DE ESO SE TRATA ( DE VIVIR )
“El primer signo extremo de un país mal gobernado es la inflación y el segundo la guerra. Ambos producen el mismo efecto: la ruina permanente del país que lo produce”, recita Brian Fuster sentado a la mesa del restorán “El viejo y el mar” de Montevideo, donde compartimos una brótola a la gallega. “Esto lo digo por Estados Unidos y Argentina. Bush, el peor presidente que conocí, nos metió en la caldera y a ustedes les falta poco para quemarse”, machaca.
Son las cuatro de la tarde del sábado con sol radiante. Nos prometemos caminar por la rambla hasta Carrasco y después regresar al Hotel Meliá de Punta Carretas. “¿Notaste José que aquí en Montevideo hay pocos cafés?”, anuncia Brian. Le respondo que estamos en la catedral del mate, esa infusión milagrosa rioplatense que cada día es más requerida por los extranjeros. Mientras circulamos unos diez ciclistas pasan a nuestro lado y varias parejas de adultos mayores caminan a paso rítmico. “¿Sabes que no me veo hecho un viejo de mierda con una abuela a mi lado?”, confiesa el colorado norteamericano. “Me cansé de las mujeres rutinarias, ahora estoy con una tailandesa que vive en la isla de Olango, denunciando a los traficantes de acuarios que pescan con cianuro a los peces que se esconden en las grietas de los corales y matando a la mitad de las especies que capturan. Los mercenarios venden anualmente en el mundo 200 millones de dólares de mercadería capturada ilegalmente. Omma, es una hermosa mujer que vive de eso, es bióloga marina y esta metida con el medio ambiente”. Hace un año-le recuerdo-estabas en Chile hablando en una reunión de borrachos sobre libros y me decías que nos teníamos que encontrar en Uruguay o Venezuela. Bueno…aquí estamos, sobreviviendo a tanto despelote. “Me gustó eso de Harold Pinter de hacer una protesta contra Bush en Londres cuando el tejano borracho se reúna con Gordon Brown. Por allí también la democracia es una mierda, no lo dejaron protestar en la puerta de Downing Street, donde vive el premier, porque no están vigentes las “normas de seguridad”. Yo pensaba en los escraches, en los aprietes patoteriles y me reía para adentro. Fuster no conoce Buenos Aires y el encanto de las manifestaciones espontáneas le resultaría como una manifestación de los gay en San Pablo. “Te traje el último libro de Juan Villoro De eso se trata que es una obra maravillosa y destila Hemingway a cada página”.
Ya la tarde va cambiando, no hay mucho aliento para el regreso en caravana y un taxi es la salvación hasta la puerta del hotel. Coincidimos en encontrarnos a las 21.30 para cenar en el restorán. Subo hasta mi habitación y me desplomo sobre la cama para hojear De eso se trata. Me sobresalta la música del celular. Es Victoria. Me comunica que Simoneta se marchó a París y que Tessie será la nueva tutora de Daniela. “Mamá, alguna vez tenía que dejar de ser Tessie”, gimotea. No quiero herirla, pero ya estoy destemplado para apiadarme con este pasatiempo que su madre se empeña en demostrar a todos nosotros.Perdón, a ella misma.
“El primer signo extremo de un país mal gobernado es la inflación y el segundo la guerra. Ambos producen el mismo efecto: la ruina permanente del país que lo produce”, recita Brian Fuster sentado a la mesa del restorán “El viejo y el mar” de Montevideo, donde compartimos una brótola a la gallega. “Esto lo digo por Estados Unidos y Argentina. Bush, el peor presidente que conocí, nos metió en la caldera y a ustedes les falta poco para quemarse”, machaca.
Son las cuatro de la tarde del sábado con sol radiante. Nos prometemos caminar por la rambla hasta Carrasco y después regresar al Hotel Meliá de Punta Carretas. “¿Notaste José que aquí en Montevideo hay pocos cafés?”, anuncia Brian. Le respondo que estamos en la catedral del mate, esa infusión milagrosa rioplatense que cada día es más requerida por los extranjeros. Mientras circulamos unos diez ciclistas pasan a nuestro lado y varias parejas de adultos mayores caminan a paso rítmico. “¿Sabes que no me veo hecho un viejo de mierda con una abuela a mi lado?”, confiesa el colorado norteamericano. “Me cansé de las mujeres rutinarias, ahora estoy con una tailandesa que vive en la isla de Olango, denunciando a los traficantes de acuarios que pescan con cianuro a los peces que se esconden en las grietas de los corales y matando a la mitad de las especies que capturan. Los mercenarios venden anualmente en el mundo 200 millones de dólares de mercadería capturada ilegalmente. Omma, es una hermosa mujer que vive de eso, es bióloga marina y esta metida con el medio ambiente”. Hace un año-le recuerdo-estabas en Chile hablando en una reunión de borrachos sobre libros y me decías que nos teníamos que encontrar en Uruguay o Venezuela. Bueno…aquí estamos, sobreviviendo a tanto despelote. “Me gustó eso de Harold Pinter de hacer una protesta contra Bush en Londres cuando el tejano borracho se reúna con Gordon Brown. Por allí también la democracia es una mierda, no lo dejaron protestar en la puerta de Downing Street, donde vive el premier, porque no están vigentes las “normas de seguridad”. Yo pensaba en los escraches, en los aprietes patoteriles y me reía para adentro. Fuster no conoce Buenos Aires y el encanto de las manifestaciones espontáneas le resultaría como una manifestación de los gay en San Pablo. “Te traje el último libro de Juan Villoro De eso se trata que es una obra maravillosa y destila Hemingway a cada página”.
Ya la tarde va cambiando, no hay mucho aliento para el regreso en caravana y un taxi es la salvación hasta la puerta del hotel. Coincidimos en encontrarnos a las 21.30 para cenar en el restorán. Subo hasta mi habitación y me desplomo sobre la cama para hojear De eso se trata. Me sobresalta la música del celular. Es Victoria. Me comunica que Simoneta se marchó a París y que Tessie será la nueva tutora de Daniela. “Mamá, alguna vez tenía que dejar de ser Tessie”, gimotea. No quiero herirla, pero ya estoy destemplado para apiadarme con este pasatiempo que su madre se empeña en demostrar a todos nosotros.Perdón, a ella misma.
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