Tuesday, August 25, 2009


LOS LIBROS DESPUÉS DE LA TORMENTA
Ella decidió volver a ser Daniela. Nada de Mariel, nada de Hemingway, nada mío. Ella decidió buscar hasta en los míseros rincones de su alma para tener la dignidad de abrir los ojos al futuro. Pero en el medio, en mitad del océano, entre sus maletas coloradas y su amor por París, estaba yo; el melancólico escritor, el malabarista, el hombre-afiche que vendía historias sobre ese escritor borracho. Ella decidió dejar atrás el infierno, la hoguera permanente. No es la mujer del milagro. Sobre su pasado no es imperioso hablar. Antes la inacción era interminable, monótona, mortal. Ahora debutaba la exaltación y con ella, el lapso de tiempo revelado.
Daniela, la niña sencilla, me pidió conocer a Hemingway. No al escritor tamizado que yo ofertaba. A ese lo odiaba. No, ella quería encontrar al escritor, al hombre que necesito de otros textos para decir: “soy yo”. Daniela quería al Ernest sin mis gimoteos. Me acordé del prólogo de Retrato de Hemingway escrito por Lillian Ross: “En una ocasión le pedí que me facilitara –a Hemingway-una lista de los libros cuya lectura recomendaría, y he aquí la lista que me mandó:
Bola de sebo y La Casa Tellier, de Maupassant.
Rojo y Negro, de Stendhal.
Las flores del mal, de Baudelaire.
En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust.
Madame Bovary, de Flaubert.
Los Buddenbrook, de Thomas Mann.
Taras Bulba, de Gógol.
Los hermanos Karamazov, de Dostoievski.
Ana Karénina y La guerra y la paz, de Tolstói.
Huckleberry Finn, de Mark Twain.
Moby Dick, de Melville.
La letra escarlata, de Hawthorne,
La insignia roja del valor, de Crane.
Madame de Mauves, de Henry James.
Daniela anotó uno a uno cada nombre. Me miró a los ojos y reconocí su afición. El agobio y la desgracia eran parte del despojo de una aventura vivida sin sentido. Los dos habíamos fallecido. Los dos volvíamos a caminar.

1 comment:

Jack Cadillac said...

La primera vez que vi esta página, ya sabemos, pero tengo que reconocer que al dia de hoy la evolución fue significativa. Los contenidos de la página son de un nivel exquisito, una verdadera delicia.
Por otro lado, José Luis, fue una sorpresa indefinible entrar a una libreria Cúspide, hojear su libro, y verme publicado. Es una de las cosas mas raras que me pasó en la vida y en la literatura. Es creo, hasta un buen motivo o tema para un cuento, donde se relacionaran tambien Borges con Hemingway, la violencia verbal, y para terminar el cuento, la carta de Hemingway a Borges. Que te parece viejo, te animás?