La siempre desubicada de mi ex-esposa Tessie y su encendido Luiggi, ahora están en Venecia -¡qué menos!-,tratando de vivir a pleno y alejados de las guerras, la capa de ozono, la lucha contra el Sida, y la desnutrición infantil. Ellos son pura energía y sexo, puro amor y aventura. El italiano, sin embargo, no es tan frívolo como Tessie, debe ser por eso de la educación europea o algo todavía de respeto por sí mismo. Luiggi acaba de llamarme telefónicamente con un acento más castellano que otras veces. Me dice que estuvo en el Harry's Bar y allí encontró una foto de Ernest Hemingway firmada de puño y letra. Habló entonces con el camarero y éste le dijo que el norteamericano junto a Francis Scott Fitzgerald y Truman Capote, eran los estadounidenses más famosos que visitaron el restorán, situado junto al Gran Canal. Le agregó que los Arrigo Cipriani, siempre comentaban que Hemingway, comía el Carpaccio hasta llenarse y que bebía los Garibaldi, un cóctel a base de Campari y jugo de naranja, en cantidades desatinadas.
La historia del carpaccio -un plato de finas láminas de carne cruda nacido en los años treinta y bautizado con el nombre del gran pintor veneciano del finales del quattrocento, Vitore Carpaccio-, tiene su origen en el pedido de un aristócrata que visitó el restorán y le pidió a Cipriani un plato a base de carne cruda. Cipriani le preparó un láminas finísimas de carne de buey y le agregó salsa de mayonesa aderezada con mostaza y salsa Worcestershire. Cuando le preguntó al comensal el nombre de ése plato, Cipriani miró la reproducción de un cuadro que había en el salón y respondió:"Carpaccio...Carpaccio".
Lo peor de todo es que Luiggi y Tessie, después de comer carpaccio, dijeron que preferían la carne asada y las papas fritas.
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