Hemingway en dos cuentos abandona su rol de machista y asume una perspectiva femenina. Demasiado poco para una obra amplia.Sin embargo, esa cuota tan desdibujada, al menos tiene su aporte.En Al norte de Michigan-un texto pornográfico para Gertrude Stein-,Hemingway deja que una doméstica llamada Liz Coates, termine al borde del orgasmo ante la figura del herrero Jim Gilmore:
A Liz le gustaba mucho Jim.Le gustaba su manera de andar cuando salía de la herrería y muchas veces se asomaba a la puerta de la cocina para ver cómo se alejaba.Le gustaba su bigote.Le gustaba ver la blancura de sus dientes cuando sonreía.Le gustaba mucho que no pareciera un herrero.Le gustaba ver lo mucho que Jim gustaba a D.J.Smith y a la señora Smith.
Liz hablaba con todo su sexo,con la mejor fantasía erótica,con el deseo de un hombre fuerte que en la cama fuera un león hambriento.
En el otro relato:El gato bajo la lluvia,la visión es distinta.La esposa desencantada por un hombre que le es indiferente,mira desde la ventana de una habitación de hotel, a un gato que se pasea bajo la lluvía.¿Ella es ése gato?.¿Esa "cosa" que está en la habitación, qué tiene de hombre?.
Estos dos cuentos, lejos están de la narración espermática, del universo machista,del lenguaje cargado de violencia,insulto,alcohol y violencia,del guapo entre las sábanas.Son una pobre muestra,un cumplido,un saludo al pasar.
Lo le pidamos a Hemingway otra cosa.No le pidamos lo imposible.
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