Friday, April 25, 2008


MADRUGADA DE ROCK EN HARLEY DAVIDSON

Sucedió lo esperando, no lo deseado. Pasó lo que tenía que pasar. Aurelio García lo había pronosticado con su frase sencillamente exacta: “rockero viejo, termina preso”.
Antonio sumó demasiado “pasto”, excesiva cerveza, algunas pastillas para activar el sexo, la bebida energizante que en estos casos nunca ayuda y la desgracia de una llovizna irritante que dejó el asfalto como pista de aterrizaje. Todo sirvió para el cálculo y el comadreo final: “Motoquero internado en estado reservado y acompañante femenina en cuidado intensivo”.
Mi teléfono cantó a la siete de la mañana. Tessie ya estaba en el Hospital Fernández y Lucy venía en camino. Esa noche se fueron de “Tío Pascualito” a una fiesta en Martínez. Volvían por Avda. del Libertador cortando semáforos. A la altura de Tagle se cruzó un taxi y Antonio, sin reflejos, quiso hacerse el héroe. El móvil policial avisó al SAME y desde el Hospital la llamaron a Tessie. Testigos: un encargado que se disponía a lavar la vereda y el dependiente del quiosco de diarios. Ambos coincidieron. La Harley Davidson tragó al taxi.
Decidí esperar. Los hospitales me deprimen. Ya había perdido el sueño. Desde la noche tenía en mi mente el trailer de la presentación del libro del norteamericano Craig McDonald. Dura un minuto dieciocho segundos. Es un video con imágenes de Hemingway, Fidel Castro, Orson Welles, Rita Hayworth, la Guerra Civil Española, el Surrealismo, Key West. Las imágenes se disparan para promocionar el libro no publicado Toros y Torsos que saldrá a la venta en setiembre.
Victoria se hace cargo del nuevo parte médico. No lo quiero escuchar. La más comprometida es Daniela. “Papá es grave”, sentencia llorosa. Tessie anuncia que Antonio debe ser operado en dos horas. Me comprometo y llamo al hermano de Daniela, el que vive en TriBeCa. Quiere saber si es necesario viajar. “Sí, yo en tu lugar tomaría en primer vuelo”, respondo. Le ofrezco mi departamento para alojarse. A las 12 el informe médico nos dejará calados de dolor. No sabemos como cierra esta historia, como termina la película. Todo me recuerda a Pappo Napolitano. Lo estoy viendo a Moris. La cámara muestra la imagen patética del la Harley Davidson destrozada. La estúpida movilera dice lo que no sabe pero sabe que tiene que decir que la pareja estaba drogada. La madrugada se quedó sin un blus y el rock, a pesar de los años, sigue vivo.

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