EL VIEJO HEMINGWAY,EL VIEJO SANTIAGO, EL VIEJO FIDEL, EL VIEJO BUSH
Todo se termina.Nadie es eterno como el viento. Acaso la muerte no sea el fin.Acaso la muerte sea el principio.
Entre la muerte y la vejez hay un romance,un diálogo amoroso que no se entiende, porque los besos vienen con el miedo y la pérdida camina saludando a los deudos.
La renuncia a ser viejo es una antigua lucha del ser humano.Nadie quiere la declinación.Nadie quiere mirarse al espejo ante el paso del tiempo.Pero la historia del hombre es eso:nacimiento,desarrollo,vejez.
Hemingway no quiso ser viejo y dejó en Santiago a un viejo que luchaba por su dignidad.Es ése viejo quién mira a Dios.Es ése viejo que recuerda los tres días que Jesucristo permaneció muerto hasta su resurrección. Es el pez que simboliza la mejor tradición cristiana y el nombre de Santiago, identidad de uno de los apósteles.
Desde otra mirada,la paradoja.Fidel Castro se está muriendo pero nadie debe decirle que se va a morir.Su camino será el de todos los viejos.Su final será como el de todos los hombres.
Del otro lado está el viejo Bush, que a los 85 años va a festejar su cumpleaños lanzándose en paracaídas para decirle a los norteamericanos "soy un viejo alegre,feliz,dinámico y lleno de vida".
Seguramente la antigua frase "Si los vivos no recuerdan a los muertos,es que ésos muertos están muertos",pasará volando por encima de nuestras cabezas o aparecerá en un playa del Caribe, en el mensaje de una botella arrojada al mar.
El tiempo es como la pausa,sencillamente inexorable.
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