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Wednesday, July 26, 2006


AFUERA UNA MUJER DE ROJO

Acaba de salir del Hilton. Camina segura, cruzando sus piernas como una modelo en la pasarela. La espera un Audi, con su clásico conductor vestido de traje negro y anteojos de sol, a pesar de estar nublado. Viste de rojo, de un rojo intenso, de un rojo que llama la atención al coordinador de los choferes de taxi. Es morocha, con un brillo en su cabellera que ilumina a los prefectos de la armada que esperan la hora del recambio. Avanza hasta que un hombre de camisa blanca la saluda. Ambos se ríen y señalan al interior del hotel. Después marchan hasta el automóvil. Suben y sin esperar destino, el conductor dispara como huyendo de la escena. Me queda la duda de saber de quién se trata. Pregunto al florista, me dice que es una extraña pasajera que noche a noche se encuentra con un grupo para bailar fox trot y escuchar jazz en la habitación 314. También participa un pianista que toca The long, long trail awinding. Por lo general consumen ponche de frutas y whisky irlandés. Me asombra como el florista sabe tanto de ella:"Es norteamericana, nieta de una señora llamada Winifred Sexton, creo que nacida en Kansas City".Vuelvo a casa. Todavía me sigue rondando la dama de rojo. Trato de asociarla con alguien pero todo es en vano. Me pongo a trabajar en mis traducciones sobre las crónicas de Hemingway y allí aparece ella, entre la guerra, el arte y el baile. Confieso que no es un sueño. Estaba escrito en el Kansas City Star, el 21 de abril de 1918.Temino de leer lo que no creo:"Después de que el último auto se marchó, la mujer caminó por la vereda húmeda atravesando el granizo y miró la oscura ventana del sexto piso".

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