Saturday, August 26, 2006

TRUCHAS AL VINO BLANCO

"Uno ,a veces, calla las cosas porque no sabe si el otro es un lengua larga. A usted puedo contárselo porque ya pasaron veintiseis años y el tipo se murió.Yo tenía un restorán en San Martín de los Andes, por allí circulaban todos porque yo preparaba unas truchas al vino blanco que nadie se las perdía. Una noche llegó un americano con un muchacho más joven que se sentaron medio escondidos. El mozo me dijo:"El yanqui es puto". Yo le hice una seña para que siguiera con los comensales. El mozo volvió e insistió:"Se llama Gregorí o Grescomi, no entendí bien". Nuevamente lo apuré para que continuará. Bueno...al rato se levantó un comerciante que siempre cenaba en el restorán y vino hasta la barra:"Don Pedro, ese tipo que usted ve ahí es el hijo de Ernest Hemingway, el escritor norteamericano que se suicidó...el que escribió El viejo y el mar".¡Sí, lo conozco,le respondí."A Hemingway o al hijo".A los dos...a los dos,hombre.Cuando terminaron de cenar le dije al mozo que les llevara una botella de champagne. El mayor se levantó y vino a agradecerme: "Mouchas Grracias, mai nombre es Gregory Hemingway". Le di la mano y me agradeció nuevamente".
En el año 1980, Gregory Hemingway visitó la Argentina para pasar un período de pesca en San Carlos de Bariloche y San Martín de los Andes.
Pedro Damiani vive en Coronel Suarez (Buenos Aires) y me mandó este relato por mail.

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