Wednesday, February 14, 2007

COPACABANA PALACE HOTEL
No logro entender -me niego- como Guillermina quiere gratificarme después de mi estúpida humillación. Aquel enero en Buzios,hace ya más de 35 años, fue un episodio para olvidarlo.
Paco Balboa era el director de fotografía de la revista Claudia,una publicación que aparecía mensualmente en Brasil y Argentina.El editor responsable,César Civita,era amigo de mi padre.Por ésta relación pude incorporarme al medio como cronista y viajar a Río de Janeiro.Compartía la habitación del Copacabana Palace Hotel, con Balboa y un redactor de apellido Fuentes.Una noche,se cruzaron en nuestras vidas,Nancy y Guillermina,dos chilenas que no conocían la ciudad y estaban dispuestas a pasarla bien.Ese día terminamos caminando descalzos por la Avenida Atlántica y recibimos el amanecer en Praia do Leme.Bebimos mucho,al extremo.Guillermina estaba borracha y recuerdo que me advirtió:"¡No te aproveches...no me hagas llorar!".Como buen pendenciero,groseramente le acaricie los pechos y le besé el cuello.Tenía todo a favor,estaba entregada,lista para el sacrificio.Con total desvergüenza pretendí continuar en mi afán de macho.Guillermina me clavó la mirada y dijo:"Nadie te asegura que después de esto vas a ser más hombre".La dejé tirada en la arena.La abandoné.Me fuí como una rata,masticando bronca. No quise encontrarla, despedirme, saludarla. Unas semanas después,llegó a la redacción de la revista un sobre.Venía desde Santiago de Chile.Lo abrí.Una hoja con membrete del Copacabana Palace Hotel escrita con bolígrafo rojo: "Ernest, nadie es tan hombre como aseguras".Era la frase que Zelda Sayre,esposa de Francis Scott Fitzgerald,le había dicho a Hemingway cuando éste la trató de lesbiana.
Pasó el tiempo.Nunca volví sobre el tema.Jamás ella me recordó el hecho.Hablamos muchas veces.No volvimos a vernos.Ahora ya es tarde.Ni ella ni yo somos los mismos.

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