BARBARA PREGUNTA POR HEMINGWAY
Avand-garde se identifica. Bárbara -a secas- tiene 24 años, vive en Polanco, uno de los barrios más exclusivos del DF de la ciudad de México, es la hija de un comerciante libanés dedicado a los negocios inmobiliarios y trabaja en Solea, el restorán del Hotel W de la cadena Starwood. Me pide disculpas: “Yo solo quería ayudarte. Tu blog se parece a un libro. A mí empezó a gustarme más tu historia personal que la vida de Hemingway. Poco a poco fui imaginando como eran tus compañeros y las mujeres que te rodeaban. Pero debe ser porque a cada rato aparece Hemingway que me metí en una boutique de libros y pedí una obra suya. Me vendieron “París era una fiesta”. Lo estoy leyendo aunque mucho no me atrapa”.
A Bárbara la sumo al grupo de seguidores, a la casilla de contactos, al club de los sinceros. Me pasa lo mismo con el Vasquito que me mandó un texto hermoso. Tampoco quiero olvidarme de Mike que me exige más posteos, de Rezzia, una bibliotecaria de Bologna que siempre me dice: “Caro giornalista e scrittore”.
Sin proponerlo se va armando una red, el tejido humano, el tapiz vivencial. Y aunque no le agrade la nombro a Candela Votto que está cansada de invitarme a España, a Boddy Modigan que me insiste en hacer una selección de autores que hablan sobre Hemingway, a Fernando Melillo, un cubano que vive en Panamá pero sueña en volver a su tierra.
Todos van dejando sus mensajes y muchas veces mis respuestas no llegan a tiempo.
Vuelvo a Bárbara (Avand-garde) porque su comentario sobre que le agrada más el mundo cotidiano de autor que la memoria del escritor norteamericano, me preocupa. Eso debe ser porque uno se pone a contar historias poco creíbles que son las cosas que le pasan a todo el mundo. Momentos reales, sin vueltas, sin pensamientos laterales, sin sospecha. Y con todo esto me zambullo en una pileta que me permite descubrir que a Hemingway lo estoy humanizando. Aprovecho y lo siento a la mesa de los socialistas, lo hago charlar con los franceses de Puerto Madero, lo llevo a las reuniones sin estar invitado, pero también, por esa misma ficción ustedes descubren que soy un farsante, un tipo poco serio, un maleducado y un traidor. Me bautizo vago, juntapalabras, narrador y vagabundo. Nada de hombre de letras, ni escritor, ni periodista, ni intelectual, ni académico. Un ser humano, uno más entre ustedes.
Bárbara no sabe si Hemingway es Premio Nobel, si escribió novelas, si era periodista, me pregunta cómo debe ser un escritor y yo le contesto con un poema de Charles Bukowsky, ese viejo contrabandista que conocía de la vida como pocos.
COMO SER UN GRAN ESCRITOR
Tienes que cogerte a muchas mujeres,
bellas mujeres,
y escribir unos pocos poemas de amor decentes
y no te preocupes por la edad
y los nuevos talentos.
Sólo toma más cerveza, más y más cerveza.
Anda al hipódromo por lo menos una vez
a la semana
y gana
si es posible.
Aprender a ganar es difícil,
cualquier pendejo puede ser un buen perdedor.
Y no olvides tu Brahms,
tu Bach y tu
cerveza.
No te exijas.
Duerme hasta el mediodía.
Evita las tarjetas de crédito
o pagar cualquier cosa en término.
Acuérdate de que no hay un pedazo de culo
en este mundo que valga más de 50 dólares
(en 1977).
Y si tienes capacidad de amar
ámate a ti mismo primero
pero siempre sé consciente de la posibilidad de
la total derrota ya sea por buenas o malas razones.
Un sabor temprano de la muerte no es necesariamente
una mala cosa.
Quédate afuera de las iglesias y los bares y los museos
y como las arañas, sé paciente,
el tiempo es la cruz de todos.
Más el exilio
la derrota
la traición toda esa basura.
Quédate con la cerveza,
la cerveza es continua sangre.
Una amante continúa.
Agarra una buena máquina de escribir
y mientras los pasos van y vienen
más allá de tu ventana dale duro a esa cosa,
dale duro.
Haz de eso una pelea de peso pesado.
Haz como el toro en la primera embestida
Y recuerda a los perros viejos, que pelearon tan bien:
Hemingway, Celine, Dostoievski, Hamsun.
Si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas
como te está pasando a ti ahora,
sin mujeres
sin comida
sin esperanza...
entonces no estás listo
toma más cerveza.
Hay tiempo.
Y si no hay,
está bien igual.
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