MARLENE, POR SIEMPRE MARLENE
"No necesitábamos sexo para amarnos. Estábamos más allá del sexo". Así le dice Marlene Dietrich a Maximilian Schell sobre Hemingway, en una escena documental del film Marlene(1985). La diosa tenía entonces 82 años y vivía sola en París. Atrás quedaban las historias de camas revueltas y compartidas. Muy lejos parecía esa época de contratos donde se incluía la letra chica de la moralina, donde nada se revelaba y estaba prohibido hablar o murmurar.Ella aguijoneaba:"En Europa no importa si eres hombre o mujer:hacemos el amor con quien nos atrae".Y mientras Hemingway se afeitaba en el baño, ella desnuda charlaba con su mujer que se duchaba en la tina. Claro está que para Marlene la fidelidad no existía. Así pasaron como soldaditos en fila: Gary Cooper, James Stewart,Eric María Remarque,Jean Gabin,Orson Welles,George Raft,Ray Milland,Fritz Lang,Michael Wilding y algún otro pez de alguna pecera.Hemingway la adoraba, la consultaba, le leía sus textos y hasta le pedía asesoramiento por ciertos contratos. Ella fue escandalosa y despiadada, el estilo de mujer que Ernest siempre quiso tener.
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