Puerto Madero Este. Calle Olga Cossettini. Sábado seminublado. 16.45. Dos hombres caminan hacia mí. Uno es delgado. El otro obeso, de barba blanca y espesa, usa anteojos, lleva boina negra y fuma habano. Ambos observan todo. Me acerco y creo conocerlo. Dudo. Dudo aún más.¿Es él?.Me mira.Lo saludo y con cierto gesto cinematográfico me responde. Su acompañante también me saluda. Le pregunto:¿Coppola?. "Sí",confirma.Vuelvo: ¿Francis Ford Coppola?."Yes", certifica.Trato de encontrar palabras en inglés para hacerme entender."Hablo, casteliano...diga",dispara . Estoy sorprendido Francis... encontrarme aquí con usted, en Argentina.Uno lo conoce...bueno El Padrino, Apocalypse Now- la ví en Río de Janeiro, en enero de 1980 -, Marlon Brando, Andy García, su hija Sofía...en fin. No lo creo...¿Coppola?."Sí, es Coppola", me remarca su acompañate en perfecto castellano."Está de visita, en viaje de descanso, vino a estudiar español, bailar tango, comer bien, visitar su viñedo en Mendoza, pasear por San Telmo y contactar con algunos escritores jovenes",me informa.Le digo que soy escritor y que me gustaría entregarle uno de mis libros. Coppola muerde su habano y afirma con su cabeza que acepta. Les digo que me esperen, subo a buscar mi libro de cuentos y "Hola Hemingway".¿Hola Hemingway, dice Coppola...¡good!. Vuelvo y le entrego los ejemplares. Coppola hace un gesto rápido con su mano indicándome que lo firme.¿Yo?, respondo."Sí, usted", me dice. A Francis Ford Coppola, por este encuentro.Se despiden.Los veo alejarse.¿Hola Hemingway..dijo?.¿Es Coppola...es Hemingway?.
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