HOMBRES SIN MUJERES
Aprovecho que Buenos Aires está vacía.Los únicos habitantes son los turistas que soportan la temperatura y desafían al tránsito acalorado.Camino.Me detengo en un café bien preparado para recibir al público.Me siento en una mesa donde el aire acondicionado la acaricia.Me dispongo a releer el cuento Colinas como elefantes blancos del libro Hombres sin mujeres.Comienzo.Una pareja se sienta en la mesa de al lado.Parecen arrastrar una discusión.Trato de seguir con la lectura pero me invaden.Me veo obligado a escuchar al muchacho que logra imponerse con un discurso autoritario.La joven le responde de manera entrecortada,parece angustiada.Intento volver al cuento.Ella comienza a llorar.Él la insulta.Los miro.El joven no se da cuenta.Ella se levanta y va al baño.Él enciende un cigarrillo.No me atrevo a comunicarle que ya no se puede fumar el los lugares públicos.Bebe su café apresurado.Llama al mozo para pagarle.La muchacha regresa y le dice:"no voy a hacerlo, si me dejás me mato".Vuelvo a mirarlos.Llega el mozo y el muchacho le paga la adición.Se levantan y se van.El mozo me observa y se acerca:"la chica está embarazada y el flaco se hace el burro". Hago un gesto como desentendiéndome del asunto.Regreso a la página 64.Un hombre y una mujer conversan en una estación de trenes a la espera del expreso.Él trata de convencer a la mujer que aborte.El personaje insiste.La mujer parece resignada.Salgo del lugar.Camino hasta la esquina.Allí están ellos.Se despiden.Ella cruza la calle sin mirar.Él la mira sin ver.Todo parece un cuento.Todo es realidad.
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