalo será de 200 millones de dólares que la dama piensa obtener de donaciones. El emprendimiento contará además con un museo y un instituto de investigaciones sobre política. Las autoridades, los docentes y la gran mayoría de los alumnos, no están de acuerdo con la idea de Laura y piensan ofrecer resistencia al proyecto. ¡Bueno… alegría, que siga la polémica! ¡Al fin una para los perdedores!
George y Laura sólo saben de discursos. Ambos suspendieron las donaciones de las fundaciones norteamericanas, aprobadas legalmente por el Senado, con destino a la renovación y reciclaje de Finca Vigía - la casa donde vivió un norteamericano, el lugar que habitó uno de los mayores escritores del siglo XX, el espacio donde se guarda gran parte de la documentación de toda una época -, porque entendieron que ese dinero sería utilizado por Fidel Castro para “turismo” y además porque el bloqueo no se negociaba.¿Discriminación y paranoia?¿No estarán confundidos los Bush y creerán que las novelas de Hemingway son textos de adoctrinamiento para los talibanes?¿ Pensara la pareja que ese dinero servirá a Castro para financiar una invasión al territorio del gran país del norte? Sigo. La señora bibliotecaria no autorizó que los libros de Ernest Hemingway donados por instituciones estadounidenses especialmente para el país caribeño, no llegaran a la isla porque “ya había bastante literatura en ese lugar”. El presidente, por su parte, sancionaría a todo aquel que de cualquier forma remitiera libros del autor o sobre él a la residencia donde el escritor “pasó un largo tiempo”. Perdón…¿qué es un largo tiempo?.
La pareja presidencial parece desconocer que “ese autor es un premio Nobel, que su libro “El viejo y el mar” es uno de los más leídos en todo el mundo, que a pesar del “tiempo” transcurrido Hemingway sigue siendo un éxito editorial y que, para una gran mayoría de los norteamericanos, el borracho barbudo tuvo lo que todo hombre debe tener para ser hombre.
Ojalá que prospere lo afirmado por los clérigos metodistas sobre la no construcción de la biblioteca en el campus de la Universidad, a 8 kilómetros de Dallas. A juicio de los responsables, la misma dañaría la imagen de esa casa de estudios. Ojalá que los Bush aprendan que los libros sobreviven a las derrotas y a la estupidez de los políticos. Ojalá que la literatura sea más fuerte que los inútiles.
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