ENTRE AMIGOS Y EN SILENCIO
Siempre hay que buscarle el pelo a la leche. Siempre la mala leche. Siempre acusar y dejar al otro tirado, golpeado,desangrado.Basta con saber que tiene méritos suficientes para alcanzar el éxito, que lo suyo está cercano a la fama, que alguien levantó su nombre en lo alto de la marquesina, para comenzar a degradarlo, a hurgar su persona, a destruirlo. Ahora le toca a Günter Grass, que cometió el error de confesar un momento trágico de su vida. A los 17 años nadie sabe muy bien cuál es su destino.Pero antes, a cuántos se les perdonó el silencio. Cierta vez, Hemingway se negó a que le presentaran a Camilo José Cela. Ernest dijo:no me reúno con traidores.Hemingway conocía muy bien que el español, en el peor momento de la Guerra Civil, se ofreció como delator a cambio de un traslado militar y que, a su vez, se transformó en cesor de las obras artísticas en aquellos años del cuarenta. A esos mismos españoles les criticó no haber defendido a Federico García Loca, que lo mataron por ser "de izquierda, homosexual y poeta".Hemingway nunca le perdonó a Cela que haya justificado su apoyo al régimen diciendo:"me hice censor para poder comer".Son muchos también los que sostienen que Hemingway hizo culto de la amistad a su manera. Lamentablemente, los que alguna vez lo acompañaron, tarde o temprano se transformaron en enemigos. Entre ellos podemos citar a Ring Lardner, Francis Scott Fitzgerald, Ford Madox Ford, Getrude Stein, John Dos Passos, William Faulkner, Percy Wynsham Levis, Harold Acton, Clifford Barney, Gerald Murphy, Silvia Beach, Shewood Anderson, James Joyce, Ezra Pound, quienes sintieron desprecio hacia este Hemingway, impulsivo y déspota. Todos y cada uno tienen marcas y el tiempo,como siempre, será el encargado de decir la verdad.
1 comment:
Para ser tan intangible, el tiempo es el mejor juez...
Buen descubrimiento, Saludos.
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