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Thursday, November 16, 2006

EL BRANDY GARVEY
Sergio Mescal armó todo:"Esta noche estámos solos y charlamos tranquilos".Daniela y Lorenza hicieron programa y nos dejaron en libertad.Cenamos temprano los cuatro y poco antes de las 20 las mujeres se marcharon.Nosotros acomodamos las reposeras junto a la piscina y abrimos la botella de brandy Garvey que le había regalado.
Sergio tiene una opinión crítica sobre los escritores.Es escéptico y cruel.Siempre dice que la tarea del escritor es insalubre y que por vanidad o desprecio se termina en la prostitución literaria."Uno se expone ante personas que no conoce.Nunca vas a saber quiénes son,qué hacen,a qué hora descansan.Saben todo de nosotros,hablan y opinan con soltura,critican,insultan,aconsejan y se dejan llevar de las narices por los críticos",me decía mientras volvía a servirse una doble medida de brandy."Mis libros nadie los lee.La gente cada vez lee menos.Yo sí leo los suplementos literarios y las revistas de cultura.¡Me dan mucha risa.Las editoriales son las que arman las críticas,compran los espacios e inventan la venta de los escritores que ellas representan!.¡Nadie vende 60.000 ejemplares en una semana!".Se sirve otra vuelta.Yo sigo con la primera copa."¡Vos creés que alguien lee a Kafka,a Proust,a Kipling, a Emerson...a tú Hemingway!.Nadie.NADIE MI AMIGO.Pero todos opinan.Vos tenés la enfermedad del posteo sobre ese indecente que se cagó en todos.Ya te dije que a mí no me interesa,pero le reconozco un mérito:se supo vender.A la gente le gusta que los escritores sean unos hijos de puta.Los mansos con cara de boludos fracasan.Para que te lean tenés que vivr escandalosamente.Mandarte una cagada tras otra y después otra más cada vez que publicás un libro.Del resto se encargan los agentes literarios".
Permanecí callado."Esta noche estámos solos y charlamos tranquilos",me había dicho.Sergio quería gritar,ser escuchado.Lorenza no lo entendería.
Tiene razón.Esto de ser escritor termina con uno y con las pocas páginas que nadie recuerda.Se levantó de la reposera.Caminó hasta la piscina. Recordé:"El otro día me zambullí casi dos kilómetros bajo el agua...Y sentí necesidad de quedarme allí.Era agradable".Lo había dicho Hemingway, en una charla informal,el año de su muerte.Sergio volvió a su lugar.Bebí el último trago y permanecí en silencio.

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